Él camina por la vida sin miedo.
Es un niño lleno de vitalidad.
Es muy feliz.
Como casi todos los niños sabe jugar todo el tiempo. Cualquier cosa es un pasatiempo. Desde una farola hasta un hilo que sale de una de las alfombras de su casa.
Ella no sabe todo lo que pasa en el mundo.
Sólo sabe lo que ocurre cerca de él. En su mundo.
Nunca ha escuchado la palabra horror, ni las frases de odio y desdicha que muchos mayores dicen a su alrededor. Él aunque esté delante no las oye. Sólo sonríe mientras que en su cabeza suenan canciones aprendidas en el colegio.
A pesar de que mira los telediarios con sus padres y abuelos, ella no entiende lo que dicen. Lo que aparece en la pantalla del televisor es aburrido. No tiene por qué prestarle atención. No es fundamental en su corta vida.
No entiende por qué los adultos se concentran tanto en lo malo que aparece en las noticias.
El tiempo no existe para ella. El tiempo no es más que algo que los mayores le dicen:
- Vamos, que es tarde… Date prisa, que no llegamos… Vístete ya… Que es la hora de comer…
Él aún piensa que las noches son eternas y que el tiempo se puede utilizar a su antojo:
– “Pues si no quiero que se acabe la noche, me quedo todo el tiempo, viendo dibujos en la tele…”.
Ella juega a ser mayor, porque es divertido.
Él no es más que un niño.
Ella no es más que lo que tú fuiste no hace tanto tiempo.
¡Recuérdalo!
Aprende de aquel niño. Despreocúpate.
Sé un niño.
Es un niño lleno de vitalidad.
Es muy feliz.
Como casi todos los niños sabe jugar todo el tiempo. Cualquier cosa es un pasatiempo. Desde una farola hasta un hilo que sale de una de las alfombras de su casa.
Ella no sabe todo lo que pasa en el mundo.
Sólo sabe lo que ocurre cerca de él. En su mundo.
Nunca ha escuchado la palabra horror, ni las frases de odio y desdicha que muchos mayores dicen a su alrededor. Él aunque esté delante no las oye. Sólo sonríe mientras que en su cabeza suenan canciones aprendidas en el colegio.
A pesar de que mira los telediarios con sus padres y abuelos, ella no entiende lo que dicen. Lo que aparece en la pantalla del televisor es aburrido. No tiene por qué prestarle atención. No es fundamental en su corta vida.
No entiende por qué los adultos se concentran tanto en lo malo que aparece en las noticias.
El tiempo no existe para ella. El tiempo no es más que algo que los mayores le dicen:
- Vamos, que es tarde… Date prisa, que no llegamos… Vístete ya… Que es la hora de comer…
Él aún piensa que las noches son eternas y que el tiempo se puede utilizar a su antojo:
– “Pues si no quiero que se acabe la noche, me quedo todo el tiempo, viendo dibujos en la tele…”.
Ella juega a ser mayor, porque es divertido.
Él no es más que un niño.
Ella no es más que lo que tú fuiste no hace tanto tiempo.
¡Recuérdalo!
Aprende de aquel niño. Despreocúpate.
Sé un niño.