miércoles, 23 de febrero de 2011

Abrazos



Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.

Imagina que te transformas en un oso.

Estás tumbado en el césped de un gran bosque.

Observa el paisaje.

Te rodean altas montañas y altos árboles.

A tu lado, hay un riachuelo, con peces saltando.

Todo está en calma.

Te levantas y caminas despacio.

Todo tu cuerpo se mueve al andar.

Estás muy tranquilo.

Sigues el riachuelo y llegas a la entrada de una cueva.

Tú casa.

Allí te espera otro oso, que está de pie y con las patas delanteras en cruz.

Te acercas sigiloso.

Te pones en pie delante del otro oso y le abrazas.

Siente como te llenas de energía y calor.

Os quedáis abrazados un buen rato, con los ojos cerrados.

Al abrirlos, te das cuenta de que ya no eres un oso. Vuelves a ser tú, pero aún abrazas al oso.

El oso sigue abrazándote y dándote su energía.

Respira profundamente una vez.

Abre los ojos.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Nunca Es Tarde

¿Tienes un sueño?

Imagino que la respuesta es que sí.



Todos y todas tenemos sueños y deseos.

De hecho, nuestro mundo y todo lo que nos rodea se creó gracias a los sueños y deseos de cada uno de nosotros.



Si estás vivo, tienes un sueño.



Aunque pienses que ya ha pasado el tiempo para ti, que ya no tienes edad o que no te mereces lo que deseas, créelo: Ahora, es el momento adecuado.



¡Ve hacía tu sueño!

Nunca es tarde por ejemplo, para ser escritor o para ser madre. J. Saramago o A.R. Quintana son buenas muestras de ello. No importa que tengas más de sesenta años o más de cincuenta. Tú eres lo que tus pensamientos crean. Y ahora mismo, con ellos, estás creando tu futuro.



Los sueños nunca se terminan.

Son una bocanada de aire fresco. Un suspiro tranquilizador. Una mañana de descanso reparador. Son parte de tu vida. De nuestra vida.



Aún tienes tiempo de hacer lo que deseas. Aún tienes tiempo, porque estás vivo. Estás viva.



Si tienes los sueños aparcados dentro de ti, despiértalos. Son parte de ti mismo, y siguen ahí.



¿Recuerdas lo feliz que te hacía tocar la guitarra todas las tardes?

¿Recuerdas lo bien que te sentaba pintar cuando estabas triste?

¿Recuerdas las esperanzas que tenías en tus grandes sueños?



Sabías y creías que un día seguirían formando parte de tu vida. Aún creías en ti y en lo que hacías. Aún le hacías caso a tu intuición…



Aún no es tarde para ello. Nunca es tarde.

Abre los oídos de nuevo. Escúchate. Vuelve a sonreír. Vuelve a motivarte.

Tú eres el guardián de tus propios sueños.

Date una tregua y recupéralos.

Nunca es tarde :)

miércoles, 9 de febrero de 2011

Complejos

Las creencias que tenemos sobre nosotros mismos, nos hacen ser de una manera determinada.
Somos muchos los que tenemos, o hemos tenido, complejos por nuestro aspecto físico o por cualquier otro motivo.

Tener esos complejos en ocasiones, nos para o no nos permite avanzar como deseamos.

No somos perfectos, y sin embargo en los anuncios de televisión, por ejemplo, o en los programas y revistas, suelen aparecer personas que lo parecen. Nos venden cremas para las arrugas, reafirmantes, tintes de pelo, maquillaje, comida o pastillas que nos ayudan a no engordar o que nos adelgazan.

Vivimos rodeados de todos esos estímulos, que nos hacen creer que tenemos que ser como las personas de los anuncios.

Nuestros complejos se multiplican, que aunque en muchos casos no son reales, se acomodan en nuestro día a día, y nos hacen actuar y pensar de determinada manera.

Los complejos nos reclaman todos los días, para que nos miremos en el espejo sin ganas, para compararnos con aquel que nosotros creemos que tiene éxito, y sentirnos inferiores y poca cosa.

Tendemos a idealizar lo que no somos o lo que no tenemos. Pensamos que lo de fuera es mejor que lo que vemos en nosotros mismos o en nuestro entorno más cercano.

No eres perfecta.

No eres perfecto.

No tienes porque serlo.

Te animo a que dejes atrás los complejos y te quieras y te respetes.

Todos los días, después de ducharte, mira tu cuerpo entero desnudo en el espejo,

Mírate primero, de modo global y luego céntrate en lo que no te gusta, y míralo como miras a alguien que quieres, ya sea tu pareja, tu hijo o tu nieta.

Focaliza ese cariño en esa zona que te incomoda de ti mismo.

Mírate con ese amor durante unos minutos, y descubre tu cuerpo como algo nuevo y positivo.

Poco a poco y día a día, podrás ver lo que realmente tienes delante de ti. Lo que se refleja en el espejo sin malestar y sin complejos.

Recuerda: ¡Eres una persona maravillosa!

¡Quiérete!

miércoles, 2 de febrero de 2011

Viaje Relajante



Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.

Imagina que estás sentando en un autobús en marcha.

Dentro el tiempo se ha detenido.

El autobús no va a ningún destino y no tienes prisa ni horario por llegar a alguna parte.

En el autobús viajan otras personas, que están igual de calmadas que tú.

Vais sentados de uno en uno, mirando por la ventana.

Respira profundamente una vez.

Siente el movimiento del autobús y el ruido del motor. Es lo único que se oye.

Vais pasando por diferentes paisajes relajantes.

Observa:

Nubes altas, cielo azul y grandes montañas que no abarcan toda tu visión, te acompañan en este momento. Imagina que cierras los ojos y disfrutas del traqueteo del autobús.

Cuando abres los ojos, el paisaje ha cambiado.

Observa:

El mar azul se confunde con el cielo y está comenzando a atardecer. Mira con detenimiento el agua: hay delfines saltando y gaviotas sobrevolando la escena.

Respira profundamente una vez e imagina que cierras los ojos. Al abrirlos, el traqueteo del autobús se ha convertido en un leve vaivén y te rodean cientos de estrellas.

Ya es de noche, y el autobús está suspendido en el cielo.

El cristal de la ventana ahora, es moldeable y lo puedes atravesar con tu mano.

Coges una estrella y la llevas al autobús.

Observa el resplandor de la estrella en tu mano.

Aprieta tu mano con la estrella dentro y cierra los ojos.

Llénate de toda la energía de la estrella.

Cuando abres la mano y los ojos, la estrella ya no está, solo estás tú, que brillas ahora, igual que la estrella.

Respira profundamente tres veces.

Abre los ojos.