miércoles, 27 de abril de 2011

Evasión

Cierra los ojos.
Respira profundamente tres veces.

Imagina que estás sentado en el salón de tu casa, viendo postales.
Hay muchas en la mesa, y tú tienes las que más te gustan en la mano.
Vas pasando postal por postal.
Sintiendo el tacto de la foto, y percatándote de todos los estímulos de la habitación.

Llegas a la postal del lugar preferido para ti.
Céntrate en el paisaje.
Observa cada detalle.
Imagina el sonido que hay en ese mágico lugar.
Con los ojos cerrados, respira profundamente una vez.
Sujetando la postal en la mano, desea estar allí, dentro de esa foto.

Escucha…
Un leve murmullo te hace abrir los ojos.
Observa…
Allí estás. En ese sitio al que deseabas ir.
Miras cada rincón.
Todos tus sentidos están alerta.
Respira profundamente una vez.
Te sientes feliz. Sonríes.

Hace mucho tiempo que deseabas estar aquí.
Ya lo estás.
Disfruta de la sensación de alegría y de calma que ahora mismo experimentas.

Estás en ese rincón del mundo que tanto te gusta.
Quédate ahí cuanto quieras.
Puedes moverte hacía donde desees y hacer lo que más te apetezca.
Si estás en una ciudad, puedes andar por sus calles. Si has elegido un paisaje montañoso con nieve, puedes esquiar por la pendiente. Si estás cerca del mar, puedes darte un baño revitalizante.

Estás ahí.
Ahora.
Es tu momento.

Respira profundamente una vez.
Abre los ojos.

miércoles, 20 de abril de 2011

Leer Ayuda

Hay muchas personas que piensan que los libros que te dan claves para cambiar, no ayudan.

Los llamados libros de autoayuda, han generado muchos simpatizantes, pero también muchos detractores.

A mí, personalmente, los libros me han ayudado. Aunque no solo los positivos. También otra clase de literatura, como los comics, los cuentos, las novelas, y los libros de psicología entre otros. Somos lo que somos también, por lo que leemos.

Lo importante, es leer de todo y quedarse con lo que más nos conviene a  cada uno.

Vivir una novela de aventuras, te sumerge en otro mundo. Leer comics te hace pasar un buen rato. Estudiar algún tema que te motive, te amplia la mirada a otros puntos de vista. Y leer como otras personas, te ofrecen sus experiencias y técnicas, para cambiar  determinados hábitos, te refuerza a cambiar algunos aspectos de tu vida, que no sabias como hacerlo.

Siempre me ha gustado mucho leer (al igual que escribir), y cuando era adolescente, comencé a leer una clase de libros, para buscar una ayuda en ellos o un apoyo en mis inquietudes. Recuerdo, que a algunas personas de mi entorno, no les gustaba aquello y pensaban que cualquier cosa que decía en sentido positivo u optimista provenía solamente de esos libros. Lo qué, claro está, no era cierto. Con los libros aprendemos y cada uno, se va quedando con las partes que le interesan. Es como decir, por ejemplo, que por leer una novela negra, te vas a convertir en psicópata… no tiene mucho sentido.

Si somos críticos con lo que leemos, y aplicamos lo que nos dicen los libros, sabremos qué aspectos nos sirven a nosotros y cuáles no.

Te animo a que leas con mentalidad abierta. Sin creerte todo lo que leas. Antes de eso, busca en muchos sitios informaciones parecidas, experimenta lo que te dicen los libros, y si te gusta y te va bien, entonces interiorízalos como algo tuyo.

Ya sabes: ¡Leer ayuda! :)

miércoles, 13 de abril de 2011

Creerse Sano

¿Te sientes sano?
¿Piensas que tu salud, es lo suficientemente buena?
¿Eres una persona feliz?
Si has respondido que no a las tres preguntas, puede que haya llegado el momento de comenzar a creer en tu salud y en ti misma. Comprender que se tiene un “problema” de salud, es el primer paso para que tal problema, deje de serlo.

Hay personas que se quejan todos los días de sus dolencias o de sus limitaciones, pero cuando se les ofrece una ayuda, o tienen la oportunidad de cambiar las cosas, no lo hacen. Piensan que no pueden hacerlo, que nada bueno les pasa y que su vida seguirá siendo tal y como es.

Hay problemas de salud tanto a nivel físico, psicológico, como emocional.

Una persona está sana, cuando lo está a todos los niveles, ya que somos un todo. No somos un hígado, o una mano o una obsesión, o un sentimiento de tristeza. Somos un conjunto global y nuestro cuerpo físico, está íntimamente unido a como nos sentimos, a como creemos que somos, y a como nos relacionamos. Porque para sentirnos sanos, también es muy importante que las relaciones sociales que establezcamos con los demás, sean saludables.

Después de darnos cuenta de que tenemos un problema de salud, lo siguiente que tenemos que hacer para comenzar a sanar, es hacernos responsables de nuestro estado de salud. Si pensamos que nosotros no podemos hacer nada para cambiar, entonces partiremos derrotados. Nos faltará motivación para el cambio, ya que dejaremos que el exterior nos sane (cosa que tal vez no ocurra del todo, ya que por mucho que, por ejemplo, tomemos medicinas para paliar los síntomas, si seguimos pensando en nuestra falta de valía, y continuamos tristes y sin energía, prolongaremos ese estado sin salud).

Y una vez que hemos decido cambiar, utilizaremos todos los medios a nuestro alcance, para que el cambio sea real y efectivo. Así por ejemplo, si nos ofrecen ayuda la aceptaremos (siendo conscientes de que el proceso de cambio, comenzará en nosotros mismos).


Por lo tanto… ¿Cuál es el “secreto” para mantener la salud?

Lo importante es creer que se tiene salud. Ese es el secreto, aparte de todo lo mencionado. Porque si creemos que estamos sanos y que somos personas sanas, podemos tener alguna limitación física, psíquica o sensorial, pero seguiremos siendo personas sanas a todos los niveles.

Te animo a que te observes, que apliques lo leído y al finalizar, te preguntes de nuevo:

¿Me sientes sano?
¿Mi salud, es lo suficientemente buena?
¿Soy una persona feliz?

Seguramente, el proceso aunque lento, terminará haciendo que tus respuestas sean afirmativas, porque ya sabrás y aplicarás el “secreto”: Creerse sano.

miércoles, 6 de abril de 2011

Habilidades Sociales

Somos seres sociales por naturaleza. Interactuamos unos con otros todos los días. Ya sea en casa, en el trabajo o en la calle.


Las habilidades sociales, abarcan un sinfín de conductas que solemos utilizar todos los días: desde que vamos a comprar el pan, hasta la charla de la noche con nuestra familia.






Pero no todos, tienen o hemos tenido, esas habilidades tan importantes para nuestro día a día.


Las habilidades se pueden modificar, pues se adquieren mediante la práctica. Es decir, se aprenden.


Nos percibimos como personas más competentes cuando nos damos cuenta de que nuestras relaciones con los demás son buenas. Esto hace que nuestra autoestima crezca.




Desde niños, aprendemos a relacionarnos, observando a otros. En un principio, imitamos lo que hacen por ejemplo, nuestros padres, abuelos o tíos, y poco a poco, vamos interiorizando esas habilidades como nuestras, añadiendo otras que hemos aprendido (o no) en nuestras propias experiencias.


Pero… ¿cómo llegar a ser una persona socialmente habilidosa?


1. En primer lugar tenemos que ser capaces de controlar los nervios, que una situación social nos puede generar. A veces, somos nosotros los que creamos expectativas ante un escenario determinado, creyendo por ejemplo que si hacemos tal o cual comportamiento, los demás nos evaluarán de modo negativo. Esto, nos genera ansiedad y al tener, por ejemplo, que hablar en público ante un gran auditorio, nos paraliza.


Aplicando técnicas de relajación y de respiración, nos ayudará a controlarnos.


2. Y en segundo lugar, aprender y aplicar las habilidades sociales más básicas. Como por ejemplo:


a. Iniciar, mantener y terminar una conversación.


b. Defender nuestros derechos de modo asertivo (frente a modos agresivos o pasivos). Se trata de actuar con respeto tanto a nosotros mismos como a los demás. Nuestras opiniones también cuentan y hemos de expresarlas de forma segura y confiada, evitando los conflictos que se puedan generar de modo directo y abierto.


c. Expresar sentimientos.


d. Comportamientos no verbales (Ojos, cuerpo, manos). No solo hay que aprender a expresar correctamente y de forma adecuada nuestros sentimientos por ejemplo, sino que también la interacción ocular, entre otros factores no verbales, son igual de importantes.


Por tanto, no solo es importante aprender a relajarnos a la hora de relacionarnos, sino que también lo es, tener un pensamiento positivo sobre uno mismo, para así tener más seguridad y confianza en nuestros actos.


Las habilidades sociales se aprenden, no son algo que no se pueda modificar. Cualquier persona es capaz de actuar de forma habilidosa.


Así que… ¿Por qué no empezar hoy a cambiar esas conductas que nos limitan (o que creemos que nos limitan)?


¡Este es el momento adecuado para comenzar el cambio!


¡Tú puedes!