miércoles, 29 de agosto de 2012

Ser Adulto


Cuando somos niños, deseamos crecer. En ocasiones, nos queremos parecer a los mayores que tenemos cerca. En ellos nos fijamos y nos formamos una idea de quienes seremos en el futuro.

También nos marcamos una forma de ser…

Los adultos no juegan. Hablan mucho. Se preocupan por casi todo. Y piensan que los niños no llevan nunca la razón.

Cuando eres pequeño, aprendes de los adultos que te rodean. La mayoría te enseña que la vida es dura y difícil… que hay que sufrir… lo quieras o no.

- Cuando seas mayor, lo entenderás – Decían – Mientras tanto, hazme caso a mí que se lo que te conviene.

No contar con la opinión de los niños o tratarlos como si fueran seres irracionales, no hace más que aumentar la distancia que existe entre adultos y niños…

Porque un adulto, no es más que tú mismo de pequeño, con unos años más.

La experiencia que tienes de ventaja con esos niños, es solo tiempo que has tenido la suerte en vivir, al nacer antes.

Pero en el fondo, no eres un adulto… sigues siendo ese niño que se fastidiaba cuando le obligaban a hacer algo injusto… o que se divertía con el hilo de una alfombra.

La psicología del desarrollo tradicional, enseña las diferentes etapas por las que pasa un niño, hasta llegar a ser adulto.

Son etapas rígidas, que nos alejan de la realidad del niño, y que nos puede hacer creer que los adultos, son más inteligentes o mejores que los niños.

Dividen las etapas por años físicos, especificando que puede hacer un niño de por ejemplo siete años y que no. Luego nos asombramos de la de cosas que un chico de esa edad puede hacer y pensar…

Tenemos ideas preconcebidas de casi todo y los estereotipos (o como creemos que será o actuará alguien por su aspecto, origen o edad, entre otros características) nos empujan a relacionarnos o a no hacerlo.

Ser adulto significa que has vivido más que un niño, pero no que hayas crecido más que él.

Ser adulto es ser el niño que fuiste y aprender de todos, independientemente de la edad o de las ideas que tuviéramos de antemano.

Ser adulta es ser feliz y saber que aquella magia en la que creías de niña, sigue existiendo.

Acércate a los demás sin estereotipos.

Se adulto.



miércoles, 22 de agosto de 2012

Conoce tu mente



Llevas años con tu cuerpo. Seguramente, ya sabes qué hacer cuando te duele, por ejemplo, la cabeza. O cuando te sientes cansada por el largo día.

Es posible que tengas una rutina establecida, que tampoco piensas mucho.

Te sientas en el sillón más cómodo. Respiras profundamente y pones la televisión, mientras relajas toda la tensión acumulada a lo largo del día.

Tu cuerpo ya está más tranquilo… Pero… ¿Y tu mente?

Tus pensamientos siguen con la marcha frenética de la jornada, y no te dejan estar lo tranquilo que desearías.

Tal vez, el dolor de cabeza, se acentúe…

¿Qué haces en estos casos? ¿Qué estrategia o rutina sigues cuando tu mente no descansa y te bombardea con imágenes pasadas o pensamientos que no te relajan?

Te animo a que los contrarrestes con relajación y afirmaciones positivas.

Y si ves que no te funciona, paciencia…

Entrenar el cuerpo requiere tiempo… entrenar la mente también.

Cada vez que tu cabeza no deje de pensar. En cada ocasión que te haga aumentar tus dolencias y miedos, repite para ti:

“Hoy es un día mágico.
Me lo voy a tomar con calma.
La vida es maravillosa.
Todo está saliendo bien”.

Repite las frases de modo individual y utiliza las que más te gusten o te ayuden en relación a la situación que quieres solventar.

Tú tienes el poder de llegar a tener tranquilidad en todo tu cuerpo y en tu mente.

Aprende a escuchar tu mente.

Hazle caso, como si de un dolor de espalda se tratara.

Ponle solución a tus pensamientos recurrentes.

Conoce tu mente.



miércoles, 15 de agosto de 2012

Sincronicidad

La magia existe… Eres tú misma, atrayendo todo lo que te conviene y desechando lo negativo.
Tú eres la magia que hace, que en muchas ocasiones, las cosas parezcan ocurrir por casualidad.
La casualidad no existe. Existe la causalidad. Piensas en que deseas encontrar una moneda en el suelo, por ejemplo, y la encuentras…
Causa y efecto.
Antes no me daba cuenta de modo consciente de esas circunstancias que parecían sincronizarse con mis pensamientos.
A pesar de tener esa capacidad, no la utilizaba para mi conveniencia, sino que dejaba que mi mente creara una realidad que yo no deseaba.
Aquello pasaba, porque no hacía más que repetirme una y otra vez, las cosas que no quería que me pasaran… como si de un imán se tratara, aquello que pensaba, se hacía realidad…
Si tenía miedo a una situación, terminaba ocurriendo. Si creía que no sería capaz de hacer algo, terminaba por no hacerlo, aunque todas las señales apuntaran en la dirección adecuada.
El miedo paraliza. Nos guarda dentro de una cueva y nos alimenta con sus ideas irracionales… Nos hace apegarnos a nuestras obsesiones y no nos deja avanzar.
La sincronicidad ocurre, cuando nos dejamos fluir. Cuando desterramos esas ideas y esos deseos que realmente no queremos… cuando dejamos de pensar que no seremos capaces, que la vida no es maravillosa, que no merecemos ser felices…
Cada día nos atamos una piedra a la cintura, y cada día nuestros pasos son más y más lentos.
Imagínate con una gran cantidad de rocas atadas con cuerdas, alrededor de tu cuerpo.
Cada una de esas piedras son tus miedos y tus deseos negativos. Aquellos, que cuando no quieres que pase algo, piensas: “No voy a encontrar lo que busco”, “Que no me toque a mí”...
 Visualiza como una a una, desatas las rocas que te paralizan y como tu paso se hace cada vez más ligero.
Vas dejando atrás esos miedos que te atan.
Te sientes liberado.
Ya estás preparada para observar las coincidencias que no son tales… para disfrutar de los momentos que antes te perdías.
Hoy camina pendiente de tu alrededor. Y fíjate en las sincronicidades.
Te llevarás gratas sorpresas…
Disfruta del día.


miércoles, 8 de agosto de 2012

Sumérgete En Ti



¿Has pensado cómo te gustaría ser y estar dentro de diez años?
Seguramente deseas estar y sentirte sano, que todo te vaya bien y no tener problemas.
El futuro lo creas en el presente. Los pasos para llegar a esos deseos del mañana, tienen que comenzar hoy.
Las quejas de tu yo futuro, porque no tiene por ejemplo, suficiente salud, es responsabilidad tuya. Aquí y ahora.
“Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Imagina que estás cerca de un inmenso lago. Alrededor no hay montañas, solo una larga extensión de tierra y césped, que acuna ese agua estancada.
Estás de pie delante de la orilla del lago.
Siente cada parte de tu cuerpo. Nota que realmente estás ahí.
El viento roza tu cara, escuchas el murmullo del agua… te sientes relajada y muy tranquila.
Respira profundamente una vez.
Inclínate hacía el agua y observa tu cuerpo.
Esa persona que te mira desde el agua cristalina, eres tú en estos momentos de tu vida. Con tus imperfecciones y virtudes. Con tus dolencias y temores. Con tus deseos y aptitudes.
De repente, un viento helado atraviesa la laguna.
Tienes que cerrar los ojos para que no te entren briznas de hierba en los ojos.
Cuando consigues abrir los ojos por completo, vuelves a mirar dentro del lago.
La imagen que veías de ti mismo, ya no es igual.
En esos instantes de brisa fuerte, han pasado unos años, y tu reflejo es ahora de ti misma dentro de unos diez años.
Obsérvate. Tu cuerpo sigue sano y esbelto. Tu cara denota felicidad y tranquilidad.
Parece que tus dolencias o problemas, han desaparecido.
Te gusta mirarte y te sonríes.
Eres una persona afortunada.
Abre los ojos”.
Recuerda que tu yo futuro, tu salud de mañana, la creas hoy.
No te estanques y actúa para que esa visualización que acabas de tener se haga realidad.
Solo tenemos un cuerpo y una mente. Y es nuestra responsabilidad mantenerlo sano y fuerte por muchos años.
Si ves que tienes ahora algunos dolores, hazles caso y reacciona.
Comienza a caminar más, a alimentarte mejor y a tener unos pensamientos más constructivos y positivos.
Tu yo de dentro de diez años te está esperando, sonriéndote.
Sumérgete en ti.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Pensamientos


Una de las cosas que más nos paraliza, son nuestros pensamientos.
Pero, ellos también nos empujan hacía una meta y nos motivan para actuar.

Hemos de elegir bien lo que deseamos pensar.

Las obsesiones nos roban tiempo y energía.

Imagina la de cosas que podrías hacer, si dejaras de tener esos pensamientos repetitivos…

Nada es como aparece. Tú no eres como crees ser.

Si piensas que no vales nada… ten por seguro que tu pensamiento está equivocado.

Eres una persona valiosa y muy especial.

Estás aquí y ahora, y tal vez, estás deseando cosas o personas que no forman parte del presente. Tan solo de tus pensamientos recurrentes.

Las necesidades las creamos nosotros. Tal vez sientas, que necesitas esos zapatos para ser feliz, o volver a ver a esa persona que no te convenía...
Bien… Pues mientras pasan todos esos pensamientos por tu cabeza, en tu mundo real, justo delante de ti, ahora mismo, están ocurriendo acontecimientos maravillosos.

Asómate a la ventana y observa.

El cielo, las nubes, el sol, las estrellas… están ahí todos los días, aunque tú no les prestes atención. Y forman parte de tu vida actual… pero mientras te obsesionas con el pasado, o con lo qué será, no puedes disfrutar de su visión…

Esta es la vida que tienes y es genial.

Cada día es mágico.

Y siempre hay momentos especiales, esperando a que te des cuenta de que están ahí.

Abre los ojos.

Observa tu mundo.

Disfruta de cada minuto como si fuera el último.

Hoy es un día mágico.

Bienvenido a tu día.