miércoles, 25 de diciembre de 2013

Risas y Abrazos

A veces nos agobiamos sin motivo. A pesar de que pensamos, que tenemos todo para ser felices, hay ocasiones en las que no estamos bien.
En estas fiestas suelen suceder sentimientos contrapuestos. Por una parte, nos sentimos alegres en compañía de nuestros seres queridos y por otra, es posible, que nos enfademos y discutamos a menudo.
Existe una forma de ser feliz y de estar bien con nosotros mismos y con los demás. Puede que nos cueste algo de trabajo al principio, pero te aseguro que si lo practicas todos los días, conseguirás eso que te propones: estar y ser más alegre.
La risa es un bálsamo que nos cura las heridas. Seamos como seamos, el reír a carcajadas, nos hace relajarnos y disfrutar del momento.
Lo mismo sucede con los abrazos. Quizás seas de una de esas personas que les cuesta expresar sus emociones, sin saber, lo sencillo que puede resultar acercarse a otra persona y abrazarla. Y me refiero a un abrazo “de verdad”, es decir, un abrazo en el que tus brazos rodean al otro y dura más de un breve instante.
Los abrazos también son curativos. El contacto físico y la risa, te pueden hacer olvidar las preocupaciones y los miedos.
Sabes que eres una persona maravillosa. Tienes tus cosas… como todos y como todas. Tal vez crees que no mereces ese abrazo o esas risas, pero créeme, las mereces.
En estas fiestas hay muchas reuniones de amigos y familiares y se ofrecen algunos que otros regalos físicos, pero… ¿Has dado ya un fuerte abrazo a esa persona especial que tanto te agrada? ¿Te has desecho de los malos rollos y pensamientos recurrentes, y te has reído hasta de tu propia sombra?
Si no lo has hecho todavía, estás a tiempo. Este es tu momento. El instante idóneo para ser feliz, para reír, abrazar, disfrutar del ahora...
Todas las heridas se cicatrizan. Todos los miedos se esfuman en algún momento.
Eres una persona muy afortunada.
¿Te lo vas a perder?
Déjate llevar y rodéate de Risas y Abrazos.
¡Sé feliz!



miércoles, 18 de diciembre de 2013

Dale la vuelta

Cuando estamos pasando por malos momentos, cualquier cosa que nos ocurre, suele ser interpretada por nuestra mente, como negativa.
Sea como sea, nuestros pensamientos y nuestro estado anímico nos paralizan y nos hacen infelices.
Últimamente he leído a detractores del pensamiento positivo, señalando que con este pensamiento no estamos dentro de la realidad y que nos hace no enfrentarnos a los acontecimientos difíciles. Aducen que la psicología positiva en particular, es una invención y que con ella no aprendemos a ser capaces de afrontar las experiencias negativas y nos convertimos en personas que viven en un mundo irreal.
Como muchos de vosotros ya sabréis, aplicar los pensamientos positivos en nuestro día a día, nos puede ayudar a estar más felices y a sentirnos más estables emocional, física y psicológicamente. Pero eso no quiere decir que dejemos de afrontar por ejemplo una pérdida o una desilusión sin expresar nuestras emociones (sean las que sean).
El pensamiento positivo no cura enfermedades físicas o de otro tipo, pero ayuda (y mucho) a que nos sintamos mejor e incluso a que la sanación llegue a nuestras vidas.
Por supuesto que nada actúa en solitario. Sólo con medicinas (sin otro apoyo emocional, físico o psicológico) no sanaremos completamente.
Y es que la salud, como la define la Organización Mundial de la Salud, “es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Por lo tanto,  abarca tanto lo físico, como lo psicológico y emocional, y lo social. Cuando hay equilibrio en estas tres áreas, podemos decir que somos personas sanas.
Cuando no prestamos atención a nuestros sentimientos y pensamientos, y sólo nos centramos en sanar el cuerpo físico, es fácil volver a caer enfermo, ya que los pensamientos influyen sobre nuestro cuerpo y nuestra mente.
Cuando decidimos hacernos conscientes de nuestras limitaciones y actuar para superarlas, estamos afrontando la situación de forma activa.
Tú puedes darle la vuelta a ese acontecimiento que te está pasando y decidir afrontarlo de manera activa, positiva y constructiva para ti.
Por supuesto, nunca dejes de expresar tus sentimientos, sean de tristeza, de miedo o de alegría. Ese es el primer paso para el cambio. Todos podemos llorar, caer y sentirnos tristes, y todos y todas, también podemos (después de pasar el duelo o la pena), levantarnos y decidir cómo afrontar esas situaciones.
Hoy te ánimo a que sigas siendo una persona positiva o, si no lo eres, a decidir aquí y ahora a darle la vuelta a tus experiencias y ser activo y positivo frente a estas.
Tú puedes darle la vuelta a lo que no te gusta.
Tú tienes la capacidad de afrontar de modo activo esos problemas diarios.
Ya sabes:

Dale la vuelta.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Contacto visual


¿Cuántas veces has hablado a otra persona, sin mirarla a los ojos?
Seguramente unas cuantas...
Ya sea por vergüenza, por dejadez o por cualquier otro factor, esa falta de habilidad social, nos hace alejarnos de nuestro receptor y no conseguimos transmitir el mensaje que deseamos ofrecer de modo adecuado.

Cuando era adolescente tenía mucho temor a relacionarme con los demás y solía hablar en voz casi imperceptible, con la cabeza algo agachada y sin mirar nunca a la persona que tenía enfrente.
Yo por aquel entonces, sabía que deseaba cambiar aquella forma de actuar, y de hecho lo intentaba cada día, pero esa fobia, me hacía resguardarme rápidamente en mí misma.
Más tarde pude comprender, que adolecía de habilidades sociales, las cuales y para mi bienestar, se pueden aprender, y así lo hice.

Cuando poseemos los instrumentos necesarios para desenvolvernos, la vida se hace más fácil.
Imagina que eres un cocinero sin utensilios de cocina… Puedes intentar hacer alguna comida, tal vez encender un fuego o calentar un alimento, pero en esas circunstancias, no podrás terminar el plato que tanto quieres realizar. Si no sabes que existen aquellas herramientas que te hacen falta, quizás, te quedarás en mitad de la habitación, o en una esquina, sintiéndote incapaz y creyendo que no vales para ser cocinero…
Sin embargo, si conoces que hay unos instrumentos con los que cocinar, sabrás que si accedes a ellos, podrás realizar el plato que te propongas y comprenderás que aquella circunstancia que te incomoda se puede modificar.

Con el contacto visual en particular y con las habilidades sociales en general, ocurre algo similar.
Si conoces las técnicas y aprendes a interactuar con otros de forma habilidosa, es casi seguro, que los demás entenderán mejor tu mensaje y que consigas aquello que te propones.

Aprender a mantener el contacto visual durante una conversación, hará que la persona a la que hablas, se sienta escuchada y segura.
A través de la mirada decimos muchas cosas. Ese lenguaje no verbal es a veces, mucho más importante que lo que expresamos verbalmente.

Todos y todas deseamos ser escuchados y atendidos. Cuando existe esa retroalimentación (es decir, cuando la otra persona sabe que la estamos escuchando) la comunicación se vuelve mucho más sencilla.
Hoy te animo a que pruebes a hablar a la próxima persona que te encuentres, mirándola a los ojos. Por supuesto, no mantengas la mirada prolongadamente ya que tu receptor, se podrá sentir incomodado.

Déjate llevar por tu intuición y mira a los demás a los ojos.
Seguro que tanto tú como las otras personas, os sentiréis más contentas y felices.

Comienza hoy mismo.

Ten contacto visual.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

Querer es poder

Todas las mañanas salgo a caminar.

Desde hace unos días, me cruzo en el camino con un hombre mayor que cojea. Va a su ritmo. No muy rápido pero tampoco muy lento y anda la misma distancia que hago yo.

Siempre que paso por su lado, me dan ganas de animarle. De hecho lo hago internamente.
Se nota el esfuerzo que hace, y aún así, sigue caminando.

La fuerza de voluntad, ese impulso que nos mueve hacía adelante y que nos hace subir escalones, es un motor interno que casi nunca falla.

Si eres capaz de pensarlo, eres capaz de imaginarlo y si eres capaz de ello, podrás hacerlo en la realidad.
Todo se reduce a algo muy sencillo:

Tú tienes esa fuerza y ese poder para avanzar. Si tú quieres y lo deseas, cualquier obstáculo que parezca que hay en tu camino, dejará de ser una gran roca, para convertirse en una pequeña piedra fácil de esquivar o de pasar por encima.

Desde pequeña, escucho esta frase:
Prefiero a un tonto con fuerza de voluntad, que a un listo sin ella”.
Y refleja muy bien el sentido del querer es poder…

Porque aunque seas muy inteligente si no te mueves, si no emprendes, si decides quedarte sentado esperando a que las cosas cambien, es casi seguro de que no lo harán.

Pero sí, aunque con tus limitaciones, optas por moverte, por hacer aquello en lo que crees, y por lo que te motiva, conseguirás lo que te propongas.

La bien manida afirmación: Querer es poder, expresa esa fuerza de voluntad que nos hace caminar todos los días, aún con esfuerzo. La que nos mueve a vivir cada día como si no hubiera mañana. La que nos enfrenta con nosotros mismos y nos hace ser cada día un poco más fuertes.

Siempre he creído en el poder de la fuerza de voluntad, que no es más que la motivación intrínseca que todos tenemos y que podemos llegar a desarrollar.

Gracias a ella (es decir, gracias a mí misma), estoy aquí ahora. Y la recompensa y el refuerzo de haberlo intentado es otro gran motor para seguir caminando.

Hoy os ánimo a ser como ese hombre con el que me cruzo todas las mañanas.

No penséis que es imposible, no digáis que no podéis hacerlo…
¡Simplemente hacedlo!

Haz aquello que deseas hacer. Muévete. Salta. Canta. Ríe.
Y sobre todo sigue soñando.

Recuerda:
Querer es poder.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

“La Muerte no Existe”


Hacía tiempo que no la veía.

Allí estaba ella.

Con su sonrisa casi imperturbable y sus ganas de vivir.

Me acerqué sigilosamente y le di un beso en su sonrosada mejilla.

- Cuántos días, separadas – Me dijo – He estado trabajando en unas ideas… Ven siéntate que te cuente.

Como si el tiempo realmente fuera solo una invención, me acurruqué a su lado.

- En este lugar, hay muchas cosas que hacer – Me señaló – Aunque creas que no hay vida, en la mayoría de las ocasiones, hay mucha más vida que en donde vosotros respiráis.

Sus manos suaves, se tocaban entre sí, con intención de expresar también de ese modo, la energía que se desprendía de allí.

- Me parece que el silencio tiene mucha más musicalidad aquí, que en tu realidad.

Poco a poco, fui escuchando el sonido de la nada.

Allí estaba ella de nuevo.

Más viva que nunca.

- El miedo solo está en tu cabeza – Expresó – No existe nada más que en tu mente.

Asentí.

- Ni siquiera son reales las preocupaciones ni la pena.

Quise hablar y decirle que en eso no llevaba razón.

Que la pena y la tristeza son igual de reales que aquella conversación.

Entonces me di cuenta.

No estaba realmente allí.

Todo aquello estaba sucediendo dentro de mí.

Ella falleció hace muchos años y aquel beso en la mejilla no había sido más que un recuerdo nostálgico.

- Sé que no crees en lo que sientes – Continuó – Ni siquiera crees en lo que ves.

Observé detenidamente su rostro.

Parecía real. Quizás no estaba soñando.

- Puede ser… - Me atreví a decir – Pero nada existe. Tú tampoco.

Convencida de que pronto despertaría, le cogí la mano.

- Si que existo – Dijo con la fuerza de alguien que sigue vivo – Y he aprendido mucho desde que me separé de vosotros – Sacó un sobre de su bolsillo – Mira…

Algo temblorosa, cogí aquella carta y comencé a leerla:

La muerte no existe. Es solo un paso más en el camino”.

Me quedé quieta y la miré.

Aquella media sonrisa tan característica de ella, me animaba a seguir leyendo:

Cuando estás en este lado, sabes que nada es como aparece. El silencio deja de ser silencioso y se vuelve musical”.

Callé.

Ella parecía bailar con mis palabras.

- Continúa – Me dijo – Es para ti.

Pero hay que vivir siempre con energía y vida. Estés donde estés y seas cómo seas. Aprovechar el momento es igual de importante aquí que donde tú estás. Aprendiendo en todo lo que haces. Sin miedo y sin preocupaciones”.

Asentí de nuevo.

Ella me apretó con firmeza la mano.

Tú creas tu propia historia. Nada ni nadie es más importante que otro. Si tienes miedo, acuérdate de mí. Yo sigo aquí. En este lado. Y siempre estoy alegre”.

Sonreí.

Me quedé un rato observando aquellos ojos que tanto había echado de menos.

- La muerte no existe – Me dijo con aquella mirada sabia – Algo intuía cuando estaba en tu lado, pero es ahora cuando puedo afirmarlo… Sigo viva aunque no me veas. Sigo llena de energía aunque no lo parezca. Soy lo mismo que tú, aunque nos separe el tiempo o el espacio.

Me acerqué de nuevo a su sonrosada mejilla y le di otro beso.

- Gracias – Dije en susurro – Gracias por venir a verme y enseñarme a vivir. Volveremos a vernos.

Con un leve sonido como de campanas, desperté en mi cama, con el convencimiento de que ella había estado muy cerca de mí aquella noche.

Respiré profundamente y con muchas ganas.

La muerte no existe.

Abre bien los ojos y ¡Vive!




miércoles, 20 de noviembre de 2013

Detrás de las nubes



Ha llegado el momento de despertarse.
Hoy es un buen día para abrir los ojos y prestar atención.
Nada es importante y todo está vacío.
Tu cuerpo desaparecerá y no quedará más que tu energía.
Tus preocupaciones y miedos de ahora, serán solo un leve recuerdo sin valor.
Nada es como aparece.
Tú eres mucho más que lo que enseñas o crees ser.
Cualquier cosa que te propongas puedes alcanzarla.
Cuando decidas despertar del todo, te darás cuenta de que los problemas no son problemas.
Todo está en tu mente.
Tu pasado y tu futuro están en tu cabeza… No son reales.
El silencio del ahora parece existir en esta realidad.
Sigue aquí. En el presente.
Sé consciente de que detrás de esos pensamientos que tienes, está tú verdadero tú, tu energía deslumbrante y llena de vitalidad.
Al igual, que las nubes tapan la luz y los rayos calientes del sol, tus pensamientos, preocupaciones y dudas, ocultan la calma que existe en tu interior.
Visualiza en tu imaginación un cielo azul repleto de nubes.
Las nubes son reales, pero parecen pintadas por algún genio del pincel.
Siente el calor que te llega a través de esas nubes y observa como detrás de ellas, los rayos del sol, luchan por dejarse ver.
Sigue aquí.
En este preciso instante.
No dejes que tus pensamientos vayan a otros lugares.
Estás en el vacío.
Volando en tu mente, y sintiendo la amplitud del ahora.
Mira como poco a poco, esas nubes se van apartando y van dejando paso a esa luz, a esa energía que sin tú buscarla, te inunda el cuerpo y tu mente de paz y relajación.
Eres un ser de luz, lleno de energía.
Disfruta de cada segundo, de cada instante en ese cielo sin nubes.
La vida es así de simple.
Nada es como aparece.
¿Te lo vas a perder?



miércoles, 13 de noviembre de 2013

Como afrontar una enfermedad

Cuando la falta de salud llega a nuestras vidas, se produce un cambio en nuestro día a día.
Ya sea por la enfermedad propia o por la de un familiar cercano, el saber afrontar esos momentos, nos hace sentirnos por lo menos, un poco mejor a nivel psicológico.
Si disponemos de los recursos adecuados y estamos preparados para esa nueva circunstancia, todo será más fluido e incluso algo más fácil.
Cualquier enfermedad suele ser dolorosa. Algunas no duran mucho tiempo, pero otras se hacen crónicas, afectando a cada área de nuestra vida.
Si estás pasando ahora mismo por el inicio de una enfermedad transitoria o no, seguramente te sentirás perdida o confusa ante los acontecimientos.
Todo comienzo significa un cambio… Algo que nunca hemos vivido o sentido, aparece en ocasiones, casi de repente y muchas veces, sin previo aviso.
Por eso, poseer las habilidades de afrontamiento necesarias para manejar cualquier situación, sea deseada o no, nos hará vivir ese momento, del modo más adecuado posible.
Algunas cosas que podemos hacer para afrontar esa enfermedad, son las siguientes:
- Tanto, si la enfermedad nos ha afectado a nosotros mismos como a alguien querido, leer acerca de estas dolencias, nos puede ayudar a comprender mejor su transcurso. Estar informados ante los cambios que pasaran, sin acudir de forma masiva a sitios no profesionales (como pueden ser páginas de internet, que nos pueden dar sensación de catástrofe en vez de ayudarnos a aprender y comprender esa enfermedad), nos dará una perspectiva más amplia sobre a qué nos enfrentamos.
- Aceptar los cambios sin miedo. Ante cualquier situación dolorosa, solemos aferrarnos al pasado, o a los momentos en los que nos encontrábamos bien, reprochando esas nuevas vivencias con rabia. Aprender a centrarnos en el ahora, sin juzgar las circunstancias de la enfermedad, nos ayudará a la aceptación de esa enfermedad.
- Aceptación no significa que no seamos activos ante las consecuencias de la enfermedad. Si tenemos un dolor o una limitación significativa, no vale con quedarnos en un rincón, “aceptando” nuestra nueva situación… Si no que, tenemos que dejarnos tratar y solventar esos dolores con las ayudas externas que sean necesarias y hacer ejercicios de rehabilitación, que nos ayudarán a mantener nuestro estado de salud estable.
- No dejarnos llevar por un estado de ánimo decaído. Si sentimos que nuestra vitalidad y ganas de vivir, no son las mismas que antes de la enfermedad, podemos realizar alguna estrategia psicológica, o utilizar algunas técnicas para que podamos sentirnos cada día mejor. La meditación, los ejercicios de relajación, caminar diariamente, alimentarnos sin excesos, o quedar con los amigos o familiares, pueden ser adecuados para subir ese estado anímico que tanto influye en el afrontamiento de una enfermedad.
- Por último, sé paciente. Seas tú la persona enferma o tu familiar cercano, sé una persona tranquila. No tengas prisa en mejorar tu estado de salud o te lamentes por lo perdido.  Todo tiene su propio ritmo y no sirve de mucho, forzar una recuperación si lo hacemos con dolor o desesperación.
Hay miles de estrategias de afrontamiento, que podemos utilizar ante una nueva circunstancia, como es afrontar una enfermedad. En mi caso, cuando comencé con la artritis con 9 años, me sentía extraña y algo perdida. Gracias al tratamiento del dolor y a las actividades de rehabilitación, me fui sintiendo mejor y adaptándome a mis nuevas limitaciones, con la ayuda de mi familia. Aunque no fue, hasta mucho más tarde, cuando acepté mis circunstancias como no reversibles, que no tuve plena sensación de estabilidad física, psicológica y emocional.

Por eso, aprende a afrontar tu enfermedad o la de tu ser querido, desde todos los ámbitos, tanto a nivel físico (de tratamiento del dolor y de las secuelas), como a nivel emocional y psicológico. Estos últimos factores, te harán sentirte mucho más fuerte para enfrentar los nuevos retos que las limitaciones y dolores te tienen preparado.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

Cargando las pilas

Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Imagina una playa desierta.
En ella, tan solo se escucha el murmullo de las olas y el poco viento que hay.
Notas la brisa en tu cara y puedes sentir hasta el tacto de la arena en tus pies descalzos.
Comienza a caminar despacio por la orilla del mar.
El agua está cálida y muy agradable.
Apenas hay olas, por lo que es muy sencillo andar.
Paseas sin resistencia. Dejándote llevar, como si fueras una ola en el amplio mar.
Respira profundamente una vez.
Tu mente está entretenida observando cómo tus pies avanzan por la arena.
Eres consciente de que no hay tiempo ni espacio.
Tan solo estás allí. Disfrutando de ese momento de calma y felicidad tan merecido.
Ahora, decides sentarte en la cálida arena.
No hay nadie a tu alrededor y tan solo sigues escuchando el sonido del viento y de las pocas olas que llegan a la orilla.
Te sientas afortunado y lleno de paz.
Sabes que pase lo que pase, todo va a estar bien. Todo va a salir bien.
Vuelve a respirar profundamente una vez.
Ahí sentada, piensa en un lugar mágico para ti. Puede ser cualquiera. Incluso puedes imaginarte en una situación concreta que te guste revivir.
Cuando estés ahí, comienza a balancear tu cuerpo en círculos.
 Te sientes muy tranquila y con muchas ganas de hacer cosas.
Tus proyectos, tus deseos y tus planes, van llenándose de esa energía vitalizante que sientes ahora mismo.
Comprendes que no hay obstáculos para conseguir aquello que te propongas.
Asientes y te dejas caer encima de la fina arena.
Repite para ti:
Todo está bien. Todo está saliendo bien. La vida es maravillosa.
Cuando creas que has cargando completamente las pilas, abre los ojos.
Disfruta del momento.
Carpe diem.

miércoles, 30 de octubre de 2013

En conexión

Hola.
Dime que necesitas para ser feliz.
¿Dónde estás viviendo?
¿En qué mágico e inexistente lugar está ahora mismo tu mente?
Tal vez te encuentras en ese pasado donde todo parecía tener un futuro. O quizás estás en ese futuro que sueñas como algo imposible de alcanzar.
Estés donde estés, te vuelvo a preguntar…
¿Qué necesitas para ser feliz?
Todas las respuestas que estás dando, dependen de ti. Tanto si son metas alcanzables como si no lo son…
Si lo son, pues ¡ponte en marcha! Y activa tu presente para que tu futuro sea como deseas.
Y si no lo son, aminora la marcha y siéntate. Observa porque tus deseos no son realistas o porque están por ahora lejos de tu alcance… ¿Tal vez te has propuesto demasiadas cosas en muy poco tiempo? ¿O es que realmente no deseas llegar a esas metas y por eso te las has planteado muy altas?
Si eres quien eres ahora, es porque un día viviste en el presente.
Tu magia y la magia de lo que te envuelve, se creó cuando eras plenamente consciente del ahora, no cuando surcabas mares infinitos de posibilidades o de recuerdos pasados.
Si mis manos no estuvieran ahora mismo tecleando, es casi seguro que estas palabras nunca hubieran surgido. Quizás otras parecidas, o algún texto similar… Pero, justo este momento habría dejado de existir.
Y este momento es mágico. Cada uno de nosotros, hace que ese ahora con el que convivimos pero al que no nos gusta mirar, sea mágico a cada segundo que pase.
Vivimos conectados a esa luz, a esa magia que nos inunda y nos envuelve a cada instante.
Pero nuestra mente está tan entretenida jugando a que vive en momentos que no existen… Que no nos damos cuenta de que nada de lo que vivimos es real.
Tan solo este momento lo es.
El instante casi mágico en que unas acciones van dando lugar a consecuencias. Es aquí donde se genera la felicidad que ansiamos.
Haz cambios en tu forma de pensar y de ver las cosas.
Y hazlo desde aquí. Desde el ahora.
Comienza sin más dilación a ser quien realmente deseas ser o a hacer lo que te gustaría hacer.
Siente la conexión mágica del ahora.
Tú creas tu mundo.


miércoles, 23 de octubre de 2013

“El Inventor del Tiempo”

Un sinfín de palabras, se agolpan hoy en mi mente.
Parece que fue ayer, cuando mi madre me tenía entre sus brazos, en aquel gélido invierno.
Aún recuerdo como si lo hubiera vivido recientemente, el aroma de su cabello y sus palabras silenciosas.
Cuando aquella persona, que por cierto, conocí en mi juventud, decidió inventarse el paso del tiempo, pensé que nunca tendría éxito.
Antes de la existencia de los años, las semanas o los días, todos éramos conscientes del ahora y de lo largo que se hacían los momentos.
Sin embargo, el concepto de tiempo, tuvo mucha acogida entre las personas, deseosas de hacer miles de cosas con su vida.
Poco a poco, nos fuimos dando cuenta de que el tiempo pasa tan veloz como un insecto cuando intenta escapar de una habitación cerrada.
De repente, comencé a tener recuerdos de quién fui y de lo que hacía… Y sin darme cuenta, empecé a echar de menos esos tiempos donde nada tenía tanta importancia, y las horas (aún no inventadas) andaban lentas por todas partes.
La soledad por aquel entonces, tampoco era un problema. Todos estábamos acompañados de todos. El tiempo no existía y aunque no tuviéramos a alguien a nuestro lado en todo momento, nunca nos sentíamos solos…
Pero, aquella persona tuvo un instante de “genialidad” e inventó el tiempo.
Nos quedamos entonces, haciendo cuentas del pasado, del presente, del futuro…
Del qué será, de los podrían ser o de los ojalá hubiera ocurrido
Cuanto más deprisa ibas, más distancia recorrías en menos tiempo. Aquella fórmula se comprobó tantas veces en la realidad física, que todos estuvimos de acuerdo en su veracidad.
Hasta que unos cuantos envejecimos y dejamos de correr. El tiempo entonces, se suponía que iría mucho más lento para nosotros, ya que habíamos dejado la carrera y los pasos agigantados…
Pero no fue así… Curiosamente, el tiempo empezó a escaparse de nuestros dedos, como peces en el mar.
Las nubes parecían pasar más deprisa que nosotros. Y a pesar de todo, el tiempo nos consumía a cada segundo que pasaba.
Después de que el inventor del tiempo falleciera, creímos que todo volvería a ser como antes. Sin tiempo, sin pasados, sin futuros…
Pero tampoco ocurrió como presentimos.
La muerte de aquella persona, nos trajo un recuerdo triste que esconder en la memoria…
Todos moriremos en algún momento. Sea como seas y hagas lo que hagas”.
Y así es… Aunque seas el inventor del afamado tiempo.
Sin embargo, aquel recuerdo dejó de ser apagado y oculto, cuando llegué a este momento de mi existencia.
Aquí estoy. Solo, pero acompañado. Feliz y algo melancólico por lo recuerdos del pasado o de lo que no fue. Pero muy tranquilo y seguro de que regresaré a aquel lugar en el que no existe el tiempo.
Tengo ganas de volver a sentir esas sensaciones de quietud y de falta de pensamientos.
Llegó mi hora señalada.
Gracias, inventor del tiempo.



miércoles, 16 de octubre de 2013

Sin miedo al amor

Las relaciones suelen fracasar por falta de comunicación. También por miedo.
Todos tenemos necesidad y deseos de ser amados y de gustar a los demás.
En muchas ocasiones, dejamos de ser nosotros mismos, para no hacer sentir mal a los otros, y poder encajar en un grupo o en una relación de dos.
Cuando no sabemos decir que no, podemos terminar haciendo y siendo alguien que no somos o que no queremos ser.
El miedo a no tener o ser amado, también puede ser miedo a estar solos.
Hay veces que por miedo (a cualquier cosa, miedo al amor, miedo al dolor, miedo al miedo), vivimos a la sombra de una o de varias personas.
El amor hacia nosotros mismos es la clave para que no nos dejemos llevar por el miedo.
En la situación actual, en la que los gobiernos se enriquecen cada día más, a costa de los que menos recursos tienen, sentirnos queridos y amados es importante. Pero no solo, por personas de nuestro entorno o de fuera, sino sobre todo, por nosotros mismos.
Cerrar los ojos y asentir ante cualquier contrariedad, no te hará ser una persona más feliz.
Por mucho que obedezcas a ese ser al que amas, no significa que tanto tú como el otro, estaréis muy contentos.
Los derechos de los demás, comienzan donde terminan los tuyos, y tú eres la que ha de llevar las riendas de tu felicidad.
Cualquier cosa que no te haga del todo feliz… No la hagas. El amor no es sufrimiento ni despojarse de todo.
El amor es incondicional. Las condiciones, las creamos nosotros (y los demás), por miedo. Miedo al abandono, miedo a la soledad, miedo a la vida…
Cuando vives en una relación o te rodean personas, que realmente te aman, no sientes miedo ni manipulación.
No tienes por qué tener miedo de hacer lo que te gusta, ni de decir lo que quieres o sientes.
Analiza las relaciones que tienes con las personas que amas…
¿Actúas en más de una ocasión por miedo o por el que dirán? ¿Vives más pendiente de la felicidad de los otros, que de tu propia felicidad?
Si tus respuestas son afirmativas, comienza a cambiar tu forma de ver y de sentir amor.
No hay nadie tan importante, para que tú creas que mereces menos que el otro o los otros.
Tú eres una persona muy importante.
Que no se te olvide.
Actúa como si no hubiera temor ni impedimentos.
No los hay.
Muchas veces es nuestra mente la que nos pone los límites.
Deja de tener miedo.
¡Ama!


miércoles, 9 de octubre de 2013

Magia en tu mente

A pesar del paso de los años y de que cada vez estamos más avanzados, existe en nuestro cuerpo un órgano muy importante, que sigue siendo un misterio.
La complejidad que encierra nuestro cerebro, lo hace casi mágico.
Muchas conexiones diarias, nos hacen sentir de una forma determinada o de otra.
Según la zona donde estimulemos, podemos tener ganas de reír o de llorar. Incluso, podemos llegar a sentir presencias o entes.
Ve a un lugar cómodo y solitario.
Ahora, cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Haz que tu cuerpo se relaje completamente.
Nota cada tensión que tengas y suéltala.
Concéntrate ahora en tu respiración.
Siente como entra el aire por tu nariz  e imagina que es la primera vez que respiras. Como si fueras un bebé recién nacido, te sumerges en lo nuevo de la situación y en lo agradable que te resulta inspirar.
Cuando eches el aire, imagina que una nube de color oscuro sale con tu respiración y expulsas todo aquello que no te beneficia ni te conviene.
Una vez que te sientas muy relajado, imagina que hay alguien a tu lado. Cerca de ti.
Concretamente en tu lado derecho, notas como si una persona se paseara alrededor tuyo y por tu espalda.
Sabes que no hay nadie, porque antes de comenzar la relajación, te has percatado de que estabas sola.
Respira profundamente una vez.
Si lo deseas, abre un poco los ojos para asegurarte de que sigues sin nadie cerca.
Cuando lo hayas hecho, vuelve a cerrar los ojos y sigue sintiendo como una ráfaga de aire o un pequeño soplido, te da en el hombro.
Te sientes muy relajada y con mucha tranquilidad.
Las sensaciones que tienes lejos de asustarte te resultan agradables.
Es posible, que esa presencia que sientes cerca de ti, en algún momento, te toque o te acaricie la espalda.
Déjala que lo haga.
Ésta, no deja de ser una experiencia en la que no tienes nada que temer.
Respira profundamente una vez.
Cuando te sientas preparado, abre los ojos.
Bienvenido a la magia de tu mente.


miércoles, 2 de octubre de 2013

Afrontar la realidad

Cuando hablamos de afrontamiento de una determinada situación, no tiene porque significar que la aceptemos sin más, quedándonos quietos en un rincón.
El afrontar algo, requiere de nuestra motivación y de nuestra actividad.
Cuando tomamos decisiones, nos volvemos activos ante las circunstancias que vivimos.
Y podemos tomar decisiones en todo momento de nuestra vida. Aunque muchas veces pensemos que no hace falta, que ya decidirán otros…
Ante las adversidades, los recortes y las sensaciones de desasosiego que podemos sentir, tenemos dos opciones:

- O afrontar la realidad, realizando acciones para adaptarnos a ellas o para defender nuestros derechos, (lo que incluye un cambio activo de nuestra manera de pensar)
- O, quedarnos inmóviles, sin tomar decisión alguna y con el sentimiento de pena instalado en nuestro interior.
El afrontamiento activo, frente al pasivo, tiene muchas ventajas tanto para nosotros, como para las personas con las que convivimos.
Adormecerse, tener miedo, sentirnos indefensos ante la situación social o personal que estemos viviendo, no hará que estemos cada día mejor y mejor.
Al contrario, rumiar o quejarnos todos los días, de lo mal que está todo, creer que nada tiene solución, en vez de elevarnos el ánimo y las ganas de actuar, harán que nos sintamos poco a  poco más y más apagados.
La toma de decisiones, los pensamientos y las acciones positivas, nos ayudarán a creer en nosotros y en nuestras capacidades. Así, nuestra autoestima y estado de ánimo, serán cada vez más elevados.
Afrontar la realidad que vivimos, para sentirnos cada día mejor y sanos, requiere por lo tanto, de nuestra motivación activa y consciente.
Aceptar las situaciones, pero con la capacidad de actuar sobre ellas y modificar nuestra manera de pensar y de sentir, nos hará un poco más libres, a pesar de las circunstancias externas que no nos benefician a muchos.
Hay muchos caminos para andar.
Sé activo.
¡Elige el tuyo!


miércoles, 25 de septiembre de 2013

El placer

Tomate un minuto para cerrar los ojos y respirar conscientemente.
Escucha todo lo que pasa a tu alrededor, sin dejar de ser consciente de tu respiración.
Recuerda algún momento especial que te puso la piel de gallina o te hizo sentir mágica.
Quédate en ese instante y respira profundamente una vez.
Cuando lo desees, abre los ojos y observa cualquier objeto de la habitación o espacio donde te encuentras. Tal vez un cojín, o un farola… cualquier cosa vale.
Míralo detenidamente, como si fuera la primera vez que lo miras.
Ahí está ese objeto, con todos sus colores, contornos y formas, desafiándote a ser un poco más como él.
Vivir en el ahora, no requiere esfuerzo.
Imagina ahora que eres ese objeto que has mirado durante un rato y cierra los ojos de nuevo.
¿Sientes el tacto y la sensación de ser un objeto?
Los objetos no piensan. Tan solo son.
Sé ese objeto mientras eres consciente de tu respiración. Tu aire entra e infla el objeto que has visualizado, para después desinflarse por completo, cuando expiras.
Estás viviendo en el presente.
Nada existe. Nada es. Tan solo se está.
Cuando lo desees, abre los ojos y respira profundamente una vez.
Recuerda que siempre que tú quieras, podrás vivir en el ahora.
Es más sencillo de lo que nos parece.
Lo que ocurre es que muchas veces, tenemos el hábito de pensar en acontecimientos pasados y futuros y dejamos de ser conscientes de lo que nos rodea… De la facilidad del ahora.
El placer de vivir sin más, sin darle vueltas a la cabeza, es lo que nos da sentirnos parte del ahora.
Todo ocurre ahora.
Todo está pasando cuando abres los ojos y no estás dormido.
Tú sabes cómo despertar.
¡Abre los ojos!