miércoles, 26 de junio de 2013

Luz Sanadora

En ocasiones, cuando nos duele algo o tenemos alguna molestia, nos centramos en ese malestar, dándole a esas sensaciones más fuerza para que permanezcan en nosotros.
Generalmente esos dolores o molestias, suelen ir acompañadas de afirmaciones negativas o pensamientos recurrentes…
¿Por qué me duele la garganta? ¿Estaré bien para esta tarde? No me puedo permitir caer enfermo.
Esas dudas y sentimientos de displacer, nos hacen sin embargo más vulnerables al desarrollo de esa dolencia, ya que concentramos nuestras energías en evitar el dolor.
Al preocuparnos por esas molestias de forma poco constructiva, hacemos que el dolor o la molestia, se agraven.
Para sentirnos cada vez mejor, te propongo que realices una pequeña visualización, enviando luz o amor a esa zona que te preocupa.
Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Con la espalda recta, y estando de pie o sentada, nota cada tensión que hay en tu cuerpo, y ve relajando cada zona por partes.
Visualiza la zona de tu cuerpo que te molesta o te preocupa.
Céntrate en ella, intentando imaginar con detalle la anatomía del lugar.
Siente como la tensión va disminuyendo poco a poco.
Te sientes muy relajado y tranquilo.
Eres una persona sana y llena de energía.
Imagina como un pequeño punto de luz azul o blanco, comienza a parpadear dentro de ese lugar dolorido.
Siente el cosquilleo que eso te produce.
Respira profundamente una vez.
Observa como la luz, se va haciendo cada vez más y más grande, abarcando toda el área con molestias.
Notas esa luz, como si estuviera físicamente dentro de ti.
Repite:
Soy una persona sana. Mi cuerpo es sabio y yo le hago caso. Hoy va a ser un día agradable y sin preocupaciones. Todo está bien. Todo está bien en mi cuerpo”.
Poco a poco y sin tú controlarlo, la luz se expande por todos los rincones de tu organismo, haciendo que esa chispa de sanación llegue a todas las áreas aunque no te molesten.
Ahora mismo, eres un ser de luz, lleno de sanación y paz.
Respiras sin esfuerzo y con mucha facilidad.
Todo está bien.
Todo va a salir bien.
Abre los ojos.
Recuerda: Hoy es un día mágico. Cualquier acontecimiento que te ocurra, estará bañado por esa luz blanca o azul sanadora.
Tú eres la sanación.
Créelo.



miércoles, 19 de junio de 2013

Antes de dormir

A muchas personas les cuesta conciliar el sueño, cuando llega la hora de irse a dormir.
Algunas porque están tan cansadas que se sienten inquietas y nerviosas.
Otras, porque están aún muy activadas de los acontecimientos del día.
Descansar y tener un sueño reparador, es muy importante para afrontar la jornada sin altibajos ni malos modos.
Cuando estamos cansados durante el día, es más probable que perdamos la paciencia con cualquier cosa, por nimia que sea.
Sin embargo, si nuestro sueño ha sido adecuado y nos hemos llenado de energía, sentiremos que tenemos más fuerza para enfrentarnos a cualquier situación.
Para descansar bien, aunque es necesario dormir las horas recomendadas, no es una regla que se cumpla siempre, ya que en ocasiones, podemos tener un sueño reparador con menos horas. De hecho, hay personas que parece que necesitan menos tiempo de sueño que otras.
Lo acertado sería aprender a escuchar a nuestro cuerpo y sus necesidades.
Por ejemplo, si sabes que si duermes menos de siete horas, al día siguiente, te sientes cansada y con dolor de cabeza, intenta evitar acostarte tarde.
Si tu reloj interno te señala, que ya va siendo hora de irte a dormir… Vete a la cama… No esperes más.
Para llegar a tu hora de descanso, preparado para dormirte y tener un sueño reparador, es bueno que realices alguna rutina que te avise de que ya es hora de hacerlo.
Cuando eras pequeño, seguramente tenías ese ritual del que te hablo. Y te acostabas a una hora adecuada para descansar.
Antes de irte a dormir, túmbate o quédate sentada con los ojos cerrados, y haz alguna relajación o ejercicio relajante de visualización.
Intenta que no haya ruido a tu alrededor (y si lo hay, por ejemplo, el sonido del televisor, bájale el volumen).
Acaricia tu cabeza, tu cara, tu cuello y la parte alta de tu pecho, mientras respiras cada vez más lentamente.
Trata a tu cuerpo, como si fueras un bebé.
Mientras haces eso, repite algunas afirmaciones positivas que hagan que tu mente esté entretenida, y con ganas de dormir.
Repite:
Estoy muy relajado. Me siento muy a gusto.
Todo está bien. Está noche dormiré y tendré un sueño renovador.
Y cada vez que bajes tu mano por tu cara, di:
Estoy en el lugar perfecto. Aquí y ahora.
Poco a poco, mi cuerpo me acompaña para irme a descansar.
Ha llegado el momento de aflojar las tensiones.
Estoy muy relajada.
Recuerda: antes de dormir, prepara tu entorno, tu cuerpo y tu mente para ese sueño que tanto anhelas.



miércoles, 12 de junio de 2013

El Poder De Los Pensamientos

Hola.

¿Estás pensando?
¿Y qué piensas?
Tal vez estás rememorando lo que te pasó ayer o hace años.
O quizás estás imaginando lo que te pasará mañana…
Aunque es posible, que estés pensando en el sonido de los perros o de los coches que escuchas desde donde estás.
¿Te has dado cuenta como son tus pensamientos a lo largo del día?
Hace poco, estando en el autobús urbano de mi ciudad, me di cuenta de que no estaba pensando… Estaba cantando una canción y no era consciente de ello, hasta que me percaté de mis pensamientos.
Me sorprendí y entonces un montón de ideas llegaron a mi mente sin yo quererlo.
Dejé de cantar para mí y mis pensamientos comenzaron a hacer preguntas: ¿Por qué cantas? ¿Y esa canción? En algún sitio se te habrá pegado…
Curiosamente mi mente antes de ser consciente de ella, estaba por lo visto, feliz y ociosa con sus melodías. Hasta que quise controlar la situación.
Con los pensamientos negativos o de preocupación, ocurre lo mismo. Aunque es necesario que nos demos cuenta de que están ahí para cambiar nuestra forma de pensar, ser conscientes de ellos y aferrarse a querer cambiarlos, hace que se queden más tiempo.
Cuando te des cuenta de que estás pensando de modo que no te conviene, sonríe y dale las gracias a esos pensamientos por estar ahí. No les prestes una atención continuada, ni intentes cambiarlos de modo forzado. Eso hará que persistan y que tarden más en irse.
Realiza algunas afirmaciones positivas y no te sientas culpable por esos pensamientos que no te gustan.
No pasa nada por tenerlos… Es natural. Tenemos una mente llena de ideas y de preocupaciones, porque la hemos adiestrado de modo poco acertado.
Nuestra mente es muy lista y es capaz de hacernos sentir igual que cuando nos ocurrió aquella situación tan mala. Pero también, es capaz de hacernos sentir en la calma y felicidad de ese momento tan divertido y relajante que vivimos.
Haz la prueba.
Piensa en algo que viviste que no te gustó…
¿Verdad que sientes incluso físicamente lo que te pasó?
Ahora, recuerda una escena de felicidad y armonía…
¿Notas la sonrisa que se te escapa del cuerpo?
¿Ves?
Tus pensamientos tienen un poder real.
Y son capaces de modificar tu realidad física como si fueran objetos sólidos…
Así que… ¿Por qué no pensar en positivo o recordar imágenes que te hacen feliz?
¿Por qué no imaginar un futuro lleno de posibilidades y felicidad?
Todo está en tu mano.
¡Tú puedes!


miércoles, 5 de junio de 2013

Bienvenido A Tu Época

Cuando las personas de otros tiempos, miraban al cielo, veían las mismas nubes y el mismo cielo.
Tal vez, algunas de ellas, pensarían en atrapar de alguna manera esas imágenes que captaban a través de sus ojos.
Sin embargo, aún nadie había inventado la máquina de fotos y los deseos se quedaban en simples ensoñaciones.
Hoy en día, miramos un paisaje, asistimos a un concierto u observamos a nuestra familia, y podemos guardar esos momentos en un aparato casi mágico... Por lo menos, para aquellos que a principios del siglo diecinueve, no se podían ni imaginar la de avances que ocurrirían.
En ocasiones, escucho a algunos quejarse de que las nuevas tecnologías, nos están haciendo menos humanos… También oigo aquello que ya se decía cuando yo era una niña y que aún se repite (incluso por gente de mi edad): “Antes estábamos mejor. Los jóvenes de antes no eran como los de hoy. Dónde vamos a ir a parar…”.
Parece que la historia se repite una y otra vez. Pero… ¿Qué pasaría si de repente regresáramos todos los que vivimos en esta época al siglo dieciocho?
Imagina…
Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Nota cada tensión que tengas acumulada en tu cuerpo y respira mientras repites la palabra: Relax.
Sigue con los ojos cerrados, mientras cuentas de 10 a 1, de modo lento y pausado.
10… 9… 8… 7…
Cada vez estás más y más relajada. Cuando llegues al número 1, abrirás tus ojos en tu imaginación.
6… 5… 4…
Tu respiración es lenta y tranquila. Estás muy relajado y feliz. Recuerda… Cuando llegues al número 1, abrirás tus ojos en tu imaginación.
3…2…1
Abre los ojos.
Observa tus pies.
Estás pisando un suelo lleno de tierra y estás descalzo.
Miras tu ropa marrón y algo vieja.
En tu cabeza, un sombrero tapa tu espeso cabello.
Sabes que estás en el siglo dieciocho y que eres agricultor.
Parece que has estado arando y tu hora de descanso acaba de llegar.
Te sientas en una gran roca, dispuesto a comer.
Te quitas el sudor de la frente y levantas la cabeza.
Enfrente de ti, un paisaje lleno montañas y vegetación, te hacen sentir reconfortado.
Piensas que sería estupendo poder retener esa campiña de alguna manera.
Entonces, te percatas de que en uno de tus bolsillos, tienes un pequeño artefacto que capta imágenes.
Lo sacas y aprietas el botón de la máquina varias veces.
Te sientes asombrado y con ganas de salir corriendo a contárselo a todos.
Respira profundamente una vez.
El cielo se comienza a nublar y te entra un sueño incontrolable.
Dejas la cámara en el suelo y te sientas con la espalda apoyada en la gran roca.
Estás muy cansado.
Poco a poco en tu cabeza, vas viendo imágenes de las que has hecho. El paisaje en color, se va tornando sepia y termina despareciendo de tu mente.
Nota de nuevo tu cuerpo y respira profundamente tres veces.
Has regresado después de plasmar el paisaje de hace siglos.
Estás muy contenta.
Sonríe.
Abre los ojos.
Bienvenido a tu época.