miércoles, 30 de octubre de 2013

En conexión

Hola.
Dime que necesitas para ser feliz.
¿Dónde estás viviendo?
¿En qué mágico e inexistente lugar está ahora mismo tu mente?
Tal vez te encuentras en ese pasado donde todo parecía tener un futuro. O quizás estás en ese futuro que sueñas como algo imposible de alcanzar.
Estés donde estés, te vuelvo a preguntar…
¿Qué necesitas para ser feliz?
Todas las respuestas que estás dando, dependen de ti. Tanto si son metas alcanzables como si no lo son…
Si lo son, pues ¡ponte en marcha! Y activa tu presente para que tu futuro sea como deseas.
Y si no lo son, aminora la marcha y siéntate. Observa porque tus deseos no son realistas o porque están por ahora lejos de tu alcance… ¿Tal vez te has propuesto demasiadas cosas en muy poco tiempo? ¿O es que realmente no deseas llegar a esas metas y por eso te las has planteado muy altas?
Si eres quien eres ahora, es porque un día viviste en el presente.
Tu magia y la magia de lo que te envuelve, se creó cuando eras plenamente consciente del ahora, no cuando surcabas mares infinitos de posibilidades o de recuerdos pasados.
Si mis manos no estuvieran ahora mismo tecleando, es casi seguro que estas palabras nunca hubieran surgido. Quizás otras parecidas, o algún texto similar… Pero, justo este momento habría dejado de existir.
Y este momento es mágico. Cada uno de nosotros, hace que ese ahora con el que convivimos pero al que no nos gusta mirar, sea mágico a cada segundo que pase.
Vivimos conectados a esa luz, a esa magia que nos inunda y nos envuelve a cada instante.
Pero nuestra mente está tan entretenida jugando a que vive en momentos que no existen… Que no nos damos cuenta de que nada de lo que vivimos es real.
Tan solo este momento lo es.
El instante casi mágico en que unas acciones van dando lugar a consecuencias. Es aquí donde se genera la felicidad que ansiamos.
Haz cambios en tu forma de pensar y de ver las cosas.
Y hazlo desde aquí. Desde el ahora.
Comienza sin más dilación a ser quien realmente deseas ser o a hacer lo que te gustaría hacer.
Siente la conexión mágica del ahora.
Tú creas tu mundo.


miércoles, 23 de octubre de 2013

“El Inventor del Tiempo”

Un sinfín de palabras, se agolpan hoy en mi mente.
Parece que fue ayer, cuando mi madre me tenía entre sus brazos, en aquel gélido invierno.
Aún recuerdo como si lo hubiera vivido recientemente, el aroma de su cabello y sus palabras silenciosas.
Cuando aquella persona, que por cierto, conocí en mi juventud, decidió inventarse el paso del tiempo, pensé que nunca tendría éxito.
Antes de la existencia de los años, las semanas o los días, todos éramos conscientes del ahora y de lo largo que se hacían los momentos.
Sin embargo, el concepto de tiempo, tuvo mucha acogida entre las personas, deseosas de hacer miles de cosas con su vida.
Poco a poco, nos fuimos dando cuenta de que el tiempo pasa tan veloz como un insecto cuando intenta escapar de una habitación cerrada.
De repente, comencé a tener recuerdos de quién fui y de lo que hacía… Y sin darme cuenta, empecé a echar de menos esos tiempos donde nada tenía tanta importancia, y las horas (aún no inventadas) andaban lentas por todas partes.
La soledad por aquel entonces, tampoco era un problema. Todos estábamos acompañados de todos. El tiempo no existía y aunque no tuviéramos a alguien a nuestro lado en todo momento, nunca nos sentíamos solos…
Pero, aquella persona tuvo un instante de “genialidad” e inventó el tiempo.
Nos quedamos entonces, haciendo cuentas del pasado, del presente, del futuro…
Del qué será, de los podrían ser o de los ojalá hubiera ocurrido
Cuanto más deprisa ibas, más distancia recorrías en menos tiempo. Aquella fórmula se comprobó tantas veces en la realidad física, que todos estuvimos de acuerdo en su veracidad.
Hasta que unos cuantos envejecimos y dejamos de correr. El tiempo entonces, se suponía que iría mucho más lento para nosotros, ya que habíamos dejado la carrera y los pasos agigantados…
Pero no fue así… Curiosamente, el tiempo empezó a escaparse de nuestros dedos, como peces en el mar.
Las nubes parecían pasar más deprisa que nosotros. Y a pesar de todo, el tiempo nos consumía a cada segundo que pasaba.
Después de que el inventor del tiempo falleciera, creímos que todo volvería a ser como antes. Sin tiempo, sin pasados, sin futuros…
Pero tampoco ocurrió como presentimos.
La muerte de aquella persona, nos trajo un recuerdo triste que esconder en la memoria…
Todos moriremos en algún momento. Sea como seas y hagas lo que hagas”.
Y así es… Aunque seas el inventor del afamado tiempo.
Sin embargo, aquel recuerdo dejó de ser apagado y oculto, cuando llegué a este momento de mi existencia.
Aquí estoy. Solo, pero acompañado. Feliz y algo melancólico por lo recuerdos del pasado o de lo que no fue. Pero muy tranquilo y seguro de que regresaré a aquel lugar en el que no existe el tiempo.
Tengo ganas de volver a sentir esas sensaciones de quietud y de falta de pensamientos.
Llegó mi hora señalada.
Gracias, inventor del tiempo.



miércoles, 16 de octubre de 2013

Sin miedo al amor

Las relaciones suelen fracasar por falta de comunicación. También por miedo.
Todos tenemos necesidad y deseos de ser amados y de gustar a los demás.
En muchas ocasiones, dejamos de ser nosotros mismos, para no hacer sentir mal a los otros, y poder encajar en un grupo o en una relación de dos.
Cuando no sabemos decir que no, podemos terminar haciendo y siendo alguien que no somos o que no queremos ser.
El miedo a no tener o ser amado, también puede ser miedo a estar solos.
Hay veces que por miedo (a cualquier cosa, miedo al amor, miedo al dolor, miedo al miedo), vivimos a la sombra de una o de varias personas.
El amor hacia nosotros mismos es la clave para que no nos dejemos llevar por el miedo.
En la situación actual, en la que los gobiernos se enriquecen cada día más, a costa de los que menos recursos tienen, sentirnos queridos y amados es importante. Pero no solo, por personas de nuestro entorno o de fuera, sino sobre todo, por nosotros mismos.
Cerrar los ojos y asentir ante cualquier contrariedad, no te hará ser una persona más feliz.
Por mucho que obedezcas a ese ser al que amas, no significa que tanto tú como el otro, estaréis muy contentos.
Los derechos de los demás, comienzan donde terminan los tuyos, y tú eres la que ha de llevar las riendas de tu felicidad.
Cualquier cosa que no te haga del todo feliz… No la hagas. El amor no es sufrimiento ni despojarse de todo.
El amor es incondicional. Las condiciones, las creamos nosotros (y los demás), por miedo. Miedo al abandono, miedo a la soledad, miedo a la vida…
Cuando vives en una relación o te rodean personas, que realmente te aman, no sientes miedo ni manipulación.
No tienes por qué tener miedo de hacer lo que te gusta, ni de decir lo que quieres o sientes.
Analiza las relaciones que tienes con las personas que amas…
¿Actúas en más de una ocasión por miedo o por el que dirán? ¿Vives más pendiente de la felicidad de los otros, que de tu propia felicidad?
Si tus respuestas son afirmativas, comienza a cambiar tu forma de ver y de sentir amor.
No hay nadie tan importante, para que tú creas que mereces menos que el otro o los otros.
Tú eres una persona muy importante.
Que no se te olvide.
Actúa como si no hubiera temor ni impedimentos.
No los hay.
Muchas veces es nuestra mente la que nos pone los límites.
Deja de tener miedo.
¡Ama!


miércoles, 9 de octubre de 2013

Magia en tu mente

A pesar del paso de los años y de que cada vez estamos más avanzados, existe en nuestro cuerpo un órgano muy importante, que sigue siendo un misterio.
La complejidad que encierra nuestro cerebro, lo hace casi mágico.
Muchas conexiones diarias, nos hacen sentir de una forma determinada o de otra.
Según la zona donde estimulemos, podemos tener ganas de reír o de llorar. Incluso, podemos llegar a sentir presencias o entes.
Ve a un lugar cómodo y solitario.
Ahora, cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Haz que tu cuerpo se relaje completamente.
Nota cada tensión que tengas y suéltala.
Concéntrate ahora en tu respiración.
Siente como entra el aire por tu nariz  e imagina que es la primera vez que respiras. Como si fueras un bebé recién nacido, te sumerges en lo nuevo de la situación y en lo agradable que te resulta inspirar.
Cuando eches el aire, imagina que una nube de color oscuro sale con tu respiración y expulsas todo aquello que no te beneficia ni te conviene.
Una vez que te sientas muy relajado, imagina que hay alguien a tu lado. Cerca de ti.
Concretamente en tu lado derecho, notas como si una persona se paseara alrededor tuyo y por tu espalda.
Sabes que no hay nadie, porque antes de comenzar la relajación, te has percatado de que estabas sola.
Respira profundamente una vez.
Si lo deseas, abre un poco los ojos para asegurarte de que sigues sin nadie cerca.
Cuando lo hayas hecho, vuelve a cerrar los ojos y sigue sintiendo como una ráfaga de aire o un pequeño soplido, te da en el hombro.
Te sientes muy relajada y con mucha tranquilidad.
Las sensaciones que tienes lejos de asustarte te resultan agradables.
Es posible, que esa presencia que sientes cerca de ti, en algún momento, te toque o te acaricie la espalda.
Déjala que lo haga.
Ésta, no deja de ser una experiencia en la que no tienes nada que temer.
Respira profundamente una vez.
Cuando te sientas preparado, abre los ojos.
Bienvenido a la magia de tu mente.


miércoles, 2 de octubre de 2013

Afrontar la realidad

Cuando hablamos de afrontamiento de una determinada situación, no tiene porque significar que la aceptemos sin más, quedándonos quietos en un rincón.
El afrontar algo, requiere de nuestra motivación y de nuestra actividad.
Cuando tomamos decisiones, nos volvemos activos ante las circunstancias que vivimos.
Y podemos tomar decisiones en todo momento de nuestra vida. Aunque muchas veces pensemos que no hace falta, que ya decidirán otros…
Ante las adversidades, los recortes y las sensaciones de desasosiego que podemos sentir, tenemos dos opciones:

- O afrontar la realidad, realizando acciones para adaptarnos a ellas o para defender nuestros derechos, (lo que incluye un cambio activo de nuestra manera de pensar)
- O, quedarnos inmóviles, sin tomar decisión alguna y con el sentimiento de pena instalado en nuestro interior.
El afrontamiento activo, frente al pasivo, tiene muchas ventajas tanto para nosotros, como para las personas con las que convivimos.
Adormecerse, tener miedo, sentirnos indefensos ante la situación social o personal que estemos viviendo, no hará que estemos cada día mejor y mejor.
Al contrario, rumiar o quejarnos todos los días, de lo mal que está todo, creer que nada tiene solución, en vez de elevarnos el ánimo y las ganas de actuar, harán que nos sintamos poco a  poco más y más apagados.
La toma de decisiones, los pensamientos y las acciones positivas, nos ayudarán a creer en nosotros y en nuestras capacidades. Así, nuestra autoestima y estado de ánimo, serán cada vez más elevados.
Afrontar la realidad que vivimos, para sentirnos cada día mejor y sanos, requiere por lo tanto, de nuestra motivación activa y consciente.
Aceptar las situaciones, pero con la capacidad de actuar sobre ellas y modificar nuestra manera de pensar y de sentir, nos hará un poco más libres, a pesar de las circunstancias externas que no nos benefician a muchos.
Hay muchos caminos para andar.
Sé activo.
¡Elige el tuyo!