miércoles, 31 de diciembre de 2014

Propósitos para el nuevo año

Cada vez está más cerca el fin de año. La sensación de muchos de nosotros es que termina un ciclo y se abre una nueva y enriquecedora etapa repleta de experiencias.
Atrás se quedarán aquellas vivencias de las que tanto hemos aprendido.
Y nos embarcaremos en una nueva aventura… en viajes exóticos, en lugares desconocidos…
Todo estará al alcance de nuestra mano. Y la mayoría de las veces, lo conseguiremos sin movernos del sitio, sin necesidad de coger la maleta y llenarla de suvenires sin sentido.
¿Te has dado cuenta la de cosas que descubres viendo por ejemplo, un documental de viajes o de animales?
Ahí estás tú… en una selva amazónica, en la ciudad oriental que tanto te inspira…
Tu cuerpo y tu mente son únicos. Puedes realizar esas hazañas que ves a otros hacer en la televisión.
No es necesario que viajes a la India para reencontrarte.
Ya lo haces. Aquí y ahora. Rodeada de tus hijos, de tu pareja, de tus padres, amigos y hermanos. Todo lo que necesitas está ya delante de ti.
Una sonrisa, un chiste mal contado, unos cuantos abrazos silenciosos…
Eres un ser de luz especial. Los cambios que vienen son igual o tal vez más valiosos que los que estamos dejando atrás.
Vive en el ahora sin miedo. Sabes hacerlo. Ya lo hiciste ayer. Y el año que viene serás un año más viejo en experiencia y sabiduría… ¿Quién te ha dicho que no puedes?
Claro que puedes. Y seguro que podrás.
Con ayuda o sin ella. Con miedos o sin ellos… al final lo conseguirás y sabrás lo afortunado que eres de ser y estar aquí y ahora. De tener tantas aventuras y experiencias a tus espaldas.
Somos el cambio. Ese que se asoma por la puerta con cara de bebé recién nacido. Ese que se ríe de todo y que a nada dice que no. Aquel que abre bien los ojos y curiosea por todas las esquinas de la casa.
Vive este nuevo año con la sabiduría que sabes que has adquirido en los meses pasados.
Disfruta del momento.
¡Sí puedes!

Feliz y maravilloso año nuevo.


miércoles, 24 de diciembre de 2014

Hoy es un día perfecto

Hola. Estás sumergido en un torbellino de acontecimientos, ¿No es así?
Encuentros con personas que hace tiempo que no ves, familiares que reclaman tu atención a cada instante… Necesitas también un espacio para ti. Un lugar o unos momentos sin ruidos o llamadas a tu alrededor.
Así que… Dedícate estos minutos para ti:
Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Relaja cada parte de tu cuerpo que esté tensa e intenta acompañar tu respiración a tu estado de calma.
Sigue con los ojos cerrados mientras te centras en tu respiración. Poco a poco, tus inhalaciones se hacen más lentas y sientes como cada parte de tu cuerpo se vuelve más y más flácida.
Estás muy relajada y una leve sonrisa se escapa de tu cara.
Te sientes afortunado.
A pesar de estar rodeado de la algarabía de tu casa o de la calle, ahora mismo estás aquí… Con los ojos cerrados. Tú sola.
Escucha a tu cuerpo y a tu mente.
Anota en una libreta imaginada, cada sensación que tengas.
Recuerda como te sentías cuando eras pequeño y jugabas en las fiestas.
La inquietud del ahora recorría cada poro de tu piel.
Eran unas experiencias inolvidables… Y siempre tenías ganas de más.
Aquí y ahora, te estás recargando y cada vez te sientes más como si fueras un niño.  
La ilusión de las horas que transcurren sin tener cosas que hacer, la necesidad de estar a cada rato inventando o jugando…
Nada en tu mente te perturba. Y si lo hace, pasa tan veloz a tu lado que a los segundos ya se te ha olvidado porque estabas preocupada.
Visualiza una caja de regalo. Imagínala con su lazo y decorada como a ti más te guste.
Nota la sensación que te produce (como niña que eres) pensar en lo que hay dentro.
La ilusión te lleva sin prisas pero de forma vertiginosa a abrir esa sorpresa.
Imagina que abres la caja.
¿Recuerdas aquel juguete que tanto deseaste de pequeño?
Ahí lo tienes. Delante de ti. Está de verdad en la caja. Y es tuyo.
Tus deseos se han vuelto a cumplir.
No necesitas nada más.
Eres realmente una persona muy afortunada.
Vive el momento.
Respira profundamente una vez.
Abre los ojos.
Ahora que ya has regresado de tu relajación, que no se te olviden esas sensaciones en lo que queda de día y de semana.
Sigue atento a la ilusión que rodea tu vida y disfruta de cada momento como si fueras esa pequeña que solo quiere jugar.
Diviértete. Pasa tiempo a solas. Sé feliz.
Hoy es un día perfecto.


miércoles, 17 de diciembre de 2014

De camino a casa

¿Por cuántos senderos has pasado? ¿En cuántas casas has vivido?
Seguramente después de tanto caminar, ya has reconocido donde está tu verdadero hogar y tu trayectoria más personal.
Es ahora y no mañana o ayer, cuando tus pasos se hacen tranquilos y seguros.
Tu casa está dentro de ti. El camino lo has andado a pesar de no haber recorrido miles de kilómetros.
A estas alturas del viaje, tu casa no está en un sitio físico. Por lo menos no solo en uno.
Las calles, veredas y plazas que has atravesado, no son lugares que existan en la realidad.
Desde que comenzaste a preguntarte cosas para encontrar respuestas, iniciaste un largo y apasionante viaje.
¿Recuerdas cuándo fue una de las primeras veces que preguntaste el por qué de algo?
Seguramente eras un niño. Fue ahí, en ese preciso instante cuando tu marcha comenzó.
Y aún hoy no se ha detenido.
Tu eres lo que ya fuiste y sin embargo, cada piedra, cada hierba del camino, te ha ido moldeando y cambiando.
¿Dónde estabas ayer? Haz memoria. Recuerda cuando aún no habías descubierto que tus pies avanzan aunque no se muevan. Que nada se para aunque no estés de viaje en tren.
Es allí, en aquel presente que dejamos atrás, donde los sueños se estaban realizando y no éramos conscientes de ello. Es ahora, cuando tus deseos y la magia del ahora, se multiplica por cien y si nos damos cuenta somos los seres más libres del universo.
Dentro de ti tienes todo lo que necesitas para seguir avanzando por ese camino repleto de preguntas, respuestas y retos.
Eres tú y no otra persona, la que sabe a cada momento dónde estás y dónde está tu casa.
Recuerda: Todo lo que necesitas está dentro de ti.
Sigue tu trayecto… de camino a casa.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Descubre la magia

A cada lado al que mires existen multitud de oportunidades y de posibilidades.
Desde que eres pequeño te dicen por dónde has de ir. A que has de mirar. Como has de vivir.
Siempre caminamos por el mismo sitio. Hablamos de lo mismo. Respiramos el mismo ambiente…
Y perdemos mucho de lo que nos rodea.
Miles de guiños de magia o de “casualidades” o de pequeños “milagros” ocurren a cada instante en tu día a día.
Deja de pelear contigo misma. Para de pensar y de forzar las situaciones que no te convienen.
Tú también eres un mago. Un chamán que hace la magia de respirar cada mañana.
Camina por donde tu intuición te guie. Observa lo que no conoces. Vive como si no fueras a despertar después del sueño.
No necesitas ser como te dijeron que fueras. Ya eras desde que naciste. Ya eres ahora.
Una persona maravillosa.
Alguien rodeado de magia y de sorpresas inesperadas.
Hoy me gustaría que conocieras a un ser muy especial.
Acércate al cuarto de baño. Enciende la luz. Sitúate delante del espejo y cierra los ojos.
¿Sabes a quién tienes enfrente de ti? ¿Qué piensas de esa persona al otro lado del espejo?
Visualízate cómo crees que eres. Reconoce cada rasgo o actitud negativa en ti.
Una vez que lo hayas hecho, rodéate con tus brazos y di lo siguiente en voz alta:
Me acepto como soy.
Me quiero y sé que la magia rodea mi vida.
Todo es cambio. Puedo ser y hacer lo que proponga.
No hay límites en el universo. Los limites, los pongo yo y puedo cambiarlos.
La vida es maravillosa. Todo está bien”.
Cuando lo hayas hecho, abre los ojos y sonríete.
Eres esa persona mágica que respira cada día. Que vive aquí y ahora. Que conoce y sabe. Que es.
Camina despacio y con paciencia.
Descubre la magia.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Baila, canta, ríe…

Esta semana te voy a proponer un reto…

Cada día desde que leas esto, me gustaría que realizaras aunque solo sea una vez, alguna de las acciones que te voy a decir ahora.
La idea es que dediques aunque solo sean unos minutos a estas actividades.
Solo una cosa cada vez. Es sencillo…
Las acciones son estas:
1. Baila. Levanta de la silla o del sofá y muévete como si el viento te meciera. Mueve brazos, piernas, cabeza… da vueltas sobre ti mismo. Si te da apuro hazlo mientras estés sola. Sino… Compártelo con los tuyos. Seguro que pasáis un rato divertido.
2. Canta. Canciones de tu infancia o actuales. Inventadas o tatareadas… No importa cuales ni como… tan solo canta y siente las sensaciones que te produce la música.
3. Ríete. La risa es un bálsamo para todo. Aunque no tengas ganas, ríete… abre la boca para hacerlo… No te quedes en la media sonrisa… No se trata de eso. Se trata de reír a ser posibles a carcajadas, con ganas… como si te hubieran contando el peor (o el mejor) chiste del mundo.
4. Abraza. Abrázate a ti mismo. Rodéate con tus brazos y mécete como si alguien te estuviera abrazando. Expresa en voz alta afirmaciones como: me quiero, soy una persona maravillosa, todo está bien… Cuando lo hayas hecho contigo misma, acércate a quien tú quieras y pídele un abrazo. Seguro que le gusta la idea.
5. Verbaliza tus emociones. En este día ve a un espejo y mírate un momento. Observa cada rasgo de tu cara y di como te sientes en voz alta. Piensa si tienes algún sentimiento escondido que no te deja ser todo lo feliz que quieres. Después, expresa también en voz alta y mirando al espejo un deseo que anhelas. Y cree que es posible. Todo es posible. Cuando lo hayas hecho, ve a esa persona a la que tanto quieres y dile lo que sientes. Hoy va a ser un gran día.
6. Sé consciente de tu respiración. Ser consciente de que a cada segundo que pasa nuestro cuerpo no deja de moverse. Respiramos a cada instante y no somos conscientes de ello. Muchas veces nuestra respiración se vuelve rápida e inconstante y eso nos produce dolores de cabeza, miedos repentinos, sensaciones de ahogo… Siéntate en un lugar cómodo y pon una mano en el pecho y la otra debajo del ombligo. Siente como entra y sale el aire de tu cuerpo. Acompaña la acción con afirmaciones positivas. La vida es maravillosa.
7. Imagina que no hay un mañana… Carpe Diem. El último día de tu semana recuerda en algún momento que ya no tendrás más horas, ni minutos para compartir tus bailes, cantes, risas, abrazos y emociones. Echa una mirada a la semana que has tenido y piensa si ha merecido la pena esas pequeñas acciones que has hecho cada día. imagina que ya no estarás aquí mañana… ¿Qué te falta por hacer o por decir? Si hay algo… hazlo, dilo… No te quedes con las ganas de vivir.


miércoles, 26 de noviembre de 2014

Fuerza en tu interior

Respira profundamente tres veces y continúa leyendo.
Imagina que estás en el campo, en el centro de un círculo franqueado por inmensos árboles.
Estás solo.
Ahora pon tu mano izquierda en el pecho, visualizando como también lo haces dentro de ese círculo mágico.
Respira profunda y lentamente una vez.
Quítate los zapatos o las zapatillas que llevas puestas.
Ahora en tu visualización también estás descalza.
Sientes la tierra a tus pies y los pequeños brotes de hierba que la rodean.
Tu respiración se hace cada vez más tranquila y sosegada.
Los árboles te protegen y el círculo te llena de una energía inusual y sin embargo muy sedante.
Está feliz y relajado.
Sonríes en ambas realidades porque sabes que lo que estás viviendo y sintiendo es real.
Eres parte de ese lugar. Un árbol más entre la maleza.
Respiras sin esfuerzo.
Con la mano todavía en el corazón, te apetece dar las gracias a todo lo que te rodea.
Estás aquí y ahora y notas la energía brotar desde las plantas de tus pies hacia tu coronilla.
Eres un ser especial. Una persona maravillosa en un espacio mágico.
Tu fuerza reside en tu interior.
Visualiza ahora como poco a poco, te vas transformando en un tigre.
Ahí sigues. Cercado por los inmensos árboles.
Decides tumbarte.
Tu cuerpo de tigre está muy tranquilo y feliz. A pesar de yacer en la tierra, tú puedes notar esa fuerza que se desprende de tu interior.
Las casualidades no existen. Estás convencido de ello aunque no piensas.
Simplemente estás.
Acompañando a la naturaleza que te acuna.
Un ser de luz sin expectativas ni miedos.
Observando las hojas que bailan a tu alrededor.
Solo estás tú.
Respira profundamente una vez.
Disfruta de cada instante de tu existencia.
No olvides que eres un ser mágico. Una criatura del bosque en unión con el resto de vida del universo.
Cuando estés preparada abre los ojos.
Y recuerda: La fuerza está en ti


miércoles, 19 de noviembre de 2014

Un rayo de sol

Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Relaja cada parte de tu cuerpo que sientas en tensión.
Ahora dirige tu mente y tus recuerdos a ese lugar cálido y seguro que dormita en ti.
Todos tenemos ese espacio mágico al que hemos acudido en más de una ocasión. Un sitio alejado de tiempos, de espacios y de obligaciones.
Puede ser el pueblo al que ibas de pequeño, o el parque al que te gustaba ir a pasear… quizás sea “tan solo” el dormitorio en el que creciste. Sea como sea, haz todo lo posible para recordar aquel instante en que todo se detenía.
Cuando lo hayas hecho y tu cuerpo y tu mente crean que estás disfrutando de nuevo de esas sensaciones, respira profundamente una vez.
Tu cuerpo está cada vez más y más y relajado.
Tu cabeza está rodeada de todas aquellas cosas familiares que tanto te gustaban y te gustan.
Te sientes relajada y llena de vitalidad.
Nada existe. Todo está por descubrir.
Un suspiro cercano te saca de tu ensoñación… o eso piensas.
Sin embargo sigues en ella.
Una de las personas o animales con quien tanto jugabas hace años está cerca de ti.
No lo miras, pero sabes y sientes que está allí. Como siempre estaba.
Disfruta del momento y escucha.
Un agradable viento te mece.
Rayos de sol calientan tu cara y te hacen estremecerte.
Estás dentro del sueño y sin embargo parece real.
Todo parece estático. Sin tiempo. Sin espacio. Sin pensamientos.
Un vacío apetecible invade entonces tu cuerpo.
Ya no eres tú mismo. Te has transformado en ese rayo de sol que atravesaba el camino, la ladera o tu ventana.
Vives cerca de las nubes y sin embargo apenas las rozas.
Eres etéreo.
Un soplo de aire cálido que no busca, ni encuentra, ni se siente cansado o perdido.
Simplemente estás.
Cerca del camino al que tanto ibas. Pegado a la cama en la que tanto soñaste.
Nada permanece. Tu forma de rayo de sol tampoco.
Poco a poco te vas desvaneciendo en la nada.
Sin embargo te sientes más viva que nunca.
Más segura que en ningún momento de tu vida.
Este es el momento y lo sabes.
No hay dudas. No hay miedos. No hay esperas.
Tan solo hechos.
Estás aquí y ahora.
Respira profundamente una vez.
Vive.
Ahora.
Abre los ojos.


miércoles, 12 de noviembre de 2014

Por qué creer en positivo (6 años escribiendo)



Hace ahora casi seis años que comencé este blog de Creer en Positivo.

Cuando le puse el nombre busqué las palabras que más se adecuaban a la intención que tenía para escribir en él. Como con todo, poco a poco las propias letras han ido tomando forma ellas solas y muchas veces yo solo soy una mera espectadora de las palabras que se plasman aquí.

Pensar en positivo es una acción voluntaria, racional y que depende de nosotros.

Sin embargo, las palabras “pensar en positivo” me parecían huecas y utilizadas en multitud de ocasiones, como un consejo o una letanía sin sentido.

Afirmaciones como: “Piensa en positivo” o “Deja tu mente en blanco” no me ayudaban a ser más positiva o a meditar. Al contrario… Me alejaban cada vez más del objetivo, puesto que no sabía cómo hacerlo. La orden “Piensa en positivo”, no me servía cuando estaba en mi mundo cerrado y opaco. Salir de él, era un deseo y una necesidad que todos tenemos. Querer estar bien psicológicamente es el inicio del camino, pero hay un largo trecho hacía la ansiada mente sana. Y es un camino que requiere voluntad y consciencia. Nada va a cambiar tu vida desde fuera. Somos cada uno de nosotros los responsables de esos cambios tan anhelados. Eso sí, muchas veces con ayuda y sobre todo aprendiendo las aptitudes, conocimientos y  habilidades para ello.

Cuando de adolescente comencé a intentar meditar me decían: “Deja tu mente en blanco”. Así de sencillo… “Deja tu mente en blanco”… Nunca podía hacer eso que parecía tan fácil. Mi cabeza no paraba de pensar y de darle vueltas a ese deseo… “Tengo que dejar la mente en blanco”. Mi mente lejos de acatar la sencilla orden, caminaba aun más deprisa y sin control. Y encima la ansiedad de no conseguirlo era cada vez mayor… Creí entonces que no estaba hecha para meditar… por lo menos de esa manera… A pesar de todo seguí intentándolo… Hasta que un día me di cuenta… Había meditado muchas veces sin ser consciente de ello. Había perdido mi mente en el vacio del cielo o de un mar profundo, y en esos minutos había sido la persona más feliz del mundo. No necesitaba dejar mi mente en blanco para meditar. No necesitaba estar sentada en una posición determinada ni con un ambiente silencioso y oscuro… meditar no era aquello en que insistía con determinación… meditar no es algo fuera de nosotros, ni una imposición. Es algo connatural a nuestra mente. Y muchos de nosotros lo hacíamos a menudo siendo niños.

Volviendo al tema del blog, decidí escoger la palabra creer y no pensar, porque una creencia es más profunda que un pensamiento. Cuando una creencia se instala en nosotros desde dentro y no desde fuera se convierte en parte de nuestra vida. Gracias a la experiencia vamos formando nuestras creencias y vamos modificándolas con el paso de los años. No son estáticas aunque lo parezcan. Y por supuesto, no pertenecen al campo de la religión únicamente.

En 2008 comencé a escribir en Creer en Positivo, con las mismas ganas que aún tengo. Ha pasado el tiempo y las experiencias han llenado mi vida y la de muchos de nosotros.

Cree en positivo cada día y cada noche. Sé el motor del cambio, el inicio del camino… nunca es tarde para comenzar a cambiar o emprender un proyecto. Déjate mimar por las “casualidades” y sobre todo sonríe, canta, baila y sigue soñando.

¡Cree en positivo!

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Coherencia

Un amanecer cualquiera Coherencia se despertó de un profundo sueño.
Cuando abrió los ojos se sintió perdida. Se encontraba flotando en medio de ninguna parte.
Sus cabellos caían hacía un acantilado de miedos y desesperanzas.
No comprendió entonces que todo aquello que la rodeaba era producto de su fértil imaginación.
Una multitud de seres de todas las edades gritaban desesperadas al otro lado del sueño.
Pedían a Coherencia que volviera de su mundo. Que se instalara de nuevo en sus vidas.
Sin embargo, nuestra protagonista, ajena a todo dolor y a toda incertidumbre, seguía levitando en un mar de estrellas rotas.
Sin parpadear pudo llegar a una conclusión… Sus acciones ya no eran suyas. Alguien le había robado los sueños y la esperanza.
Como un gato se coló disimuladamente por la puerta entreabierta.
Allí estaban aquellas personas… Tristes y desahuciadas… Ya no tenían más que perder… Tan solo sus propias vidas.
Muchos ofrecieron sus conocimientos para hacer de Coherencia uno más. Para que regresara del sueño de la locura en el que la habían colocado unos pocos.
Coherencia poco a poco, fue restableciendo su imagen. Supo quién era y quién había sido.
Se conmovió al escuchar miles de historias de personas normales que seguían adelante a pesar de todo.
Se convenció a sí misma de que aquello no volvería a pasar.
Nadie más volvería a secuestrarla para hacerla suya.
Coherencia era de todos y cada uno de los seres que habitaban aquel planeta lleno de ilusiones, de ímpetu y ganas de vivir.
Si alguna vez faltó a su palabra, no fue por su causa directa sino por cómo la habían utilizado.
Ella sabía que si volvía a gobernar en un mundo sin gobernantes, pronto todo volvería a la igualdad y a la lógica que tanto anhelaba.
Coherencia conocía la estrategia. Todo tenía un equilibrio natural. Y sin ella en el mundo, esa estabilidad se había desviado hacía un lado.
Siempre había aprovechados que cogían su nombre e incluso su estilo, y decían que actuaban por vía de la Coherencia divina. Y claro… ellos tenían el poder… Y no Coherencia.
Pero todo aquello se terminó. Coherencia está despierta y más viva que nunca.
Sus deseos de vida y de bienestar se están alineando de nuevo.
El equilibrio regresa y poco a poco será como si nunca se hubiera ido.
No hay nada que escape del poder de Coherencia.
Así que si esta mañana o esta tarde ves andando por ahí a alguien disfrazado de nuestra protagonista, ten claro que no es ella y que pase lo que pase, su mirada y su lógica sobresaldrá por encima de todo.

Coherencia ha vuelto.


miércoles, 29 de octubre de 2014

Lo que no sabemos

Pinturas del Sahara
¿Cuánto crees que sabes?
Desde que somos pequeños no educan y nos enseñan. Nos dicen y nos explican aquello que tiene explicación científica. Muchas otras cosas que escapan del conocimiento de los adultos, se callan e incluso se ocultan…
Sin embargo, hay cosas inexplicables pero eso no significa que no sean científicas o que no se puedan explicar. Muchos de los avances de ahora han ocurrido porque alguna persona no se conformó con la falta de respuestas y siguió investigando.
Las preguntas que ahora están sin respuesta algún día las tendrán. Lo que crees conocer ahora porque te lo han contado, quizás algún día resulte ser falso.
Necesitamos tener una mente abierta y curiosa a los cambios. Indagar como un detective y no conformarse con lo que nos dicen que es.
Abre tu mente y abre los ojos a nuevas experiencias y a conocimientos que no sabes.
Deja de cerrar puertas y comienza a abrirlas.
No tengas miedo a lo que no conoces.
Tal vez no sabes nada del mundo de las abejas porque nunca has leído sobre ello o nunca has visto un documental que te lo explique… Eso no significa que no tengan una forma de vida organizada.
Por ejemplo, las pirámides y la esfinge de Egipto ya estaban ahí hace mas años de lo que creemos. Sin embargo la cronología oficial nos dice otra cosa.
Como con otros temas o contenidos, cuando se encuentran evidencias que no cuadran con lo oficial se calla... Quizás para no cambiar la historia que nos han contado o porque se piensa que así todo es más sencillo…
Qué sigan creyendo todo tal y como se lo hemos contado… Es mejor que vivan con los ojos cerrados”.
Esta frase puede estar tanto fuera de ti como dentro de tu mente.
Nosotros mismos somos nuestros mejores censuradores. Si algo no nos convence porque es nuevo o desconocido, echamos un paso hacia atrás y después salimos corriendo.
Sin embargo, cuando hacemos eso estamos escapando de nosotros mismos y de la realidad.
No tengas miedo a conocer. No tengas miedo al cambio.
Abramos la mente y los ojos a lo que no sabemos.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar”.
(Antonio Machado)


miércoles, 22 de octubre de 2014

Eres como vives

He conocido un anciano que vivió una guerra.
Sus manos huesudas y su tez oscura, resaltan las horas de miedos, dolencias y preocupaciones que ha vivido.
A pesar de todo, ese hombre es una persona con una visión clara y una mente optimista.
Cree en el poder de cada uno para superar lo indecible. Siente que todo lo bueno siempre está a la vuelta de la esquina.
Él ya está solo en su día a día. Camina despacio en la residencia donde está aparcado, y sin embargo no se siente apartado.
Conoce bien las nuevas tecnologías y a cada rato, mira el teléfono con intención de intervenir en las redes sociales.
Está encendido en su afán por ser escuchado. Dice que hay tanta gente como él viviendo fuera de la sociedad, y que conocen tantas experiencias pasadas, que no entiende porque no quieren escucharlos.
Si no aprendemos del pasado, comenta, no seremos capaces de hacer el futuro.
Sus hijos van a verle solo ocasionalmente, y como cada tarde se acerca a la sala de rehabilitación a ejercitar su limitado cuerpo.
Me cuenta que de joven estuvo viviendo lejos. Tuvo que buscarse la vida fuera. Hoy está feliz de estar de vuelta. Y observa con recelo como todos los recursos que necesitamos están aquí. No hay necesidad, apunta, de ir a ninguna parte. Tan solo es necesario que se equilibren esos recursos.
Como el gran sabio que es, disfruta de las horas perdidas. Donde él vive no hay mañana. Solo el ahora, que lo rodea todo. En ocasiones la rutina fulminante de la tarde lo hace desvanecerse en el silencio de sus ojos. Y cae en un profundo sueño. Cuando despierta tiene ganas de jugar al dominó, de merendar y de seguir contando sus experiencias.
Nada le calla. Y casi nada le cansa. Tan solo la quietud de quienes dicen ser jóvenes y adultos.
No hay diferencias entre él y sus hijos o entre sus hijos y sus nietos. Él lo ha vivido y sabe que su cuerpo es solo eso… Un cuerpo. Nada más que una funda rellena de quién siempre ha sido. Dice que se siente más atlético y fuerte que nunca. A pesar de su aspecto, el anciano es un niño.
Pienso en quedarme con él toda la noche escuchando sus pericias por vivir, cuando una amable señorita me invita cortésmente a irme. No se permiten más visitas… Y aunque no son ni las 8 de la tarde, el grupo de quienes seremos muchos de nosotros en pocos años, se ponen en fila esperando para entrar en el comedor.
Algunos no saben si tienen hambre, otros tienen los ojos empañados por el adiós de sus familiares, y otros caminan con el ímpetu de alguien que nunca ha comido.
Todos ellos somos nosotros mismos. Tú, tu pareja, tus padres, tus hijos, tus nietos… Todos y cada uno de nosotros, viviremos en esos experimentados cuerpos. Tú también te sentirás joven a pesar de tu experiencia, aunque los demás te traten como si no supieras nada. Vivirás más pronto que tarde en un lugar que no es tu casa, con personas que no conoces, con dolencias que no alcanzas a imaginar. Serás parte de esa parte de la población que grita para ser oída, que lucha cada día por vivir feliz sin más miedos y preocupaciones.
De hecho… ya eres uno de ellos. Todos somos ese anciano y anciana que conocemos.
El pasado no existe. Es solo una ilusión. El futuro solo está proyectado en tu mente. El presente te envuelve a cada respiración. Eres una luz en el camino. Una fuerza similar a una enorme ola, que nunca termina de romper en las rocas.
Vive cada día como si fuera el último. No esperes para hacer las cosas que deseas. Hazlas.
Eres como has vivido. Eres como vives.
Disfruta de cada instante y aprende a cada momento.
Hay tantas cosas por descubrir…
Recuerda: ¡Vive ahora!



miércoles, 15 de octubre de 2014

Sánate a ti mismo

No hay soluciones rápidas. Todo necesita un proceso, que requiere de nuestra acción.
Sé qué esperas encontrar en otros esa varita mágica para estar y ser feliz.
Sin embargo tú sabes que eso no es así.
Tú eres responsable de tu salud y de tu felicidad.
Te conoces bien. Sabes lo que necesitas y cuando lo necesitas.
Sabes lo que te conviene. Sabes quién no te conviene.
Y sin embargo, sigues atrapada en un pasado que ya se fue. Adherida a una forma de pensar que no te beneficia.
¿Hasta cuándo crees que tu cuerpo y tu mente aguantaran?
Quizás piensas que la delgada liana por la que vas caminando, seguirá soportando el peso de tu pasividad y falta de acción, por mucho tiempo. Pero tienes que ser consciente de que al final todo cede.
Responsabilizar a otros de tu salud tanto física como psicológica no es la mejor opción para que ese puente siga en pie.
Imagina que estás en ese puente construido con una frágil liana. Aunque te quedes quieto, impasible ante los cambios y los avisos de tu cuerpo, tu peso hará que la cuerda se rompa.
Visualiza ahora la escena de querer que otra persona te coja en brazos y juntos comenzar a caminar por el puente… ¿Qué crees que pasará? La cuerda seguirá estable por unos segundos, pero pronto terminará cayendo. Al igual que tu salud (y la de aquellos a los que responsabilizas).
Toma la responsabilidad de tu salud. Adquiere la fuerza que ya tienes para dar esos pequeños pasos que te ayuden a cruzar el puente.
Al otro lado estás tú, más viva y saludable que nunca. Sanándote a ti misma y siendo consciente de tu poder.
Entonces… ¿Cómo comenzar a sanarte a ti mismo?
Para empezar puedes seguir estos sencillos pasos:
1. Sé consciente de que tu estado de salud depende de ti misma.
2. Acepta que el cambio es lento.
3. Alberga expectativas realistas sobre ese cambio o no tengas expectativas de lo que va a pasar.
4. Busca los recursos que te ayuden a avanzar por el puente hacia tu sanación.
5. Pide ayuda cuando la necesites, sin volcar sobre los demás esa responsabilidad que tienes sobre tu estado físico y mental.
Y sobre todo, sonríe.
Disfruta de las pequeñas cosas que te rodean.
No te dejes. No te pares encima de esa frágil liana.
Sigue caminando.


miércoles, 8 de octubre de 2014

Eres una persona con suerte

Todos hemos escuchado la frase: “Todo es según el color del cristal con que se mira”.
Seguramente, muchos de nosotros no nos hemos parado a pensar en su significado detenidamente.
Todo hecho tiene una interpretación diferente según quién lo percibe.
Nuestra percepción es diferente de la de nuestra amiga, y también es distinta según nuestro estado de ánimo.
Podemos encontrar en nuestro camino personas con suerte que nunca diríamos que son afortunadas. A pesar de nuestra percepción, esa persona ríe cuando nosotros estaríamos llorando y canta cuando parece no tener razones para ser feliz.
¿Qué diferencia hay entre esas personas y nosotros?
Quizás la frase del principio tenga mucho que decir al respecto.
Como he comentado otras veces, siendo niña una enfermedad llegó a mi vida y a la de mi familia. Todo pareció truncarse cuando el dolor no me dejaba dormir o mi cuerpo comenzaba a tener limitaciones cada vez más tangibles. Y pronto observé como las percepciones de quienes me miraban tenían sentimientos de pena o de reproche (“Pobre niña. Tan pequeña… que mala suerte ha tenido” o “¿Por qué le ha tenido que pasar a ella?”).
Sin embargo mientras el dolor no estaba presente, yo me sentía feliz. Sabía que era una persona con suerte y seguía jugando y disfrutando de mis aficiones.
Entonces, ¿todo es según el color del cristal con que se mira? Yo creo que sí. Eres tan afortunado como tú creas que lo eres.
De las experiencias (incluso de las dolorosas) se aprende a seguir avanzando.
Sé que mi percepción puede estar sesgada por mis vivencias pasadas… Pero ¿qué percepción no está sesgada o es potencialmente subjetiva?
Cuando ves al chico que nació sin brazos y sin piernas ¿qué piensas? ¿Qué sentimiento te produce observar a otros a la hora de afrontar sus vidas?
¿Crees que son diferentes a ti? ¿Piensas en la suerte que tienen o por qué a ti no te ocurren cosas maravillosas?
Quizás todo depende de tu percepción. Tal vez no aproveches el momento (“Carpe Diem”) o simplemente no había llegado el instante para cambiar tu mirada.
Es posible que esas preguntas que tienes, sean el inicio del cambio.
¿Te has dado cuenta ya?
Eres una persona con suerte.