miércoles, 29 de julio de 2015

Vive con los ojos abiertos

Cada vez vivimos más años. Alguien nacido este año podrá llegar a vivir mucho más de un siglo. Y seguramente con buena calidad de vida.
Sin embargo, estar vivo no es lo mismo que estar despierto.
Saborear cada segundo como si fuera el último, es una necesidad que hemos de aprender.
En ocasiones parece que caminamos con los ojos cosidos al rostro. Todo se nos escapa de las manos y nuestras experiencias se empobrecen a cada paso.
Últimamente leo en muchos sitios, temas referentes a salir de nuestra zona de confort o bienestar. Nos dicen que dejemos de tener esos miedos que nos atan a la rutina diaria. Todos y cada uno de los días, hacemos una y otra vez las mismas cosas. Nos creemos inmaduros para algunas experiencias y no nos sumergimos en ellas. Así, nunca llega el cambio deseado.
A pesar de todo, cambiamos sin ser conscientes de ello. Somos seres cambiantes y a cada minuto que pasa somos diferentes.
Buscamos los cambios fuera. Anhelamos que algo o alguien exterior nos cambien, tanto a nosotros mismos como a nuestra vida. Y nos quedamos con los brazos cruzados y los ojos cerrados.
El miedo como sabemos, nos paraliza. Sea un miedo real u otro más sutil, nos hace ser personas miedosas y poco seguras de sí mismas.
Sin embargo, todos y todas podemos ser conscientes de nuestra vida.
Hemos de saber, que si hay miedo no hay bienestar. Y cuanto más insistamos en repetir siempre los mismos actos y pensamientos para no sufrir ni correr riesgos, más tiempo estaremos atados a esa irrealidad poco feliz que hemos hecho nuestra.
A veces las cosas son más sencillas de lo que nos parece.
Acércate a una ventana, ábrela y cierra los ojos antes de mirar al exterior.
Cuando estés ahí, intenta escuchar los sonidos que llegan a tus oídos. Siente en tu piel cada sensación que te ocurra. Imagina que vives ahí. Delante de esa ventana, con los ojos cerrados. Crees que no puedes ir a ninguna parte. Solo estar quieta y pensar en esas limitaciones autoimpuestas. Al principio te resistes a quedarte parado, pero tus miedos te avisan: no te muevas, puede pasar algo terrible.
Respira tranquilamente. Poco a poco vas pensando que estás bien así. No estás del todo feliz, pero por lo menos estás.
Cuando pase un rato sintiéndote así, abre los ojos y observa por la ventana. Hay un mundo ahí fuera. Miles de experiencias, ideas y relaciones están esperándote. No estás sola. Mirando detenidamente, observas a otros que como tú, están en las ventanas, abriendo los ojos en ese momento.
Nada nos puede parar.
Somos seres conscientes y capaces de todo.
Únete al cambio.
Vamos a caminar con los ojos abiertos.



miércoles, 22 de julio de 2015

Eres un ser mágico

Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Imagina que estás dentro de la barriga de tu madre.
Eres un bebé a punto de nacer y todo tu mundo está dentro de ese cuerpo.
Solo conoces eso.
No tienes nada que hacer.
Solo estar y jugar con el cordón umbilical. Hacer muecas y moverte de un lado a otro.
Dedica unos instantes a visualizar el entorno en el que estás.
Es un medio acuoso y caliente.
Escuchas sobre todo el corazón de tu madre.
Te sientes segura y protegida.
Los sonidos que llegan de fuera te acunan como una nana y tu cabeza tararea las canciones que te cantan.
Respira profundamente una vez.
Ahora visualiza poco a poco tu pequeño cuerpo.
Estás en posición fetal, con las rodillas flexionadas y tu cuerpo echado hacia delante.
Observa tus pies y piernas. Tu cuerpo desnudo parece brillar dentro del líquido amniótico.
Mueve los dedos de los pies y acerca tus piernas a tu cabeza.
Eres muy flexible y te sientes llena de energía.
Sigue respirando tranquila, acompañando la respiración de tu madre.
Cuando lo hayas hecho, visualiza tus manos y brazos.
Son pequeños pero fuertes. Los mueves sin esfuerzo.
Te sientes tranquilo y relajado.
Por último observa tu cabeza. Apenas hay pelo y no sientes ninguna presión.
Estás flotando en el líquido y disfrutando de esa sensación de ingravidez.
Todo está bien en tu mundo.
Nada te perturba ni te preocupa.
Sabes que todo va a salir bien y que todo está bien.
Así lo sientes.
Tu corazón late cada vez más despacio.
Respira profundamente una vez.
Estás muy relajada y feliz.
Notas la energía que tenías aún antes de nacer.
Eres un ser mágico.
Que no se te olvide.
Abre los ojos.


miércoles, 15 de julio de 2015

Actívate

Espabila.
¿Qué haces ahí sentado?
¿Piensas que sin moverte y haciendo siempre lo mismo, vas a cumplir tus deseos y tus objetivos?
Estamos apagados.
Cuantos más años cumplimos parecemos más muertos. Y sin embargo estamos cada vez más vivos.
Los sueños y las ilusiones no se pierden por el camino.
Eres mucho más que un número y mucho más que un simple trabajo o profesión.
Así que arriba.
Despégate de ese sillón y haz eso que tienes en mente.
Si no puedes comenzar a hacerlo en este preciso instante, sí que puedes hacer una cosa…
Ir preparando a tu mente para ello. Entrenándola para aquellos retos que te has propuesto…
Estar viendo la televisión toda la tarde no es un buen plan si deseas esos cambios.
Muévete.
Cámbiate de ropa y haz un poco de estiramientos.
Luego busca un buen libro y lee.
Leer despeja la mente y te ayuda a estar activa.
Apasiónate dibujando un cuadro.
Camina descalzo por la casa mientras cantas y haces planes de lo que harás.
Esto ya forma parte de ese plan.
Así que sonríe.
Que nada te frustre.
Hoy es un buen día para vivir.
Cree en ello.
Sobre todo cree en ti y en tus capacidades.
Solo hace falta un pequeño paso para comenzar.
¿Te animas?
¿Te apuntas conmigo esta semana para ello?
Todo comienza en tu mente. En tu imaginación y en tus ideas.
No hay obstáculos.
Solo piedras en el camino que nos ayudan a avanzar y a aprender cada día más.
¿Vamos?
Este es el momento.
Actívate.


miércoles, 8 de julio de 2015

Al final todo saldrá bien

Escucha por tus oídos. Oye con todo tu cuerpo lo que está ocurriendo a tu alrededor. No es un susurro. Son voces que te gritan que puedes y que todo llega.

Las personas más ancianas hablan desde su propia experiencia. Tienen más años que nosotros y conocen a ciencia cierta que “Esto también pasará”.

Cuando el agujero es profundo tienen dichos como: “Dios aprieta pero no ahoga” o similares. Creen que al final todo saldrá bien…

Pero… ¿Por qué sienten eso?

Quizás porque han vivido y mucho. Y saben dilucidar lo realmente importante de lo accesorio.

El amor, la salud, el trabajo… son los ejes fundamentales de sus vidas. Sus nietos, sus paseos diarios o los medicamentos que toman, sus tareas cotidianas…

Y todo gira entorno a una sola cosa… Viven cada día como si fuera el último.

Puede ser que algunos se lamenten de no haber comenzado antes a “disfrutar” de lo importante. Por eso muchos dan “consejos” y te animan a viajar, o a leer más...

Olvida por unos instantes la edad que tienes y las obligaciones que te has impuesto.

Ahora, imagínate hoy con 90 años.

Tu mente está lúcida y tu cuerpo te acompaña en la aventura.

Es posible que tengas alguna limitación pero has aprendido a vivir con ella.

Hoy no tienes nada que hacer.

Tan solo levantarte y respirar.

Asomarte a la ventana y volver a sentirte viva.

Visualízate a ti misma incorporándote despacio de tu asiento y realizando las tareas diarias más lentamente.

Todo está tranquilo.

Nada en tu mente te perturba.

Hay un pasado que recuerdas, pero que no te produce nostalgia sino regocijo.

No piensas en mañana. Solo en hoy.

En lo que vas a hacer sin prisas. En que vas a comer, donde vas a ir a pasear, cuanto tiempo pasarás delante de ese paisaje que tanto te gusta…

Te sientes afortunado.

Te has acostumbrado al calor, al frío o a los dolores.

Todo está mitigado.

Nada es tan importante como lo era ayer.

Y eso te relaja.

Ya no hay pensamientos recurrentes que te aten.

Ya no existen esos miedos o preocupaciones que tenías.

Todo está en calma.

Pensando en el siguiente minuto que vivirás.

Hoy sonríes sin motivo aparente.

Pero sabes que sí existe.

Hoy sabes que…

Al final todo saldrá bien.




miércoles, 1 de julio de 2015

Equilibrio

Ya está.
Deja de darle vueltas.
Es el momento adecuado.
Tu cuerpo y tu mente están en equilibrio.
No te tienes que esforzar para ello.
Déjate llevar.
Se han terminado los pensamientos que no te benefician.
Nada te impide estar aquí y ahora… y ser más feliz.
Imagina que estás dentro de un paréntesis.
No hay nada alrededor.
Solo estás protegido por esos signos, tanto por delante como por detrás.
Todo tu entorno está seguro y mimado con una fuerza casi imperceptible.
Así que ya está.
Déjalo.
No te canses en pensamientos recurrentes. Ni en ideas que te agobian.
No hay preocupaciones ni miedos.
El vacío existe.
Estás en él.
Tu mente está en él.
Todo tu cuerpo está sumergido en un vacío real que te llena de energía.
Confía.
Cree en ti y en tus capacidades.
Eres una persona única y especial.
Visualiza tu cuerpo envuelto por un halo de color blanco.
Siéntelo como real.
Está ahí. Y te sana a cada paso que das.
Respira con tranquilidad y sosiego.
Este es tu momento.
Ahora puedes.
Cuando te sientas decaída o cuando creas que no puedes, imagínate a ti misma dentro de ese paréntesis o envuelta en esa aureola energizante.
Y cuando estés nervioso, cierra los ojos y respira profundamente.
Repite para ti:
Todo está bien.
Estoy protegido.
Me siento sana.
Mi vida es maravillosa.
Yo soy una persona especial.
Me acepto y me quiero.
Todo va a salir bien.
Estoy en equilibrio”.