lunes, 8 de junio de 2009

"Un Suspiro"


“ Cuando Anita abrió los ojos aquella mañana, un aroma conocido inundó su cuerpo. Tal vez, era el pan recién hecho, o era la tierra mojada por la lluvia (caída durante toda la noche).
Anita, muy contenta, fue en busca de su padre, que trabajando, la sonrió de lejos.
- Hola hijita. ¿Como que te has levantado tan temprano?
- No sé papá – respondió Ana – He sentido un aroma conocido, y he recordado que hoy era mi cumpleaños. ¿Dónde está mamá?
- Aún duerme cariño. No la despiertes. Ayer fue un día duro para ella. Ya sabes, que la abuelita se ha ido. Y creo que lo ha hecho demasiado pronto para tu madre.
- Sí papá. No haré ruido. ¿Puedo quedarme a tu lado? Lo necesito.
- Claro, siéntate en esa butaca. Hoy haremos un gran bizcocho para tu cumpleaños.
Ana, muy feliz, abrazó a su padre, que seguía trabajando sin descanso ”.
Anita suspiró… recordó que la vida era como ese suspiro. Se miró el cuerpo (ya viejo y cansado) y sonrió. Había tenido una larga y hermosa vida. No había dejado de trabajar como hizo durante muchos años su querido “papá”. Había dado mucho amor y había conseguido que todos sus hijos fueran felices. Las cosas estaban bien. Había llegado el momento. Se miró las manos arrugadas y sintió la mano de su madre en ellas. Se tambaleó en su sillón y respiró de nuevo (ahora, de modo lento y prolongado).
- Despídeme de todos – susurró al aire.En pocos segundos su mamá, su papá, su esposo, sus suegros (su “papá”) y todos sus seres queridos, la estaban ya esperando con una gran sonrisa en la boca. Anita sonrió con alegría. Allí estaba. Cuanto tiempo sin verlo (se dijo). Apretó su desvalido cuerpo y lo dejó caer en el sillón.
(Con mucho amor para la abuela Ana. ¡Te quiero!!!)

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