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lunes, 29 de febrero de 2016
Carpe Diem
Y al final de la pradera un árbol grande y verde te aguarda.
Puede que sea el final del camino... o tal vez el principio.
Sea como sea, ese árbol eres tu mismo.
Un ser fuerte y robusto que no teme al paso del tiempo.
Esta semana ten clara una sola cosa: vive aquí y ahora como si no hubiera un mañana.
Y aunque el camino se acabe, no tengas temor. Ni tu sombra será un obstáculo. Todo estará bien. Todo está bien.
Recuerda...
Carpe diem y a ser feliz...
miércoles, 8 de julio de 2015
Al final todo saldrá bien
Escucha por tus oídos. Oye con todo
tu cuerpo lo que está ocurriendo a tu alrededor. No es un susurro. Son voces
que te gritan que puedes y que todo llega.
Las personas más ancianas hablan
desde su propia experiencia. Tienen más años que nosotros y conocen a ciencia
cierta que “Esto también pasará”.
Cuando el agujero es profundo
tienen dichos como: “Dios aprieta pero no ahoga” o similares. Creen que al
final todo saldrá bien…
Pero… ¿Por qué sienten eso?
Quizás porque han vivido y mucho. Y
saben dilucidar lo realmente importante de lo accesorio.
Y todo gira entorno a una sola cosa…
Viven cada día como si fuera el último.
Puede ser que algunos se lamenten
de no haber comenzado antes a “disfrutar” de lo importante. Por eso muchos dan
“consejos” y te animan a viajar, o a leer más...
Olvida por unos instantes la edad
que tienes y las obligaciones que te has impuesto.
Ahora, imagínate hoy con 90 años.
Tu mente está lúcida y tu cuerpo te acompaña en la aventura.
Es posible que tengas alguna limitación pero has aprendido a vivir con
ella.
Hoy no tienes nada que hacer.
Tan solo levantarte y respirar.
Asomarte a la ventana y volver a sentirte viva.
Visualízate a ti misma incorporándote despacio de tu asiento y
realizando las tareas diarias más lentamente.
Todo está tranquilo.
Nada en tu mente te perturba.
Hay un pasado que recuerdas, pero que no te produce nostalgia sino
regocijo.
No piensas en mañana. Solo en hoy.
En lo que vas a hacer sin prisas. En que vas a comer, donde vas a ir a
pasear, cuanto tiempo pasarás delante de ese paisaje que tanto te gusta…
Te sientes afortunado.
Te has acostumbrado al calor, al frío o a los dolores.
Todo está mitigado.
Nada es tan importante como lo era ayer.
Y eso te relaja.
Ya no hay pensamientos recurrentes que te aten.
Ya no existen esos miedos o preocupaciones que tenías.
Todo está en calma.
Pensando en el siguiente minuto que vivirás.
Hoy sonríes sin motivo aparente.
Pero sabes que sí existe.
Hoy sabes que…
Al final todo saldrá bien.
miércoles, 1 de julio de 2015
Equilibrio
Ya está.
Deja de darle vueltas.
Es el momento adecuado.
Tu cuerpo y tu mente están en
equilibrio.
No te tienes que esforzar para ello.
Déjate llevar.
Se han terminado los pensamientos que
no te benefician.
Nada te impide estar aquí y ahora… y ser
más feliz.
Imagina que estás dentro de un
paréntesis.
No hay nada alrededor.
Solo estás protegido por esos signos,
tanto por delante como por detrás.
Todo tu entorno está seguro y mimado
con una fuerza casi imperceptible.
Así que ya está.
Déjalo.
No te canses en pensamientos
recurrentes. Ni en ideas que te agobian.
No hay preocupaciones ni miedos.
El vacío existe.
Estás en él.
Tu mente está en él.
Todo tu cuerpo está sumergido en un
vacío real que te llena de energía.
Confía.
Cree en ti y en tus capacidades.
Eres una persona única y especial.
Visualiza tu cuerpo envuelto por un
halo de color blanco.
Siéntelo como real.
Está ahí. Y te sana a cada paso que
das.
Respira con tranquilidad y sosiego.
Este es tu momento.
Ahora puedes.
Cuando te sientas decaída o cuando
creas que no puedes, imagínate a ti misma dentro de ese paréntesis o envuelta
en esa aureola energizante.
Y cuando estés nervioso, cierra los
ojos y respira profundamente.
Repite para ti:
”Todo
está bien.
Estoy
protegido.
Me
siento sana.
Mi
vida es maravillosa.
Yo
soy una persona especial.
Me
acepto y me quiero.
Todo
va a salir bien.
Estoy
en equilibrio”.
miércoles, 24 de diciembre de 2014
Hoy es un día perfecto
Hola.
Estás sumergido en un torbellino de acontecimientos, ¿No es así?
Encuentros
con personas que hace tiempo que no ves, familiares que reclaman tu atención a
cada instante… Necesitas también un espacio para ti. Un lugar o unos momentos
sin ruidos o llamadas a tu alrededor.
Así
que… Dedícate estos minutos para ti:
Cierra los ojos y respira
profundamente tres veces.
Relaja cada parte de tu cuerpo que
esté tensa e intenta acompañar tu respiración a tu estado de calma.
Sigue con los ojos cerrados
mientras te centras en tu respiración. Poco a poco, tus inhalaciones se hacen
más lentas y sientes como cada parte de tu cuerpo se vuelve más y más flácida.
Estás muy relajada y una leve
sonrisa se escapa de tu cara.
Te sientes afortunado.
A pesar de estar rodeado de la algarabía
de tu casa o de la calle, ahora mismo estás aquí… Con los ojos cerrados. Tú sola.
Escucha a tu cuerpo y a tu mente.
Anota en una libreta imaginada, cada
sensación que tengas.
Recuerda como te sentías cuando
eras pequeño y jugabas en las fiestas.
La inquietud del ahora recorría
cada poro de tu piel.
Eran unas experiencias inolvidables…
Y siempre tenías ganas de más.
Aquí y ahora, te estás recargando y
cada vez te sientes más como si fueras un niño.
La ilusión de las horas que
transcurren sin tener cosas que hacer, la necesidad de estar a cada rato
inventando o jugando…
Nada en tu mente te perturba. Y si
lo hace, pasa tan veloz a tu lado que a los segundos ya se te ha olvidado
porque estabas preocupada.
Visualiza una caja de regalo. Imagínala
con su lazo y decorada como a ti más te guste.
Nota la sensación que te produce
(como niña que eres) pensar en lo que hay dentro.
La ilusión te lleva sin prisas pero
de forma vertiginosa a abrir esa sorpresa.
Imagina que abres la caja.
¿Recuerdas aquel juguete que tanto
deseaste de pequeño?
Ahí lo tienes. Delante de ti. Está de
verdad en la caja. Y es tuyo.
Tus deseos se han vuelto a cumplir.
No necesitas nada más.
Eres realmente una persona muy
afortunada.
Vive el momento.
Respira profundamente una vez.
Abre los ojos.
Ahora
que ya has regresado de tu relajación, que no se te olviden esas sensaciones en
lo que queda de día y de semana.
Sigue
atento a la ilusión que rodea tu vida y disfruta de cada momento como si fueras
esa pequeña que solo quiere jugar.
Diviértete.
Pasa tiempo a solas. Sé feliz.
Hoy
es un día perfecto.
miércoles, 22 de octubre de 2014
Eres como vives
He
conocido un anciano que vivió una guerra.
Sus
manos huesudas y su tez oscura, resaltan las horas de miedos, dolencias y
preocupaciones que ha vivido.
A
pesar de todo, ese hombre es una persona con una visión clara y una mente
optimista.
Cree
en el poder de cada uno para superar lo indecible. Siente que todo lo bueno
siempre está a la vuelta de la esquina.
Él
ya está solo en su día a día. Camina despacio en la residencia donde está
aparcado, y sin embargo no se siente apartado.
Conoce
bien las nuevas tecnologías y a cada rato, mira el teléfono con intención de
intervenir en las redes sociales.
Está
encendido en su afán por ser escuchado. Dice que hay tanta gente como él
viviendo fuera de la sociedad, y que conocen tantas experiencias pasadas, que
no entiende porque no quieren escucharlos.
Si
no aprendemos del pasado, comenta, no seremos capaces de hacer el futuro.

Me
cuenta que de joven estuvo viviendo lejos. Tuvo que buscarse la vida fuera. Hoy
está feliz de estar de vuelta. Y observa con recelo como todos los recursos que
necesitamos están aquí. No hay necesidad, apunta, de ir a ninguna parte. Tan solo
es necesario que se equilibren esos recursos.
Como
el gran sabio que es, disfruta de las horas perdidas. Donde él vive no hay
mañana. Solo el ahora, que lo rodea todo. En ocasiones la rutina fulminante de
la tarde lo hace desvanecerse en el silencio de sus ojos. Y cae en un profundo
sueño. Cuando despierta tiene ganas de jugar al dominó, de merendar y de seguir
contando sus experiencias.
Nada
le calla. Y casi nada le cansa. Tan solo la quietud de quienes dicen ser jóvenes
y adultos.
No
hay diferencias entre él y sus hijos o entre sus hijos y sus nietos. Él lo ha
vivido y sabe que su cuerpo es solo eso… Un cuerpo. Nada más que una funda
rellena de quién siempre ha sido. Dice que se siente más atlético y fuerte que
nunca. A pesar de su aspecto, el anciano es un niño.
Pienso
en quedarme con él toda la noche escuchando sus pericias por vivir, cuando una
amable señorita me invita cortésmente a irme. No se permiten más visitas… Y
aunque no son ni las 8 de la tarde, el grupo de quienes seremos muchos de
nosotros en pocos años, se ponen en fila esperando para entrar en el comedor.
Algunos
no saben si tienen hambre, otros tienen los ojos empañados por el adiós de sus
familiares, y otros caminan con el ímpetu de alguien que nunca ha comido.
Todos
ellos somos nosotros mismos. Tú, tu pareja, tus padres, tus hijos, tus nietos…
Todos y cada uno de nosotros, viviremos en esos experimentados cuerpos. Tú también
te sentirás joven a pesar de tu experiencia, aunque los demás te traten como si
no supieras nada. Vivirás más pronto que tarde en un lugar que no es tu casa,
con personas que no conoces, con dolencias que no alcanzas a imaginar. Serás parte
de esa parte de la población que grita para ser oída, que lucha cada día por
vivir feliz sin más miedos y preocupaciones.
De
hecho… ya eres uno de ellos. Todos somos ese anciano y anciana que conocemos.
El
pasado no existe. Es solo una ilusión. El futuro solo está proyectado en tu
mente. El presente te envuelve a cada respiración. Eres una luz en el camino. Una
fuerza similar a una enorme ola, que nunca termina de romper en las rocas.
Vive
cada día como si fuera el último. No esperes para hacer las cosas que deseas. Hazlas.
Eres
como has vivido. Eres como vives.
Disfruta
de cada instante y aprende a cada momento.
Hay
tantas cosas por descubrir…
Recuerda:
¡Vive ahora!
miércoles, 11 de junio de 2014
Esperanza
Desde
que tengo diez años no puedo cerrar las manos. He estado años de mi vida, con
dolor en los dedos y sintiéndome muchas veces incapaz de realizar mis sueños. A
pesar de todo, siempre sentí la esperanza de cumplirlos.
Las
vivencias nos marcan a todos. Seamos niños, jóvenes, adultos o ancianos. Cuando
dejamos de creer en la magia y de soñar con ella, nuestra vitalidad se ahoga en
el miedo y el dolor.
Todos
los momentos son únicos y especiales. Aunque estemos pasando por un mal
momento, aunque nos duelan las manos, los pies o las caderas. Aunque no podamos
ser o estar como estábamos antes…
El
tiempo sigue avanzando y todos cumplimos años. Algunos comienzan entonces a
darse cuenta de las limitaciones que conlleva no haber cuidado su cuerpo o su
mente años atrás. Algunos deciden rendirse y dejar de ilusionarse. Otros piensan
que tiempos pasados fueron mejor… Es entonces cuando la esperanza desaparece y
las dudas, el miedo y el desamor hacia uno mismo, inundan los días y las noches.
“Lo
mejor está por venir” es un pensamiento positivo, motivante y esperanzador, que
hace que nuestra mente se relaje y disfrute del momento.
Las
luces aún no se han apagado y hay muchas experiencias gratificantes a la vuelta
de la esquina.
Si
hoy aguzas tus sentidos y escuchas detenidamente o abres mucho los ojos, seguramente veas cosas maravillosas que dudabas de
que existieran hacía unas horas.
Deja
de centrarte en ti o en los problemas que rodean al mundo o a ti misma. No dejes
de lado la realidad, pero date un respiro. Hoy tienes una vida que vivir.
He
conocido y conozco personas de ochenta años, que han seguido realizando sus
deseos y sus sueños. Que se han implicado en un proyecto o en una afición con la
misma o más vitalidad que cuando tenían veinte. Seguramente conoces a alguien
así. Alguien, que sin importar su edad, sin importar sus limitaciones, avanza a
cada instante con la ilusión y la esperanza de un bebé.
Céntrate
en esa persona con ilusión. Acércate a ella y aprende de sus anhelos. Es posible
que te diga que él también tiene miedo, que también se siente cansado o que también
ha sufrido o sufre… Pero después te dirá cómo y por qué sigue unido a la
esperanza y a la vida. Quizás te diga, que a pesar de las dificultades está
vivo y que hay tantas cosas de las que aprender y disfrutar antes de irse…
Tú
eres el creador de tus sueños, de tu historia y de tu esperanza e ilusiones. Tú
eres el artífice de tu felicidad.
Olvida
el rincón de la pena que te ahoga el alma, y levántate de nuevo. Puedes hacer
tantas y tantas cosas aunque tengas limitaciones…
Esta
semana busca una hora tranquila del día y dedica unos minutos a tus sueños. Ellos
nunca se han ido. Siguen ahí, esperando para seguir el camino a tu lado.
Solo
recuérdate cada día que te mereces ser, estar y vivir feliz.
Eres
una persona maravillosa. Que no se te olvide.
¡Sé
feliz!
miércoles, 30 de abril de 2014
Recordando sensaciones
Miles
de cosas hermosas nos rodean todos los días.
Y
muchas veces no nos damos cuenta de la magia que nos envuelve…
Paisajes
que tenemos a la vuelta de la esquina, o aromas o sonidos que estamos
acostumbrados a escuchar como el canto de los pájaros, no significan nada para
nosotros.
Los
acomodamos en nuestra mente y ahí se quedan, sin prestarles atención. Le damos
vueltas y vueltas a la cabeza con cientos de preocupaciones y deberes.
Tan
solo somos algo conscientes de nuestro alrededor, cuando alguien ajeno a donde
vivimos, nos lo dice: “¿Oíste el murmullo
de las olas y el viento?” o “Que maravillosa puesta de sol”.
Mientras
tanto, las idas y venidas; los ruidos abarrotados de gente; los gritos para que
nos escuchen; inundan el lugar y parece que solo existamos nosotros y nuestras
preocupaciones.
Un
día de esta semana, te animo a que hagas una prueba.
Observa
tú alrededor, o escucha detenidamente. También puedes estar pendiente de los
aromas o las sensaciones de aquello que pasa diariamente desapercibido para ti.
Cuando
lo hayas hecho, serás más consciente.
Saborearás
el silencio de la montaña, la música del viento y los olores de la primavera.
Tan
solo has de abrir los ojos y mirar de nuevo.
Como
cuando abriste los ojos por primera vez y viste el mundo.
O
como cuando escuchaste por primera vez ese sonido mágico que te embelesó de
niño.
Asómate
a la ventana y respira profundamente.
Resuelve
tus preocupaciones siendo consciente de tu entorno.
Repite
para ti: “Todo está bien”.
La
vida es un mágico sueño lleno de aventuras y de sensaciones olvidadas.
¿Te
animas a recordarlas?
miércoles, 9 de abril de 2014
No te apagues
Silencio.
Parece
la calma que precede a la tormenta.
Casi
siempre todo se repite.
Después
de la tempestad llega la tranquilidad.
Volverá
a pasar.
Y
tú estarás ahí para verlo.
Quizás
en ese instante, seas un poco más sabio de lo que fuiste en tu anterior
experiencia.
Tal
vez no.
Eres
un mar sin olas, dispuesto a aprender de cada momento.
El
tiempo inventado pasará casi siempre rápido, y tú seguirás aquí para
disfrutarlo.
Mirarás
de nuevo al horizonte y volverás a sentir la paz de la nada.
Seguramente
ya no seas la misma persona a ojos de los demás.
Es
posible que tampoco tú te reconozcas en el espejo.
Pero
tú sabes dentro de tu cuerpo, que eres ese bebé que observaba todo con ojos
grandes y curiosos.
La
vida es un mar en calma llena de experiencias y de retos de los que aprender.
Comprender
el cielo, las nubes, el mar, las horas que transcurren sin pausa... esa es la
vida. Tu vida. Y estás aquí para verlo.
Sonríe.
Sigues
vivo. Sigues siendo lo que deseaste y nunca dejaste de ser.
Un
ser lleno de luz y de calma.
Abraza,
besa, ríe, canta, baila, disfruta a cada paso.
Es
tu camino. Y sigues aprendiendo.
Sigue
con tu luz.
No
te apagues.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Detrás de las nubes
Ha llegado el momento de
despertarse.
Hoy es un buen día para abrir los
ojos y prestar atención.
Nada es importante y todo está
vacío.
Tu cuerpo desaparecerá y no quedará
más que tu energía.
Tus preocupaciones y miedos de
ahora, serán solo un leve recuerdo sin valor.
Nada es como aparece.
Tú eres mucho más que lo que
enseñas o crees ser.
Cualquier cosa que te propongas
puedes alcanzarla.
Cuando decidas despertar del todo,
te darás cuenta de que los problemas no son problemas.
Todo está en tu mente.
Tu pasado y tu futuro están en tu
cabeza… No son reales.
El silencio del ahora parece
existir en esta realidad.
Sigue aquí. En el presente.
Sé consciente de que detrás de esos
pensamientos que tienes, está tú verdadero tú, tu energía deslumbrante y llena
de vitalidad.
Al igual, que las nubes tapan la
luz y los rayos calientes del sol, tus pensamientos, preocupaciones y dudas,
ocultan la calma que existe en tu interior.
Visualiza en tu imaginación un cielo azul repleto de nubes.
Las nubes son reales, pero parecen pintadas por algún genio del pincel.
Siente el calor que te llega a través de esas nubes y observa como
detrás de ellas, los rayos del sol, luchan por dejarse ver.
Sigue aquí.
En este preciso instante.
No dejes que tus pensamientos vayan a otros lugares.
Estás en el vacío.
Volando en tu mente, y sintiendo la amplitud del ahora.
Mira como poco a poco, esas nubes se van apartando y van dejando paso a
esa luz, a esa energía que sin tú buscarla, te inunda el cuerpo y tu mente de
paz y relajación.
Eres un ser de luz, lleno de energía.
Disfruta de cada segundo, de cada instante en ese cielo sin nubes.
La vida es así de simple.
Nada es como aparece.
¿Te lo vas a perder?
miércoles, 25 de septiembre de 2013
El placer
Escucha todo lo que pasa a tu
alrededor, sin dejar de ser consciente de tu respiración.
Recuerda algún momento especial que
te puso la piel de gallina o te hizo sentir mágica.
Quédate en ese instante y respira
profundamente una vez.
Cuando lo desees, abre los ojos y
observa cualquier objeto de la habitación o espacio donde te encuentras. Tal vez
un cojín, o un farola… cualquier cosa vale.
Míralo detenidamente, como si fuera
la primera vez que lo miras.
Ahí está ese objeto, con todos sus
colores, contornos y formas, desafiándote a ser un poco más como él.
Vivir en el ahora, no requiere esfuerzo.
Imagina ahora que eres ese objeto
que has mirado durante un rato y cierra los ojos de nuevo.
¿Sientes el tacto y la sensación de
ser un objeto?
Los objetos no piensan. Tan solo
son.
Sé ese objeto mientras eres
consciente de tu respiración. Tu aire entra e infla el objeto que has
visualizado, para después desinflarse por completo, cuando expiras.
Estás viviendo en el presente.
Nada existe. Nada es. Tan solo se
está.
Cuando lo desees, abre los ojos y
respira profundamente una vez.
Recuerda
que siempre que tú quieras, podrás vivir en el ahora.
Es
más sencillo de lo que nos parece.
Lo
que ocurre es que muchas veces, tenemos el hábito de pensar en acontecimientos
pasados y futuros y dejamos de ser conscientes de lo que nos rodea… De la
facilidad del ahora.
El
placer de vivir sin más, sin darle vueltas a la cabeza, es lo que nos da
sentirnos parte del ahora.
Todo
ocurre ahora.
Todo
está pasando cuando abres los ojos y no estás dormido.
Tú
sabes cómo despertar.
miércoles, 10 de abril de 2013
Con los ojos abiertos
Observa la
fotografía…
¿Qué es lo que
más te llama la atención?
Puede ser que tan
solo te hayas percatado de la señal advirtiendo de un peligro cercano…
O tal vez, has obviado esa indicación y te has
centrado en la montaña nevada…
Sea como sea, el
camino que seguíamos, era el mismo para todos… La misma carretera, el mismo
sendero, la misma vía…
Sin embargo,
algunos han disfrutado del paisaje y otros han estado alertas ante posibles amenazas…
Sin deleitarse realmente de cada paso.
En nuestro día a
día, las señales de peligro o de advertencia, están muy presentes…
Parece que
tengamos que estar con mil ojos por si ocurre alguna tragedia…
Pero si ese
estado de alerta, se prolonga en el tiempo y cada día lo hacemos nuestro como
si fuera la norma, terminamos enfermando, sin energías y llenos de ansiedad…
Ante el estrés diario,
tenemos que abrir más los ojos y observar las montañas que sin duda, tenemos
delante.
Hay miles de imágenes
gratificantes y que nos proporcionan paz y relajación en todo momento… Aunque
nuestra mente se empeñe en no verlas, están ahí.
Por eso, hoy te
animo a que observes realmente lo que te rodea.
Por ejemplo, cuando
vayas en el autobús o caminando, deja de centrarte en tus pensamientos
recurrentes y dedica un tiempo a observar no solo a lo que está más cercano,
sino al paisaje más alejado.
Cada uno de
nosotros, decide en que centrarse. Si solo en los peligros que creemos que nos
acechan o en las maravillas que nos rodean… Un árbol, un pájaro, las nubes en
el cielo o los rayos de sol atravesando la calle…
Cada día es único
y especial.
¡Abre los ojos!
miércoles, 13 de marzo de 2013
Disfruta del ahora
Existen muchas
formas de relajarnos. Podemos realizar alguna técnica de relajación, centrarnos
en la respiración o desconectar leyendo un libro o escuchando alguna música que
nos guste.
Vivir en el ahora
entonces, parece sencillo y todos los problemas se diluyen en la nada.
Estar en estado
permanente de consciencia en el presente, es sin embargo algo que nos puede
resultar más complicado.
Aunque como
cuando llevamos la meditación a la vida cotidiana, abrir los ojos al ahora,
requiere tan solo practica y una actitud activa y motivada.
Un ejercicio que
te puede servir para estar en conexión con el aquí y ahora, es el siguiente:
Estando sentada, respira profundamente una
vez y repite para ti la palabra Relax tres veces. Si te apetece mientras lo
haces, mantén los ojos cerrados.
Ahora céntrate en tus pies. Siéntelos y
hazte consciente de ellos.
Imagina que de las plantas salen unas pequeñas
raíces, que crecen hasta entrar en contacto con el suelo.
Estas conectado a la tierra y sientes la
energía que entra por tus pies y recorre todo tu cuerpo. Notas como una especie
de calambre, camina rápidamente por tus pies, piernas, caderas, barriga, manos,
brazos, pechos, hombros, cuello... Hasta llegar a la cabeza...
Respira profundamente una vez...
Estas muy relajado. Te sientes llena de
vitalidad y de tranquilidad.
Imagina ahora como un pequeño orificio
redondo se abre en tu coronilla. No sientes ningún dolor ni sensación
desagradable... Al contrario, te sientes cómoda y con esa sensación de energía
que te transmiten las raíces dentro de tu
cuerpo. Es como un agradable cosquilleo, que te hace moverte de un lado
a otro de forma casi imperceptible.
De tu cabeza sale la raíz dividida en
múltiples ramas, ya que dentro de tu cuerpo se ha multiplicado mientras
ascendía.
Te sientes muy relajado.
Esas raíces siguen creciendo ahora fuera de
ti, y continúan ascendiendo hacia arriba, hacia el techo. Consiguen atravesar
los obstáculos que encuentran, hasta que llegan al cielo y continúan más y más
allá, hasta el universo oscuro lleno de puntos luminosos.
Estas conectada. Formas parte del aquí y
ahora. Te sientes protegido y sabes que nada va a salir mal.
Tienes la convicción de que todo va a salir
bien. De que todo esta bien.
Estas muy relajado...
Respira profundamente una vez y disfruta de
la sacudida de plenitud que sientes.
Cuando estés
preparado, continúa con tus tareas con esa sensación que ha formado parte de ti
durante esos minutos.
Intenta continuar
así cuanto más tiempo mejor.
Recuerda:
Disfruta del
ahora.
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