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lunes, 1 de febrero de 2016

De nuevo, la muerte en Positivo

Hace un tiempo escribí sobre el modo de enfrentarnos a la muerte. La muerte en Positivo, es la forma de aprender de la muerte "a pesar de todo". Hacer que la experiencia nos ayude a seguir avanzando sin miedo.

Hace unos días falleció un amigo de la familia a una edad relativamente temprana. A pesar de que estaba enfermo hacia pocos meses, la muerte nos pilló a todos desprevenidos. Como siempre...

Frente a esto, hace unos meses, llegó un pequeño a la familia que casi nadie esperaba.

En ambos casos, la emocion inicial fue la sorpresa. Un sentimiento neutro que en un caso se transformó en tristeza y en el otro, en alegría.

Los cambios llegan siempre a nuestras vidas. Sean como sean, están ahí. Es cuestión nuestra afrontarlos de modo positivo o no.

La última vez que vi a mi abuela me advirtió para que condujera despacio. Parece que tenía miedo de que me ocurriera algo malo. A los pocos días,  fue ella la que dejó atrás la vida que conocemos.
Se fue casi sin esfuerzo y con la sensación de "dejarnos" a todos los suyos en una buena posición. Siempre aprendí de ella. En aquellos momentos también lo hice.

Como se suele señalar, uno muere como ha vivido. Y en muchos casos es así. 

La vida y la muerte van cogidas de la mano.

Cuando hablamos de la vida, algo nos hace casi sin quererlo, pensar en la muerte. Las preocupaciones de que pasará... Los miedos a vivir nos hacen morir poco a poco. No es, hasta que no vemos a la muerte de cerca, que no aprendemos a disfrutar del presente y del aquí y ahora sin muchos miedos o dudas.

Por eso, la muerte en Positivo nos abre los ojos y nos ayuda a respirar con fuerza, agarrándonos a la vida como cuando "luchamos" por llegar al útero cuando no somos más que una célula en proceso de crecimiento. Y después poco a poco, nos transformamos en lo que somos ahora. No me digas que el proceso por el que se genera la vida no es mágico...

La vida es mágica... y la vida es la muerte... por lo tanto, ¿no crees que tiene sentido pensar que la muerte también es mágica?

Es verdad que nos causa dolor. Pero también es cierto que conocemos poco sobre ella...

Yo hoy, te animo a pensar en la muerte como un proceso tan mágico y especial como la vida.
¿Por qué no confiar en ello?

Volver a sentir y aprender de nuevo, en la muerte en Positivo.


jueves, 12 de noviembre de 2015

Sin miedo a volar


Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.

Imagina que estás en un gran bosque con  miles de tonos verdes.


Siente  como el aire que entra en tu cuerpo lo hace de forma fácil  y sin esfuerzo.


Es un aire puro que te llena de vida.


Un rayo de sol te calienta la cara. Un suspiro escapa de tu boca.


Te apetece mucho estar allí.


No piensas en nada.  Sólo estás.


Alrededor tuya, comienzan a aparecer cientos de globos de diferentes colores.


Flotan por encima de tu cabeza y poco a poco inundan todo el espacio.


Dentro de cada uno de ellos, hay un humo espeso y brillante.


Miras fijamente a uno.

Ese te atrae especialmente, aunque no sabes muy bien la causa.


Sólo sientes el impulso de acercarte a él.


Al tocarlo notas que la textura es casi transparente.


Tus dedos atraviesan la superficie y llegan al denso humo.


De pronto, una especie de calambre recorre tu  cuerpo de la cabeza a los pies.


Te sientes muy bien. Llena de  vitalidad.


Decides mirar hacia tus pies y te das cuenta de que no los ves.


Estás dentro del globo. Te has unido a él y ahora sobrevuelas el bosque.


Sin forma física, tu mente está más despierta que nunca.


Observas como los demás globos te acompañan.


Sabes que todo está justo donde tiene que estar.


Tu respiración se enlentece cada vez más.


No sabes lo que es el miedo.


Disfrutas de ese viaje de regreso.


Cada vez subes más y más. Las nubes comienzan a desaparecer de tu vista.


Un universo cubierto de luces brillantes te abraza sin condiciones.


Estás muy feliz.


Respiras cada vez más y mejor.


Disfruta de la sensación de ingravidez.


Cuando estés preparada, respira profundamente una vez y abre los ojos.


Bienvenido a tu hogar.



viernes, 30 de octubre de 2015

Hoy es el único día que tienes

¿Has visto que día más bonito hace?
Llueva o haga sol, hoy es un momento especial. Una joya en el tiempo que no se volverá a repetir exactamente igual.
Hoy es mucho más valioso que el diamante más caro del mundo. Hoy estás aquí. Quizás mañana ya no…
¿Por qué no disfrutas?
Acompáñate al espejo y ofrécete la mejor de las sonrisas.
Te mereces un día esplendido.
Nadie nos ha dicho que vayamos a vivir mil años y sin embargo vivimos en muchas ocasiones como si fuéramos inmortales, y solo pensamos en la muerte y en la vida cuando acontecimientos positivos o negativos inundan nuestro entorno.
No hace falta estar muerto para no sentirte vivo. Y lo sabes bien.
¿Cuántas veces has dejado de mirar con los ojos abiertos y has deseado esconderte en un escondrijo?
Este es no es el momento de hacerlo.
Es una oportunidad más que tienes de liberarte de ataduras sin sentido. Es una ocasión única para que seas feliz e imagines que eres ese bebé de pocos días que abre los ojos por primera vez para asombrarse del universo que te rodea.
Y claro que puedes hacerlo. Claro que puedes desprenderte del ayer y del mañana, aunque solo sea por un instante.
¿Qué más da el tiempo físico que hayas vivido? No eres tu cuerpo ni tu edad. Eres mucho más. Y en el fondo de tu ser, lo sabes.
Por eso, hoy es tu día. El único día que tienes.
Anímate y disfrútalo.
No te arrepentirás.



miércoles, 18 de marzo de 2015

Y entonces ocurrió

Una  luz intensa envolvió todo su cuerpo.
Pensó que nunca había sentido aquello.
Se sentía bien, a pesar de que no podía describir aquellas sensaciones tan nuevas.
Recordó a su abuela, a su madre, a su padre y a todos aquellos seres que tanto había amado.
Le sonreían con una chispa casi mágica.
Se rió con ganas.
Aquellas veces en las que todo se hacía un mundo y pensaba que era todo tan difícil… se desvanecieron por completo aquellas imágenes.
Todo carecía de importancia. Ahora lo veía claro.
 Su hermana le sujetaba la cabeza con cara de preocupación.
- Estela vamos – Le decía – Tenemos que hacer hoy muchas cosas…
Que sinrazón quiso murmurar, pero en su lugar un grito de auxilio se escuchó en toda la casa.
- El sótano se ha inundado – Una voz con poca fuerza se oyó en la habitación donde estaban Estela y su hermana – Hay que seguir avanzando o nos convertiremos en sombras.
Estela seguía en su mundo. Un lugar apartado pero que incluía todo.
Estaba y era tan feliz que comprendió el origen de su vida y del universo.
En la importancia de las cosas realmente pequeñas residía el amor.
Nada físico la molestaba. Un cielo azul casi negro cubrió su rostro.
Notó la mano de su hermana que la cogía muy fuerte.
- Tú no te vas a ningún lado, ¿me oyes? Tenemos que hacer tantas cosas hoy…
Las temblorosas y huesudas manos de Estela dejaron de sentir.
El momento estaba ahí. Cerca de las dos y ambas lo vieron.
La señora de negro estaba delante de la puerta. Movía los labios pero no se escuchaban palabras. Entonces Estela habló:
-  He llegado hasta aquí con mucho sigilo y como llegué me voy. El sótano está inundado. Ya no nos necesitan.
Un suspiro casi imperceptible salió muy despacio de Estela.
Entonces ocurrió.
La vida comenzó en su pequeño cuerpo.
Un gran llanto resonó en la sala del hospital.
La que hasta ayer había sido su hermana le cogía las manos con dulzura.
Su mirada era clara. Su cuerpo liviano.
Todo carecía de importancia.
Estela por fin logró ver.
La felicidad seguía con ella.
En calma. Sin preocupaciones. Sin miedos.
Y entonces ocurrió…


miércoles, 1 de octubre de 2014

El final puede ser el principio

Detrás de la puerta está la llave…
Entonces… ¿Cómo abrir la puerta?
La respuesta a esa pregunta la tienes tú.
Todos somos la llave que abre la puerta a la siguiente experiencia en nuestra vida.
Detrás de esa pared que nos da miedo atravesar, hay un sinfín de nuevos proyectos, amor y vida.
Aunque sean tus últimos pasos por esta realidad, tu puerta también te está esperando llena de nuevos amaneceres.
Los pies descalzos con los que hemos andando tantas veces, nos hacen estar en contacto con la tierra.
Lo que importa cuando nos vamos lejos o cuando esa etapa de nuestra vida se ha terminado, son esos momentos de felicidad y aprendizaje que hemos vivido.
De todo lo que poco positivo que te ocurre, puedes sacar alguna conclusión constructiva.
Imagina que detrás de esa puerta ya no hay miedos ni dudas.
Visualiza tu vida como te gustaría que fuera…
¿Días llenos de amor?, ¿Noches con poco dolor?, ¿Sueños llenos de esperanzas?
Todo está detrás de ese nuevo recorrido que vas a emprender.
Tus anhelos más profundos, esos con los que sonreías de niño, están ahí. Nunca se fueron.
Tan solo hicieron una pausa en el camino, pero no te abandonaron.
La alegría de entonces puede ser tu motor de ahora.
Recuérdate cuando eras tan feliz que casi nada te importaba. Aunque te doliera algo, aunque tus días fueran largos… Estabas allí. En el momento. Observando a través de la puerta una realidad que aún desconocías.
Hoy estás aquí. Delante de esa puerta mágica.
Esperando para dar el siguiente paso.
Con la energía de quién sabe que no solo es un cuerpo físico y con el coraje de quién ha comprendido que solo importa el amor.
Ya eres lo suficientemente sabio como para atravesar esa puerta y cambiar tu vida.
En tu mano está seguir siendo tan feliz como siempre has deseado.
Y aunque detrás de esa puerta, haya otra más esperándote, habrás aprendido a abrirla y ya no será tan complicado.
Recuérdalo: el final puede ser el principio.
Hoy es el día para comenzar a cambiar.
¡Ánimo!

miércoles, 19 de marzo de 2014

El amor y la muerte

Hace pocos días en España, falleció una niña que participaba en un programa televisivo, debida a una larga enfermedad.
Esa noticia, nos abrió un poco los ojos a la realidad de muchas personas, entre ellas niños y niñas de corta edad.
La muerte forma parte de nuestra vida, aunque no queramos verla ni pensar en ella.
Cuando le ocurre a alguien con tan poco tiempo vivido, casi siempre nos lamentamos por él y por sus familiares y seres queridos. Lo mismo ocurre, cuando sabemos de niños con enfermedades incapacitantes.
Aceptar la enfermedad y la muerte, no significa someternos a la aflicción y a la pena, sino todo lo contrario.
Aprendemos de todos y de todo.
Los niños también son maestros.
Ellos, cuando se enfrentan a situaciones dolorosas y difíciles, se muestran muchas veces, más maduros que los propios adultos.
Cuando crecemos, nos vamos llenando de miedos y de estereotipos.
Cuando somos pequeños, disfrutamos del ahora, aún inconscientemente, quizás, como nunca lo haremos.
Un niño o una niña enferma, son pequeñas luces en nuestro camino.
Luces que nos hablan acerca de lo importante de la vida y de su inseparable muerte.
El amor, aunque suene poco actual en estos tiempos repletos de materialismo, es la clave de la felicidad y de esta vida, que anhelamos experimentar con todos nuestros sentidos.
En algún lugar del mundo, existe ahora mismo un gran maestro o maestra, ofreciendo su sabiduría y amor, a los seres que los rodean.
No están tristes, aunque sientan dolor. Siguen jugando, a pesar de las heridas.
Son pequeños grandes héroes, en los que no me incluyo por supuesto, a pesar de haber convivido con las limitaciones de una enfermedad, desde niña. Sin embargo, desde mi corta experiencia con el dolor, puedo afirmar lo que he señalado más arriba: el amor, los abrazos, las risas, los juegos y las caricias, son la base interna de la sanación.
Cuando hay amor, aunque siga existiendo el dolor y en ocasiones la pena, todo se hace mucho más fácil y fluido.
Los enfados, las riñas o los malos ambientes (creados en muchas ocasiones por los adultos), hacen que el dolor se multiplique por diez y que las tristezas no nos dejen disfrutar de esos pequeños seres, llenos de luz y de sabiduría.
Riamos por ellos y con ellos.
Hagamos de la vida ese lugar mágico que ya es.
Sigamos el ejemplo de los más sabios.
Seamos de nuevo niños.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

“La Muerte no Existe”


Hacía tiempo que no la veía.

Allí estaba ella.

Con su sonrisa casi imperturbable y sus ganas de vivir.

Me acerqué sigilosamente y le di un beso en su sonrosada mejilla.

- Cuántos días, separadas – Me dijo – He estado trabajando en unas ideas… Ven siéntate que te cuente.

Como si el tiempo realmente fuera solo una invención, me acurruqué a su lado.

- En este lugar, hay muchas cosas que hacer – Me señaló – Aunque creas que no hay vida, en la mayoría de las ocasiones, hay mucha más vida que en donde vosotros respiráis.

Sus manos suaves, se tocaban entre sí, con intención de expresar también de ese modo, la energía que se desprendía de allí.

- Me parece que el silencio tiene mucha más musicalidad aquí, que en tu realidad.

Poco a poco, fui escuchando el sonido de la nada.

Allí estaba ella de nuevo.

Más viva que nunca.

- El miedo solo está en tu cabeza – Expresó – No existe nada más que en tu mente.

Asentí.

- Ni siquiera son reales las preocupaciones ni la pena.

Quise hablar y decirle que en eso no llevaba razón.

Que la pena y la tristeza son igual de reales que aquella conversación.

Entonces me di cuenta.

No estaba realmente allí.

Todo aquello estaba sucediendo dentro de mí.

Ella falleció hace muchos años y aquel beso en la mejilla no había sido más que un recuerdo nostálgico.

- Sé que no crees en lo que sientes – Continuó – Ni siquiera crees en lo que ves.

Observé detenidamente su rostro.

Parecía real. Quizás no estaba soñando.

- Puede ser… - Me atreví a decir – Pero nada existe. Tú tampoco.

Convencida de que pronto despertaría, le cogí la mano.

- Si que existo – Dijo con la fuerza de alguien que sigue vivo – Y he aprendido mucho desde que me separé de vosotros – Sacó un sobre de su bolsillo – Mira…

Algo temblorosa, cogí aquella carta y comencé a leerla:

La muerte no existe. Es solo un paso más en el camino”.

Me quedé quieta y la miré.

Aquella media sonrisa tan característica de ella, me animaba a seguir leyendo:

Cuando estás en este lado, sabes que nada es como aparece. El silencio deja de ser silencioso y se vuelve musical”.

Callé.

Ella parecía bailar con mis palabras.

- Continúa – Me dijo – Es para ti.

Pero hay que vivir siempre con energía y vida. Estés donde estés y seas cómo seas. Aprovechar el momento es igual de importante aquí que donde tú estás. Aprendiendo en todo lo que haces. Sin miedo y sin preocupaciones”.

Asentí de nuevo.

Ella me apretó con firmeza la mano.

Tú creas tu propia historia. Nada ni nadie es más importante que otro. Si tienes miedo, acuérdate de mí. Yo sigo aquí. En este lado. Y siempre estoy alegre”.

Sonreí.

Me quedé un rato observando aquellos ojos que tanto había echado de menos.

- La muerte no existe – Me dijo con aquella mirada sabia – Algo intuía cuando estaba en tu lado, pero es ahora cuando puedo afirmarlo… Sigo viva aunque no me veas. Sigo llena de energía aunque no lo parezca. Soy lo mismo que tú, aunque nos separe el tiempo o el espacio.

Me acerqué de nuevo a su sonrosada mejilla y le di otro beso.

- Gracias – Dije en susurro – Gracias por venir a verme y enseñarme a vivir. Volveremos a vernos.

Con un leve sonido como de campanas, desperté en mi cama, con el convencimiento de que ella había estado muy cerca de mí aquella noche.

Respiré profundamente y con muchas ganas.

La muerte no existe.

Abre bien los ojos y ¡Vive!




miércoles, 6 de marzo de 2013

Cómo prepararte para la muerte


Desde que soy pequeña tengo presente la muerte.
Hacía los dos años, tuve una parada cardiorrespiratoria, por una reacción a un medicamento para bajar la fiebre. Mi padre médico, me reanimó en seguida y todo quedó en un gran susto.
Sin embargo, a partir de entonces, comencé a preguntar a las personas mayores, que era eso de la muerte. Las respuestas no llegaban… Eran preguntas extrañas para una niña pequeña.
Cuando crecí continué preguntándome que era la muerte. Que pasaba cuando te morías, que significaba morirse y que ocurría después de ella.
Lo desconocido da miedo. No saber a que nos enfrentamos en ese momento, es como ir a un examen sin haber estudiado nada.
Por eso, desde muy niña quise saber que era. No quería tener miedo ni a la muerte de mis seres queridos, ni a mi propia muerte. Y por supuesto, lo tenía.
Sin embargo todo lo que rodeaba al momento de la muerte, antes, durante y después, me despertaba la curiosidad científica y espiritual en todas sus facetas.
Leí muchos libros, hice regresiones, asistí a cursos, escuché a las personas con más experiencia que yo, y adapté mi vida a una visión constructiva sobre la muerte.
Tenerle miedo a la muerte no es el problema… Lo es, tenerle miedo a la vida. Quedarte sin recursos para afrontar con buen ánimo cada mañana, sentirte inferior a los demás, o sentir creer que nada tiene solución… Estar en definitiva, en un estado casi permanente de desidia…
Cuando con 19 años, me veían leer libros sobre el proceso de morir como “Enseñanzas para morir en paz” de Ramiro Calle, se pensaban que eran trabajos para clase y no como lectura voluntariamente elegida.
Hace poco encontré un libro que leí de adolescente, que se llama: “La muerte no existe”. Lo busqué durante años, sin éxito (ya que era prestado) y por fin lo recuperé. Ese libro y su titulo, eran parte de mi vida desde niña. Nunca entendí muy bien él porque me sentía atraída hacía ese tema tan tabú en nuestra sociedad, y que sin embargo no me llenaba de pena o congoja, sino de todo lo contrario. Aceptar la muerte como aceptamos la vida, aprender de ella como maestra, actuar cada día teniéndola presente, ha sido unas de mis motivaciones para vivir cada día más positiva.
Estoy leyéndome dos libros relacionados con la muerte. Uno se llama “Miedo Saludable” (transformar tu angustia por la transitoriedad y la muerte)”, escrito por Lama Zopa Rimpoché y Kathleen McDonald, el cual te recomiendo leer, pues vienen meditaciones para prepararnos para el momento de la muerte.
El otro libro que me estoy leyendo, es el de José Miguel Gaona Cartolano, “Al otro lado del túnel”, donde investiga lo que les pasa a muchas personas en las ECM (experiencias cercanas a la muerte) y como les cambia la visión que tienen de la muerte desde entonces… Quizás yo misma tuve una ECM de niña, aunque no la recuerdo y es uno de los motivos por el que he preguntado y me he preguntado y aprendido tanto acerca de la muerte. También te animo a que leas el libro, que desde mi punto de vista, acerca un fenómeno poco explicado por la ciencia desde un punto de vista científico y muy humano.
Por último, y sin embargo la autora más importante que te recomiendo leer para prepararte a vivir más despierto y sin miedos, ante esa experiencia, son los libros de Elisabeth Kübler-Ross. Tiene mucha bibliografía al respecto, ya que acompañó a muchas personas en el momento de su muerte, que plasmó junto con su experiencia en todos los textos que nos regaló.
Dedica aunque solo sean unos minutos al día a la lectura de los libros. Realiza meditaciones y relajaciones relacionadas con ese momento. Ten tan presente la muerte como tienes la vida y disfrutarás mucho más de todo lo que haces.
Ten ese miedo saludable necesario para prepararte para ese momento. No lo dejes de lado, para cuando llegue ese instante. Prepárate desde ya y cambiará tu modo de ver la vida (y la muerte).
Comienza o continúa preparándote para la muerte.
Es el momento.

miércoles, 8 de junio de 2011

Sin miedo al paso del tiempo

Cuando era pequeña y hasta no hace muchos años, mi mente avanzaba sola en el tiempo y me llenaba de angustia.

Veía como mis padres se hacían mayores, como mis abuelos desaparecían y como yo misma, dejaba de ser una niña.


Cuando era más chica, no comprendía bien el tiempo.

Para mí, alguien de mi edad actual, era una persona muy mayor y muy lejos de mi grupo de iguales y de mí.


No sé si fue repentinamente, pero recuerdo que un día creí comprender el avance del tiempo.

Las personas a las que yo quería, las cosas que me gustaba hacer, dejarían de existir… hasta yo misma, desaparecería.

Aquella imagen, me ponía nerviosa y triste. No estar más con mi familia, no poder merendar más tardes, sentada delante del televisor y comiendo un yogur… me desanimaba.

El paso del tiempo, conllevaría todo eso y yo no deseaba que aquello pasara.

Estas sensaciones, entonces negativas, me ayudaron más tarde a disfrutar del día a día, y a compartir conscientemente momentos irrepetibles.

Sin olvidar lo efímero de todo y de todos.

Hoy es un día maravilloso y perfecto.

Sé que no volverá, pero ya no me produce la angustia de cuando era niña.

¿Cómo conseguir tal cosa?

Pues aceptando, que somos una gota en un mar inmenso, que el tiempo es relativo según quién lo mida y que avanza sin parar.

Hoy estamos aquí, y somos afortunados.

Dentro de varios miles de días, ya no estaremos ninguno de los que leemos esto, y ya nada importará.

Hoy solo importa el momento. Este día. Esta noche. Cómo estás ahora y quién eres.


Deja de esforzarte porque todo salga como tú quieres.

A veces, es mejor dejar que nos mezan las olas del mar. Sin miedos. Sin preocupaciones. Sin sentirnos nerviosos.

Hoy es el día perfecto para cualquier cosa que te propongas.

Cierra los ojos.

Respira profundamente una vez.

Abre los ojos y di en voz alta:

“Hoy es mi día. Todo estará bien. Todo va a salir bien. Soy una persona feliz”.


Después, deja de pensar en tus preocupaciones y repite esa frase a lo largo del día.

Cuando llegue la noche, también será especial.


¡Sigue sonriendo!

El tiempo no existe.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Morir y Vivir


Cuando era pequeña (con unos tres o cuatro años), preguntaba insistentemente a mis padres, que era la muerte.

Necesitaba ya desde entonces, conocer aquello que parecía un secreto a voces: las personas, los animales y todos, morimos.

Con el paso de los años, mi curiosidad por esa etapa, no se ha borrado. Al contrario. He leído, estudiando y “experimentado”, que es la muerte. Y he llegado a comprender, que la muerte, es la vida.

Aceptar que todo termina, que nada es para siempre, no tiene porque provocar un sentimiento de tristeza. Podemos, vivir cada momento, siendo conscientes de lo único y especial que es. Abrazando a los que nos rodean, sin discutir por cualquier cosa… al fin y al cabo, siendo felices.

Hace 16 años, tuve la suerte, de participar en un curso sobre la conciencia de la muerte. En él, el maestro, nos entregó unos folios, con un sencillo ejercicio y unas “sencillas” preguntas. El ejercicio, te hacía imaginar, que tan solo te quedaban tres meses de vida. Las preguntas, que teníamos que responder eran, entre otras: ¿Estás preparado para morir? ¿Qué asuntos pendientes tienes? ¿Tus prioridades cambiarían en esa situación? ¿Qué te gustaría hacer antes de morir?

A pesar, de vivir consciente de la muerte desde pequeña, la primera vez que hice aquel ejercicio, fue impactante para mí. Confirmé que no estaba preparada para morir, y que sí, mis prioridades cambiarían casi por completo. 

La sociedad sigue ocultando la muerte. Sigue siendo un tabú, a pesar de que nada permanece. Nosotros tampoco.

Todos, tenemos que enfrentarnos a la muerte de seres queridos, y sin embargo, no nos enseñan cómo afrontarlo. Muchos, pasan el duelo sin apoyo y sin ayuda de nadie, ni siquiera de ellos mismos. No tenemos las herramientas adecuadas para ello.

Disfruta de cada momento que tienes. Sé feliz y haz feliz a los demás. Al final, lo más importante, lo único que queda,  son esos sentimientos de amor y alegría experimentados.

¡Sonríe!

¡Sé feliz!

:)

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Superviviente

Estás aquí.

Sigues viva.

Has sobrevivido a muchas circunstancias. Tanto físicas como mentales.

Eres una persona muy afortunada.



Vive cada momento como si fuera el último.

Sin lamentarte por lo que pudo ser.

Y sin miedo al qué será.



Porqué como dice la canción “Que Será Será”:

¡Qué será, será. Lo que tenga que ser será!




Y tú de sobrevivir sabes mucho.

Tienes experiencia.

Tan solo aprende de ella.

Disfruta de lo que haces y se una persona activa, que toma decisiones para el cambio.



¡Sigues aquí!

Eres un superviviente.

miércoles, 12 de mayo de 2010

La Muerte En Positivo


¿Te has parado alguna vez a pensar, que harías si te quedaran pocos meses de vida? ¿Si supieras que en tres meses ya no estarás aquí?

Es probable que tus prioridades diarias cambiaran. Los “grandes problemas” y enfados que tienes durante la semana, seguramente, dejarían de tener importancia.

Por supuesto, que al principio, al conocer la noticia, te enfadarías y lo negarías. Pero en unos días (tal vez en tres meses), tu mente terminaría aceptando la realidad.

Vivimos porque en algún momento moriremos, pero no somos conscientes o no queremos ser conscientes de ello, hasta que nos sobreviene una enfermedad o somos ya mayores.

Es curioso que esto sea así, ya que la muerte forma parte de nuestra vida desde pequeños.


Imagínate por un momento que es cierto, que en poco tiempo, morirás; y hazte estas preguntas:

- ¿Hay algo que no haya hecho, que me gustaría hacer?

- ¿Qué cambiaría de mi vida? ¿Seguiría haciendo las mismas cosas o cambiarían mis prioridades?

Con este ejercicio, podemos llegar a ver nuestra muerte como algo positivo, para nuestra vida diaria.
Podemos aprender de ello, e ir aceptando desde ya, esa experiencia final.
También, aceptar nuestra propia muerte, puede hacer que aceptemos mejor la muerte de nuestros seres queridos.

Ser conscientes de que en cualquier momento, podemos no estar ya aquí, puede ser un aliciente para vivir mejor: para hacer eso que deseas hacer desde hace tiempo, para decir aquello que temes expresar a esa persona especial o para sentir cada momento como único e irrepetible.

De todo podemos sacar experiencias positivas y de aprendizaje.
De la muerte también.
Eso nos dará más ganas de vivir.
:-)