miércoles, 26 de mayo de 2010

Tú Eres Cambio

El cambio está dentro de ti.

Los cambios externos, nos pueden ayudar, pero el verdadero cambio proviene de tu interior.

Si no somos felices, lo achacamos a condiciones exteriores. Si anhelamos un cambio, pensamos que yendo de viaje, reformando la casa o cambiando de coche, todo irá mejor.

Entonces lo hacemos. Cambiamos todas esas cosas para ser más felices.

En el proceso de ese cambio externo, nuestra infelicidad sigue latente, y las preocupaciones y enfados siguen apareciendo en ocasiones, sin motivo aparente.


Cuando por fin, tenemos lo que deseamos, nos sentimos aliviados y pensamos: “Bien. Por fin, seré feliz”.

Pero los días pasan, la novedad de ese cambio termina por aburrirnos, se convierte en rutina y ya no le prestamos atención.

Nuestra mente sigue ansiosa y preocupada por cualquier acontecimiento.

Los problemas siguen ahí. El cambio que tanto pedimos no se ha producido, y nos frustramos y nos enfadamos por ello.

Le volvemos a echar la culpa al exterior, a otras personas, a las situaciones de la vida cotidiana… Y buscamos otras cosas, entornos, incluso personas que cambiar.


El círculo se cierra. Todo comienza de nuevo.

Pero hay una forma de abrir el círculo, de romper ese hábito poco saludable que hemos generado. Y es siendo conscientes de que nosotros somos el cambio que necesitamos.


Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Visualiza un círculo.
Imagina que en cada parte del círculo, hay una circunstancia, objeto o persona con la que hemos estado o estamos a disgusto.
Recuerda que hiciste en cada momento para cambiar, y conseguir ser más feliz.

Tal vez hiciste un largo viaje, que luego no salió como pensabas; o te compraste un coche nuevo, que al tiempo solo te causó “problemas”; o terminaste con una relación sentimental porque él o ella no te entendía.

Respira tranquila y largamente una vez.

Observa como poco a poco, esas circunstancias, objetos o personas, se van transformando en ti.
Imagina como uno de ellos, tiene una gran goma de borrar, y borra una parte del círculo.
El círculo se va transformando en una línea de la que cuelgan todos tus yoes.
Uno a uno, van cayendo y desapareciendo.

Al final, solo queda el que tiene la goma de borrar.
Éste, ya solo, se pone encima de la línea y comienza a saltar.
La línea se va hundiendo por el centro, hasta que se convierte en una “U”.
Tú sigues dentro de la “U”.
Te tumbas en ella.
Imagina que la “U” comienza a mecerse, mientras que tú yaces relajado dentro.
Disfruta del balanceo y de la tranquilidad del momento y repite:

- El cambio está dentro de mí. Yo puedo cambiar mi mente. Sé que cuando lo haga, las circunstancias externas se adaptarán a mi felicidad. Confío en ello.

La “U” vuelve a transformarse en una línea, y tú sigues tumbado y tranquilo en ella.

Respira profundamente.
Abre los ojos.

El cambio está dentro de ti.
:-)

miércoles, 19 de mayo de 2010

¡Cuídate!

Tu cuerpo te acompañará todos los años que estés vivo.

Somos responsables de él.

Para llegar a tener un envejecimiento saludable, y una vida relativamente sencilla, hemos de cuidar de nuestro cuerpo todos los días.

Conocer nuestras limitaciones físicas, los alimentos que mejor nos sientan, la cantidad de agua que hemos de tomar, son claves para llegar a tener un estado de salud física óptimo.


Los niños suelen comer cuando tienen hambre, dormir cuando tienen sueño, llorar si les duele algo, o correr y jugar si les apetece.

Se puede decir, que escuchan más a su cuerpo. Que tienen una mayor conexión con él.

Luego, cuando crecemos, llegan las obligaciones y las responsabilidades, y dejamos de hacerle caso a nuestro cuerpo.

Si tenemos hambre y estamos en el trabajo, no comemos: - Cuando llegue a casa – decimos.

Aunque estemos muy cansados, seguimos viendo la televisión o haciendo otras tareas “obligatorias” para el día siguiente: - Ya dormiré el fin de semana – pensamos.

Cuantas veces, hemos obviado un dolor de cabeza (o un dolor en cualquier otra parte del cuerpo): - Ya se me pasará - repetimos.


Tenemos que aprender a cuidar de nosotros mismos.

Conocernos tanto a nivel emocional y mental, como físico.

Si escuchamos todos los días a nuestro cuerpo, le hacemos caso, comemos, bebemos, descansamos, nos movemos, cuando realmente lo necesitamos, podremos cuidar del cuerpo sin mucho esfuerzo.

Hay muchas cosas que hacemos o alimentos que tomamos, que en realidad no nos hacen falta.

Es nuestra mente la que nos habla, y no las necesidades reales del cuerpo.

Por ejemplo, cuando te levantas por la mañana y tomas un café (y luego tal vez otro y otro), piensas: “Sin el café de la mañana no puedo hacer nada”.

Lo cierto es que sí puedes.

Cuando eras pequeño o pequeña, te levantabas, desayunabas e ibas al colegio, jugabas todo el día, corrías, estudiabas… y no tomabas café.

Tal vez digas: - Ya, pero es que yo era un niño y tenía más energía…

Claro, que tenías más energía. Porque escuchabas más a tu cuerpo (y seguramente a los adultos que te cuidaban, que te mandaban pronto a la cama y no te dejaban beber cafeína).

Dormías mejor (más horas también), comías y bebías mejor, hacías más ejercicio físico… Hacías caso a tu cuerpo y a los consejos de los mayores.

Esos consejos, que cuando crecemos, dejamos de lado…

Vuelve a escuchar a tu cuerpo.
¡Cuídate!

miércoles, 12 de mayo de 2010

La Muerte En Positivo


¿Te has parado alguna vez a pensar, que harías si te quedaran pocos meses de vida? ¿Si supieras que en tres meses ya no estarás aquí?

Es probable que tus prioridades diarias cambiaran. Los “grandes problemas” y enfados que tienes durante la semana, seguramente, dejarían de tener importancia.

Por supuesto, que al principio, al conocer la noticia, te enfadarías y lo negarías. Pero en unos días (tal vez en tres meses), tu mente terminaría aceptando la realidad.

Vivimos porque en algún momento moriremos, pero no somos conscientes o no queremos ser conscientes de ello, hasta que nos sobreviene una enfermedad o somos ya mayores.

Es curioso que esto sea así, ya que la muerte forma parte de nuestra vida desde pequeños.


Imagínate por un momento que es cierto, que en poco tiempo, morirás; y hazte estas preguntas:

- ¿Hay algo que no haya hecho, que me gustaría hacer?

- ¿Qué cambiaría de mi vida? ¿Seguiría haciendo las mismas cosas o cambiarían mis prioridades?

Con este ejercicio, podemos llegar a ver nuestra muerte como algo positivo, para nuestra vida diaria.
Podemos aprender de ello, e ir aceptando desde ya, esa experiencia final.
También, aceptar nuestra propia muerte, puede hacer que aceptemos mejor la muerte de nuestros seres queridos.

Ser conscientes de que en cualquier momento, podemos no estar ya aquí, puede ser un aliciente para vivir mejor: para hacer eso que deseas hacer desde hace tiempo, para decir aquello que temes expresar a esa persona especial o para sentir cada momento como único e irrepetible.

De todo podemos sacar experiencias positivas y de aprendizaje.
De la muerte también.
Eso nos dará más ganas de vivir.
:-)

miércoles, 5 de mayo de 2010

La Vida Es Un Cuento

Imagínate que estás en un cuento. En un cuento de fantasía y risas.
Tu vida es un cuento, las personas que te rodean son de dibujos animados, al igual que tú.
En los cuentos todo puede pasar.
Hasta lo que pensabas inimaginable, ocurre.

Coge un papel y dibújate.
Píntate como serías, si formaras parte de ese cuento.
Orejas grandes, nariz pequeña, pelo rizado…
Luego, dale color.
Cuándo lo hayas hecho, imagina que ese personaje toma vida.
Él eres tú. Y lo mejor, es que tú eres él.
Ahora puedes hacer lo que más te gusta.
Desde ir a una heladería a comer más de un helado, a irte de viaje a aquel lugar que deseabas.
Visualízate haciendo todas esas cosas.
Ya sabes, en el cuento, todo es posible…

¿Lo has sentido? ¿Has notado lo sencillo que es hacer lo que más te gusta, lo fácil que resulta estar feliz, cuándo estás dentro de ese cuento?
Bien…
Pues la vida es así de fácil.
Sí, si así lo queremos.
Si dejamos atrás las limitaciones de nuestra mente.
El creer que no podremos hacer algo, el sentir que todo es malo o que nada tiene sentido…
Sé el personaje de tu cuento, y sonríe.
Y créelo.
La vida es un cuento.