Somos
lo que pensamos.
Si
nuestros pensamientos son constructivos y positivos, seguramente a pesar de las
circunstancias externas nos sentiremos fuertes y optimistas.
Si
por el contrario, nuestra actitud es negativa o se refleja en unos hábitos de
vida poco saludables para uno mismo o para nuestro entorno, nos vendremos abajo
con facilidad ante cualquier experiencia.
¿Te
has parado a pensar cuánto tiempo llevas contigo misma?
Desde
que naciste y comenzaste a tener uso de razón, tus pensamientos y creencias te
han acompañado a cada instante. Muchos los has ido descartando porque ya no te
hacían falta. Otros tantos, se han quedado contigo a pesar de todo.
En
ocasiones, las creencias nos llevan a vivir mejor. Nos sentimos seguros y protegidos.
Y si esos pensamientos y creencias construyen un presente sin miedos, llegamos
a ser personas más felices.
Sin
embargo hay creencias que pensamos que no podemos controlar o que sencillamente
no nos hemos dado cuenta aún de su falta de sentido.
Las
causas de que esas creencias sean irracionales, según Albert Ellis, son:
1ª.
Porque son empíricamente falsas. Es decir, no pueden ser verificadas en la
realidad y cualquier método científico aplicado concluiría que son falsas.
2ª.
Son negativas. Generalmente son autodestructivas y disfuncionales.
3ª.
Son pensamientos automáticos. Son pensamientos tan irracionales y automáticos
(rápidos y habituales) que uno no cae en la cuenta de ellos. Sólo cuando se
hace un análisis y una observación sistemática, es cuando uno puede darse
cuenta de su presencia y de su influencia en la conducta.
Para
comenzar a cambiar esas creencias, es necesario que seamos conscientes de su
existencia. Así, por ejemplo, si tenemos miedo a hablar en público, podríamos
pensar que la causa de nuestro miedo es la situación externa (la presencia de público),
pero nos tenemos que dar cuenta que la causa es lo que nos hemos dicho ("qué horror, como voy a hacer el ridículo").
La
fuerza que tienen nuestros pensamientos en nuestros actos es grande.
Alimentamos
cada día frases, creencias e ideas que están lejos de toda lógica.
Por
eso, esta semana te propongo que te des cuenta de esas ideas. Observa tus
pensamientos y analiza si aquello que sientes y piensas es tan real como crees.
Tal
vez te lleves más de una sorpresa.
2 comentarios:
Como siempre, leerte, muy enriquecedor Carol, gracias por seguir compartiendo, efectivamente, somos lo que pensamos.. Un abrazo!
Hola Gemma :) De nada y Muchas gracias por tus comentarios :D Me alegran el día ;) Un abrazo!
Publicar un comentario