Cuando era
adolescente, no sabía bien lo que era meditar… pensaba que era dejar la mente
en blanco, pero eso yo nunca lo conseguía…
Cuanto más
intentaba dejar la mente sin pensamientos, más de ellos aparecían y llenaban mi
cabeza de imágenes y palabras.
La posición para
meditar tampoco me convenía, ya que por las secuelas de la artritis idiopática juvenil
que tuve de niña, no puedo cruzar mis piernas y me cansaba estar mucho tiempo
en el suelo. A pesar de todo, lo intentaba, ya que era la supuesta forma
correcta de hacerlo… Así que luchaba con mi mente llena de pensamientos y con mi
cuerpo dolorido por intentar mantener una colocación de piernas, que no podía
hacer.
Con el tiempo adapté
esa posición a una más confortable (con las piernas casi estirazadas) y por
supuesto con la espalda recta (apoyada en una pared).
Y en vez de
intentar retener mis pensamientos, dejé que pasaran sin más… Sin intentar
controlarlo todo, en todo momento.
Cada vez se
comprueba más, que la meditación nos ayuda a vivir mejor y que incluso modifica
partes de nuestro cerebro, ayudándonos a ser personas más felices y relajadas.
Hoy, te animo a
que medites, adaptando esas meditaciones a tu forma de ser y a tu cuerpo…
Por lo tanto…
¿Cómo comenzar a meditar?
A pesar de que podemos integrar lameditación en el día a día, una de las formas más efectivas para comenzar con
ella, es dedicar unos pocos minutos de nuestro día para estar solos.
El lugar donde hagamos las meditaciones, puede
ser importante para ti. Si es así, busca el sitio donde te encuentras más cómoda:
tu habitación, el salón de tu casa, o incluso el cuarto de baño…
No es necesario que haya poca luz, pero si
te resulta difícil concentrarte, es mejor que la luz sea algo tenue (tal vez
con la persiana un poco echada, o un pequeño punto de luz en la habitación,
como por ejemplo una vela).
Cuando hayas decidido y preparado ese
lugar, siéntate con la espalda recta. Es lo más importante. Si te sientes a gusto
con las piernas cruzadas y en el suelo (con una manta, alfombra o cojín debajo),
hazlo. Pero si no, tranquila, siéntate en una silla con respaldo o en el suelo
con las piernas estirazadas.
Los brazos reposarán en las rodillas o en
las piernas, si estás sentada en el suelo, o con las palmas hacía abajo encima
de tus piernas, si estás en una silla.
Puedes ir probando las posturas que más te
convienen…
Cuando lo hayas hecho y te sientas bien en
esa posición, con la espalda recta y el cuello también estirazado, mira con los
ojos algo entornados hacia abajo y respira profundamente una vez.
Relaja todo tu cuerpo y cualquier zona que
sientas que tengas tensión.
Céntrate en tu respiración. Respira por tu
nariz. Toma aire en tiempo de cinco segundos y suéltalo lentamente, hasta que
sientas que ya no queda aire dentro de ti.
Realiza esa actividad unos instantes,
mientras tus pensamientos van pasando sin intentar retenerlos o cambiarlos. Tan
solo eres un observador.
Estando en esa situación, puedes repetir
una frase, mantra u oración que te guste o abrir los ojos y centrarte en la
llama de la vela.
Recuerda: No te esfuerces por hacer lo
correcto. Tan solo disfruta de las sensaciones del momento.
Poco a poco, podrás ir introduciendo
algunas visualizaciones y añadiendo meditaciones que te motiven.
La meditación te
ayudará a estar más tranquilo.
Disfrútala.
3 comentarios:
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Saludos.
Hola KimDays :D Genial. Gracias
Te sigo!
Un saludo
Hola Oz :) Muchas gracias por tu comentario :D Me alegra que te guste mi blog. El tuyo es muy interesante :) ¡Lo sigo! Un abrazo
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