Estoy andando por la calle y observo:
Alguien grita a un niño (que “sólo” está haciendo cosas de niño):
- ¡Ven aquí! ¡Te he dicho mil veces que no hagas eso! ¡Me haces enfadar!
Otro resopla en la cola del cajero automático, esperando a que las tres personas que hay delante de él, acaben pronto:
- No, si yo acabo mañana por la mañana de sacar dinero. No entiendo por qué no se dan más prisa. Que egoísta es la gente.
El del coche parece gritar a pleno pulmón. Yo no le oigo, pero veo su boca abrirse, su cara cada vez más roja y sus manos amenazadoras señalando a unos peatones:
- ¿Es que no me veis? (parece decir el conductor del automóvil, como si los pasos de peatones fueran solo líneas en el suelo).
Abro los ojos cuanto puedo.En un momento la esquina de la calle, que estaba en calma hacía solo unos segundos, se ha llenado de gente.
Muchos parecen enfadados. Andan con prisa, fruncen el ceño, miran con resentimiento a los demás…Y parecen no darse cuenta.
Un bebé en su carrito comienza a llorar muy fuerte. Su madre se para en seco, en mitad de la estrecha acera, coge un biberón, mientras una pareja de desconocidos que la sigue, se han de parar también de golpe y esperar a que acabe de beber el niño. Uno de ellos, atraviesa el carrito como puede. El otro espera. Pero la madre no acaba, y se forma una cola detrás de ellos. Cada vez se acumula más gente, gente con prisa, gente con el ceño fruncido, gente que terminan pasando por el pequeño hueco que queda entre el carrito y la pared, mirando con resentimiento a aquella madre, que sin pensar en nada, se paró en seco a dar de beber a su hijo:
- ¿¡No hay más sitios donde pararse, señora!? – Le reprocha un hombre enorme, que apenas cabe por el hueco.
Y así vivimos.
Rodeados de gente. Pero parece que, deseando ser los únicos habitantes de la tierra.Observa a las personas que te rodean.
No estamos solos.Cuando veas esta escena, o formes parte de una de ellas, respira, sonríe y disfruta del momento. Sé consciente de estar allí. No creas que los otros son los responsables de tu agobio. Lo que tú te dices, es lo que te hace agobiar.
Forma parte de la calle.
Tú eres los otros.
1 comentario:
Yo voy haciendo años y reconozco que cada dia me agrada que me hablen mas, es un modo de sentirte mas acompañada el tiempo lo vas tomando de otra manera, gracias Carol
Publicar un comentario