miércoles, 29 de febrero de 2012

Motivos para ser feliz


¿Cuántas veces te has planteado cambiar de hábitos para ser un poco más feliz?

Tal vez en unas cuantas ocasiones, has analizado tu vida y tu día y a día, y has llegado a la conclusión, de que te falta o te sobra algo para ser feliz.

Pero… observa…

Estás aquí y ahora. Este momento es único y maravilloso. No necesitas nada más. Ni pensar en las cosas que cambiarias, ni en decir que lo vas a hacer a partir de mañana.

Este es tu momento para recobrar la esperanza y las ganas de vivir y de ser feliz.

¿Motivos para ser feliz? Seguro que se te ocurren muchos.

Analizaros… ¿Cuántos de esas motivaciones tienen que ver con tus seres queridos o con su bienestar? 
¿Eres más feliz cuando tienes más o cuando gastas más dinero?

Tu felicidad está en ti y no en lo que haces para disfrazar tu vida de satisfacción y alegría. Tú eres la persona, que en este preciso instante, está haciendo que la felicidad deje de ser un fantasma del pasado o una ilusión del futuro.

Tú eres esa felicidad que buscas. No tienes que esforzarte por encontrarla. Ya la tienes…

Sólo tienes que  aprender a verla y aceptar el momento presente.

Si dejas de pensar en el pasado o de imaginar el futuro, es posible que aquello que llamas felicidad, aparezca de repente.

Entonces te preguntarás… “¿Cómo no me di cuenta antes? La tenía delante de mí y no supe reconocerla…”. Y sabrás que está, porque todo estará en calma en tu cabeza. La lucha continua por vivir en el pasado o en el futuro, habrá dejado pasar a una tranquilidad asombrosa en tu mente.

La esperanza y la felicidad se instalarán en ti por mucho tiempo. Tanto, como desees vivir en el ahora.

Sonríe… este es tu momento para ser feliz.

¡Disfruta!


miércoles, 22 de febrero de 2012

Vive sin miedos

¿Por qué tener miedo a la oscuridad?
Asemejamos lo oscuro con algo negativo.
Nuestros sentidos en la noche o en sitios oscuros, parecen que se activan y creemos ser más conscientes de todo lo que nos rodea.
Desde niños, la oscuridad nos da miedo… Ya sea, estando en nuestra propia habitación en plena noche, o un garaje lleno de coches.
Con el paso de los años, acogemos otros miedos relacionados con los miedos de la infancia. Miedo a los sitios cerrados, a estar encerrado en un ascensor, a los espacios abiertos…
Y vamos acumulando miedos y más miedos, que sin quererlo, vamos pasando a nuestros hijos e hijas, que aún siendo pequeños, tienen miedo a la noche o a la falta de luz.
Los temores no nos dejan avanzar. Nos paralizan y nos hacen en ocasiones enfermar. Y sin embargo, continuamos con esos miedos, evitando las situaciones que creemos que nos los provocan:
- Si no cojo el ascensor, todo irá bien…
- Si no  me monto en el autobús, no me ocurrirá nada…
Somos seres humanos y tener miedo, forma parte de nosotros. Pero… cuando el miedo ya no te deja vivir tranquilo y es desproporcionado a las circunstancias que vives… ya no lo necesitas.
Nuestros antepasados tenían miedo a los animales feroces y a la noche, puesto que en ello les iba la vida… pero ¿y nosotros?
¿Hay miedos que realmente nos protegen de adversidades, o por el contrario nos paralizan y nos hacen ser personas infelices?
Piensa…
¿Son tus miedos irracionales? ¿Dejas de hacer actividades determinadas, por esos miedos?
Reacciona. Comienza desde el principio.
Analiza aquella situación que te da miedo  o recuerda como superaste el miedo que tenías a la oscuridad cuando eras niño.
¿Tal vez te diste cuenta de que nada malo pasaba en tu habitación, si las luces permanecían apagadas? ¿Comprobaste que las formas y figuras que veías en tu cuarto, no eran reales? ¿Cómo supiste que aquel monstruo, no era tal?
Reflexiona en tus miedos.
Sé consciente de ellos y de su poca o nula racionalidad.
Ya no los necesitas.
Vive sin miedos.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Es que ya soy mayor


Esta noche he tenido un sueño…

Volvía a ser pequeña.

Cuando mi madre llegaba de la calle, yo cogía un pequeño coche de juguete y me ponía a jugar con él encima de la larga mesa del comedor. Como estaba feliz por su regreso, en vez de hacerle caso, me ponía a jugar, llamando la atención y correteando de arriba abajo sin pensar.

Sin pensar… No pensaba. Tan solo jugaba y me divertía. Sin embargo, los mayores que me rodeaban parecían cansados y preocupados por casi todo.

¿Por qué no jugáis conmigo? Me dieron ganas de preguntar. Pero seguí con mi pequeño coche corriendo sin descanso.

¿Por qué no jugamos más cuando crecemos? Vemos una muñeca o un coche de juguete y no solemos cogerlos para jugar con ellos.

Si los niños y niñas que nos acompañan nos piden juego, solemos responder con un: “Es que estoy muy cansado”, o con un “Es que ya soy mayor para eso”.

Nos esforzamos en ser adultos, serios y se nos olvida lo entretenido que es jugar.

¿Qué importa si tienes ya unos cuantos años cumplidos? ¿Qué más da si los demás piensan que no estás bien? Jugar con ganas y ser espontáneo te harán olvidar esas preocupaciones.

¿Cantas en la ducha? ¿Juegas con tu pareja, con tus hijos o con tus nietos? ¿Hablas cuándo estás solo, inventándote historias? ¿Haces lo que de niño o de niña, te hacía ser feliz?

Piensa en ello por un momento…

Cuando somos niños, deseamos ser adolescentes. Cuando llega la adolescencia, deseamos ser ya adultos. Y cuando somos mayores, en muchas ocasiones desearíamos ser niños otra vez…

Pero lo que ocurre,  es que con el paso del tiempo,  nos cuesta volver a ser niños de nuevo. Se nos olvida quienes fuimos y como éramos. Miramos a nuestros pequeños, pensando que son menos que nosotros (“Míralos… Sin preocupaciones. No saben que es la vida. Ya crecerán”, pensamos) y seguimos creyéndonos las mentiras que nos han hecho ser personas supuestamente adultas.

Algunos pensaran que si tienes problemas o no eres feliz, lo has conseguido… Ya eres una persona mayor.

Sin  embargo, si juegas, te ríes por casi todo y eres feliz, es que no conseguiste madurar…

Recuerda… la próxima vez que digas o escuches: “Es que ya soy mayor”, ríete de ti mismo, sonríe por tus palabras y anímate a jugar aunque solo se trate de tatarear canciones desconocidas.

Disfruta de tus juegos.

Sé feliz.



miércoles, 8 de febrero de 2012

Tu realidad


Cada uno percibimos la realidad de modo diferente.

Dos personas viendo por ejemplo, un mismo paisaje, no ven lo mismo.

Nuestro cerebro se encarga de procesar la información que llega a nuestros ojos y la interpreta en función de nuestra propia experiencia.

Tú creas tu propia realidad. Al igual que hacen los que te rodean.

Vivimos envueltos en miles de realidades distintas.

Por eso, cuando alguien observa un acontecimiento o experimenta lo que parece el mismo hecho, hay varios puntos de vista y diferentes sensaciones.

¿Qué figuras ves en las nubes? Seguro que te ha pasado más de una vez, que tú ves una cosa y tu amigo 
ve otra totalmente diferente, aunque estáis mirando lo mismo…

En ocasiones observo gente defendiendo su punto de vista y su realidad, sin descanso. Desean que los demás entiendan que lo que dicen ellos y lo que ven, es lo correcto, lo real… sin darse cuenta de que hay miles de maneras de interpretar un mismo acontecimiento.

Para llegar a comprender a esa persona que lucha por convencer a los demás, podemos aceptar que su punto de vista es real… para él. Ser empático con ella, ponernos en su lugar, sin juzgarlo e intentado ver la realidad que él nos presenta. Los distintos puntos de vista enriquecen y nos hacen aprender.

¿Por qué quedarnos con una sola realidad si vivimos en millones de ellas?

¿Por qué creer que lo que piensas y sientes solo tú, es lo real?

Abre los ojos, escucha, comparte…

Sigue creando tu realidad.





miércoles, 1 de febrero de 2012

Mente clara




Hola.

¿Estás ahí? ¿Sigues despierta?

¿Te das cuenta de lo especial que es todo? ¿La magia que te rodea?

No eres solo un cuerpo físico. Eres algo más. Y tú lo sabes.

No pasa nada si hay días en los que te cuesta estar consciente.

Recuerda que no somos perfectos. Por eso estamos vivos.

Todos pasamos por épocas en las que no nos enteramos de nada. Si siquiera del ladrido del perro del barrio, ni del canto de los pájaros…

Es así. No tenemos que esforzarnos. Todo fluye y ocurre en el momento adecuado para ti.

Puede que aún no lo entiendas o no lo sepas, pero tus circunstancias te ayudarán a aprender para el futuro.

Todo lo que te está pasando tiene forma en tu mente. Nada se queda sin clasificar por nuestra razón. O eso pensamos…

Pero hay una parte de tu mente que no está. No aparece por ningún lado. Solo la ves en pequeños momentos, cuando meditas o te concentras en algo que te gusta hacer…

¿No es estupenda la sensación?

Puedes seguir despierto si lo deseas.

Cuanto tiempo quieras.

Disfruta de cada instante como si fuera el último. No tengas miedo de lo que no ha venido y sonríe con ganas cada día.

No estamos vivos para ser infelices.

Te mereces ser feliz.

Mereces todo lo bueno que te pase.

Eres una persona maravillosa.

Sonríe.