miércoles, 25 de diciembre de 2013

Risas y Abrazos

A veces nos agobiamos sin motivo. A pesar de que pensamos, que tenemos todo para ser felices, hay ocasiones en las que no estamos bien.
En estas fiestas suelen suceder sentimientos contrapuestos. Por una parte, nos sentimos alegres en compañía de nuestros seres queridos y por otra, es posible, que nos enfademos y discutamos a menudo.
Existe una forma de ser feliz y de estar bien con nosotros mismos y con los demás. Puede que nos cueste algo de trabajo al principio, pero te aseguro que si lo practicas todos los días, conseguirás eso que te propones: estar y ser más alegre.
La risa es un bálsamo que nos cura las heridas. Seamos como seamos, el reír a carcajadas, nos hace relajarnos y disfrutar del momento.
Lo mismo sucede con los abrazos. Quizás seas de una de esas personas que les cuesta expresar sus emociones, sin saber, lo sencillo que puede resultar acercarse a otra persona y abrazarla. Y me refiero a un abrazo “de verdad”, es decir, un abrazo en el que tus brazos rodean al otro y dura más de un breve instante.
Los abrazos también son curativos. El contacto físico y la risa, te pueden hacer olvidar las preocupaciones y los miedos.
Sabes que eres una persona maravillosa. Tienes tus cosas… como todos y como todas. Tal vez crees que no mereces ese abrazo o esas risas, pero créeme, las mereces.
En estas fiestas hay muchas reuniones de amigos y familiares y se ofrecen algunos que otros regalos físicos, pero… ¿Has dado ya un fuerte abrazo a esa persona especial que tanto te agrada? ¿Te has desecho de los malos rollos y pensamientos recurrentes, y te has reído hasta de tu propia sombra?
Si no lo has hecho todavía, estás a tiempo. Este es tu momento. El instante idóneo para ser feliz, para reír, abrazar, disfrutar del ahora...
Todas las heridas se cicatrizan. Todos los miedos se esfuman en algún momento.
Eres una persona muy afortunada.
¿Te lo vas a perder?
Déjate llevar y rodéate de Risas y Abrazos.
¡Sé feliz!



miércoles, 18 de diciembre de 2013

Dale la vuelta

Cuando estamos pasando por malos momentos, cualquier cosa que nos ocurre, suele ser interpretada por nuestra mente, como negativa.
Sea como sea, nuestros pensamientos y nuestro estado anímico nos paralizan y nos hacen infelices.
Últimamente he leído a detractores del pensamiento positivo, señalando que con este pensamiento no estamos dentro de la realidad y que nos hace no enfrentarnos a los acontecimientos difíciles. Aducen que la psicología positiva en particular, es una invención y que con ella no aprendemos a ser capaces de afrontar las experiencias negativas y nos convertimos en personas que viven en un mundo irreal.
Como muchos de vosotros ya sabréis, aplicar los pensamientos positivos en nuestro día a día, nos puede ayudar a estar más felices y a sentirnos más estables emocional, física y psicológicamente. Pero eso no quiere decir que dejemos de afrontar por ejemplo una pérdida o una desilusión sin expresar nuestras emociones (sean las que sean).
El pensamiento positivo no cura enfermedades físicas o de otro tipo, pero ayuda (y mucho) a que nos sintamos mejor e incluso a que la sanación llegue a nuestras vidas.
Por supuesto que nada actúa en solitario. Sólo con medicinas (sin otro apoyo emocional, físico o psicológico) no sanaremos completamente.
Y es que la salud, como la define la Organización Mundial de la Salud, “es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Por lo tanto,  abarca tanto lo físico, como lo psicológico y emocional, y lo social. Cuando hay equilibrio en estas tres áreas, podemos decir que somos personas sanas.
Cuando no prestamos atención a nuestros sentimientos y pensamientos, y sólo nos centramos en sanar el cuerpo físico, es fácil volver a caer enfermo, ya que los pensamientos influyen sobre nuestro cuerpo y nuestra mente.
Cuando decidimos hacernos conscientes de nuestras limitaciones y actuar para superarlas, estamos afrontando la situación de forma activa.
Tú puedes darle la vuelta a ese acontecimiento que te está pasando y decidir afrontarlo de manera activa, positiva y constructiva para ti.
Por supuesto, nunca dejes de expresar tus sentimientos, sean de tristeza, de miedo o de alegría. Ese es el primer paso para el cambio. Todos podemos llorar, caer y sentirnos tristes, y todos y todas, también podemos (después de pasar el duelo o la pena), levantarnos y decidir cómo afrontar esas situaciones.
Hoy te ánimo a que sigas siendo una persona positiva o, si no lo eres, a decidir aquí y ahora a darle la vuelta a tus experiencias y ser activo y positivo frente a estas.
Tú puedes darle la vuelta a lo que no te gusta.
Tú tienes la capacidad de afrontar de modo activo esos problemas diarios.
Ya sabes:

Dale la vuelta.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Contacto visual


¿Cuántas veces has hablado a otra persona, sin mirarla a los ojos?
Seguramente unas cuantas...
Ya sea por vergüenza, por dejadez o por cualquier otro factor, esa falta de habilidad social, nos hace alejarnos de nuestro receptor y no conseguimos transmitir el mensaje que deseamos ofrecer de modo adecuado.

Cuando era adolescente tenía mucho temor a relacionarme con los demás y solía hablar en voz casi imperceptible, con la cabeza algo agachada y sin mirar nunca a la persona que tenía enfrente.
Yo por aquel entonces, sabía que deseaba cambiar aquella forma de actuar, y de hecho lo intentaba cada día, pero esa fobia, me hacía resguardarme rápidamente en mí misma.
Más tarde pude comprender, que adolecía de habilidades sociales, las cuales y para mi bienestar, se pueden aprender, y así lo hice.

Cuando poseemos los instrumentos necesarios para desenvolvernos, la vida se hace más fácil.
Imagina que eres un cocinero sin utensilios de cocina… Puedes intentar hacer alguna comida, tal vez encender un fuego o calentar un alimento, pero en esas circunstancias, no podrás terminar el plato que tanto quieres realizar. Si no sabes que existen aquellas herramientas que te hacen falta, quizás, te quedarás en mitad de la habitación, o en una esquina, sintiéndote incapaz y creyendo que no vales para ser cocinero…
Sin embargo, si conoces que hay unos instrumentos con los que cocinar, sabrás que si accedes a ellos, podrás realizar el plato que te propongas y comprenderás que aquella circunstancia que te incomoda se puede modificar.

Con el contacto visual en particular y con las habilidades sociales en general, ocurre algo similar.
Si conoces las técnicas y aprendes a interactuar con otros de forma habilidosa, es casi seguro, que los demás entenderán mejor tu mensaje y que consigas aquello que te propones.

Aprender a mantener el contacto visual durante una conversación, hará que la persona a la que hablas, se sienta escuchada y segura.
A través de la mirada decimos muchas cosas. Ese lenguaje no verbal es a veces, mucho más importante que lo que expresamos verbalmente.

Todos y todas deseamos ser escuchados y atendidos. Cuando existe esa retroalimentación (es decir, cuando la otra persona sabe que la estamos escuchando) la comunicación se vuelve mucho más sencilla.
Hoy te animo a que pruebes a hablar a la próxima persona que te encuentres, mirándola a los ojos. Por supuesto, no mantengas la mirada prolongadamente ya que tu receptor, se podrá sentir incomodado.

Déjate llevar por tu intuición y mira a los demás a los ojos.
Seguro que tanto tú como las otras personas, os sentiréis más contentas y felices.

Comienza hoy mismo.

Ten contacto visual.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

Querer es poder

Todas las mañanas salgo a caminar.

Desde hace unos días, me cruzo en el camino con un hombre mayor que cojea. Va a su ritmo. No muy rápido pero tampoco muy lento y anda la misma distancia que hago yo.

Siempre que paso por su lado, me dan ganas de animarle. De hecho lo hago internamente.
Se nota el esfuerzo que hace, y aún así, sigue caminando.

La fuerza de voluntad, ese impulso que nos mueve hacía adelante y que nos hace subir escalones, es un motor interno que casi nunca falla.

Si eres capaz de pensarlo, eres capaz de imaginarlo y si eres capaz de ello, podrás hacerlo en la realidad.
Todo se reduce a algo muy sencillo:

Tú tienes esa fuerza y ese poder para avanzar. Si tú quieres y lo deseas, cualquier obstáculo que parezca que hay en tu camino, dejará de ser una gran roca, para convertirse en una pequeña piedra fácil de esquivar o de pasar por encima.

Desde pequeña, escucho esta frase:
Prefiero a un tonto con fuerza de voluntad, que a un listo sin ella”.
Y refleja muy bien el sentido del querer es poder…

Porque aunque seas muy inteligente si no te mueves, si no emprendes, si decides quedarte sentado esperando a que las cosas cambien, es casi seguro de que no lo harán.

Pero sí, aunque con tus limitaciones, optas por moverte, por hacer aquello en lo que crees, y por lo que te motiva, conseguirás lo que te propongas.

La bien manida afirmación: Querer es poder, expresa esa fuerza de voluntad que nos hace caminar todos los días, aún con esfuerzo. La que nos mueve a vivir cada día como si no hubiera mañana. La que nos enfrenta con nosotros mismos y nos hace ser cada día un poco más fuertes.

Siempre he creído en el poder de la fuerza de voluntad, que no es más que la motivación intrínseca que todos tenemos y que podemos llegar a desarrollar.

Gracias a ella (es decir, gracias a mí misma), estoy aquí ahora. Y la recompensa y el refuerzo de haberlo intentado es otro gran motor para seguir caminando.

Hoy os ánimo a ser como ese hombre con el que me cruzo todas las mañanas.

No penséis que es imposible, no digáis que no podéis hacerlo…
¡Simplemente hacedlo!

Haz aquello que deseas hacer. Muévete. Salta. Canta. Ríe.
Y sobre todo sigue soñando.

Recuerda:
Querer es poder.