No
importa lo listo que seas en tu área de trabajo o en tus quehaceres diarios. Quizás
seas una persona con un alto cociente intelectual y a pesar de todo, tus
relaciones y tu forma de actuar con otros, no es la más acertada.
Cuando
vemos personas que son inteligentes, o que por su puesto suponemos que han de
tener una inteligencia media-alta, actuando en contra de las personas que las
rodean, podemos imaginar que están haciendo lo correcto y que actúan en función
de los análisis intelectuales que han realizado.
Sin
embargo, esto no tiene por qué ser una norma. Que alguien tenga un cociente de
inteligencia alto no significa que sea también inteligente emocionalmente.
Tener
inteligencia emocional es tener sentido común a la hora de relacionarnos y
empatía. Es decir, saber ponernos en el lugar de los otros y comprender sus
situaciones y actuar en consecuencia.
Por
ejemplo, algunos dirigentes de gobiernos que hacen leyes que limitan los
derechos de la mayoría, sin tener en cuenta las consecuencias de pobreza o
malas condiciones a la hora de vivir de estas personas, no poseen empatía por
esos individuos. Seguramente se protejan de sus actos alegando que es lo que
tenían que hacer por cualquier motivo no relacionado con la realidad de las
personas a las que afectan el recorte de derechos.
Lo
mismo puede ocurrir en una familia o en un lugar de trabajo. El cabeza de
familia o el jefe de la organización, aunque quizás sean personas inteligentes
a nivel intelectual y han sabido llevar la administración de sus casas o
empresas, es posible que a hora de relacionarse con sus hijos o con sus
trabajadores, no actúen de forma inteligente.
Ser
empático y asertivo con las personas que te rodean, al igual que otras
habilidades sociales, se puede aprender.
Aprender
a expresar nuestros sentimientos en el momento adecuado, si herir a los que
tienes delante, también es una habilidad importante con la que podrás hacer que
tu entorno familiar o de trabajo, sea mucho más fluido y cómodo.
Ser
un buen líder a nivel emocional, es igual de importante (o más), que ser un
buen administrativo.
La
claridad de nuestros deseos cuando nos relacionamos con otras personas, nos
puede ayudar a que nuestras relaciones sean mejores. Expresar tus deseos y emociones,
y defender tus derechos de modo no agresivo ni pasivo, hará que las personas de
tu entorno confíen más en ti y te valoren a todos los niveles de tu vida (no
solo el intelectual).
Merece
la pena aprender a relacionarnos emocionalmente. Muchos conflictos podrían
minimizarse en incluso desaparecer si así lo hacemos.
Te
animo a que te observes. Quizás no eres consciente de tu falta de inteligencia
emocional y actúas sin conocer esa parte que te falta en tu vida. O tal vez si
lo sepas, y conozcas que es difícil para ti, expresar tus sentimientos de modo
asertivo, escuchando activamente al que tienes delante. Sea como sea, si
detectas que tus habilidades emocionales y sociales, son pocas o casi nulas, da
un paso y comprométete a aprender a actuar de forma emocional.
Saldrás
beneficiado de esa decisión. Al igual que las personas que te rodean.
Anímate.
Aprende
inteligencia emocional.
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