miércoles, 7 de enero de 2015

Sumérgete en tus sueños

Soñamos cada noche. Se puede decir que, como decía Calderón de la Barca, “la vida es sueño”.
Existen multitud de tipos de sueños y somos muchos los que recordamos los sueños casi todos los días al despertarnos.
Sin embargo y como he señalado otras veces, les prestamos muy poca atención.
Cuando estamos soñando creemos que lo que estamos viviendo está pasando realmente. No tenemos consciencia de que estamos dormidos y todo lo que nos pasa lo vivimos con la misma o más inquietud e ímpetu que cuando estamos despiertos.
De hecho, hay personas que hablan o  incluso llegan a levantarse aunque estén dormidos.
A pesar de todo y de formar parte de nuestra vida, apenas pasamos por ellos de puntillas.
En muchas ocasiones los sueños nos ofrecen placer, en otras tal vez nos avisen de nuestras preocupaciones. Lo que sentimos al despertar puede hacer de nuestra jornada un campo de batalla o un mar en calma.
Vivimos con los sueños e interactuamos y creamos con ellos.
La magia del durmiente, la inspiración perdida, la sintonía con nuestros deseos, se hallan a veces encerradas en una caja fuerte y no somos capaces de recordar nada de lo que vivimos cuando descansamos.
Dormir nos sana. Nos quita los dolores y también nos llena la energía que perdemos durante el día.
Soñar nos hace estar más alertas. Nos enseña a vivir fuera de lo que conocemos como realidad.
Tú también sueñas aunque no recuerdes lo soñado.
Tú también aprendes mientras duermes, aunque no haya en tu memoria ni un atisbo de esas experiencias oníricas.
¿No crees que sería estupendo poder vivir con todas esas situaciones, vivencias y sensaciones nocturnas?
Tu mente es maleable.
Estoy casi segura de que has comprobado en alguna ocasión lo obediente que es.
La falta de ganas, la pereza o la poca motivación, hacen que nos quedemos en la superficie de los sueños o de lo no recordado.
Haz la prueba esta semana.
Obliga a tu mente a recordar.
Di durante el día afirmaciones como: “Esta noche soñaré como todas las noches y recordaré mis sueños”.
Repítelas cada vez que te acuerdes.
Haz que tu mente se centre en los misterios oníricos.
Poco a poco te asombrarás de la cantidad de sueños que tienes.
Y al recordarlos, serás cada vez más consciente de tu “realidad”.
Atrévete. Sumérgete en tus sueños.

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