jueves, 24 de septiembre de 2009

Eres una persona maravillosa

Lee en voz alta lo que viene a continuación
(si no puedes, grítalo dentro de ti):

“Soy una persona maravillosa.


Soy una persona estupenda.


Merezco todo lo bueno que me pase.


Me gusta quién soy y lo que hago.


Creo en mí y en mis capacidades.


Voy a hacer lo que me proponga.


Si lo creo lo conseguiré.


Yo puedo”

Acepta los cumplidos que te hagan.
Si alguien te dice guapo o guapa, mira a esa persona a los ojos y dí: Gracias (y nada más. Sólo acéptalo).
Si a alguien le gusta lo que haces, y te felicita por ello, dale también las gracias, y no le quites importancia.

Eres una persona maravillosa.
¡Créelo!

jueves, 17 de septiembre de 2009

¡Cree en positivo!

Todos deseamos creer en algo.
Deseamos creer que todo va a salir bien, que los deseos se cumplen, que los pensamientos negativos se pueden trasformar en otros positivos…

Tenemos ciertos hábitos adquiridos, que nos hacen pensar de un modo negativo o positivo.

Todo se puede aprender y desaprender.
También las cosas que nos decimos.
Solemos quedarnos con los pensamientos negativos, porque en muchas ocasiones parece lo más fácil. Y claro que nos resulta más fácil… tenemos ese hábito adquirido y apenas si tenemos que hacer esfuerzo por pensar así.
Pero, cualquier hábito por fuerte que sea, puede cambiarse con la práctica, por otro hábito más positivo y saludable.

Tal vez los comienzos no sean sencillos, pero los resultados aparecen poco a poco (y lo hacen para quedarse).

Es un proceso lento, que requiere de toda nuestra atención y actividad.

Para ello, hemos de ser constantes y conscientes de los pensamientos que tenemos a lo largo del día.

Plantéate metas pequeñas al principio.
Por ejemplo, cada vez que te cepilles los dientes (o estés haciendo el desayuno, o de camino al trabajo o a clase), repite para ti: hoy me daré cuenta de los pensamientos negativos e intentaré no hacerles caso…

Cuando hayas interiorizado el darte cuenta de esos pensamientos negativos que te atan, a la semana o más tarde (cuando estés preparado o preparada), cada vez que hagas esa actividad, repite para ti: hoy me daré cuenta de los pensamientos negativos e intentaré sustituirlos por otros positivos…

Poco a poco, ante situaciones que creías negativas (como encontrar aparcamiento: “no voy a encontrar ninguno”, o esperar tu turno en el banco: “no voy a terminar nunca”…), aparecerán casi sin esfuerzo esos pensamientos positivos que has ido reforzando en ti (“sé que hay un aparcamiento para mí”, “paciencia, la espera no será eterna”…).

Recuerda: con constancia, día a día y poco a poco, lo conseguirás.
Sólo tienes que creerlo :-)

jueves, 10 de septiembre de 2009

Defiende tus derechos

A veces no somos conscientes de cómo actuamos con los demás.
Otras veces, no nos damos cuenta de cómo los otros actúan con nosotros.

En ocasiones dejamos pasar situaciones en las que alguien invade nuestros derechos como persona.
Pensamos: “solo ha sido un grito”, “está triste, por eso me trata así”, “no puede con todo lo que hace, es normal”…

Pero si alguien te trata mal o tiene una mala conducta hacía ti, a menudo… no es justificable. No te mereces ese mal trato. Tú también tienes unos derechos y no sólo unas obligaciones con los demás.

Dí no cuando lo desees.
Dí sí cuando te apetezca.
Siempre respetando los derechos de los demás. Por supuesto.

Hay personas que viven enfadadas. Que casi todo les sienta mal. Parece que no se dan cuenta de que los demás, son ellos mismos. Cuando insultan a alguien, cuando te infravaloran o te humillan… están mirándose en ti. Tú eres entonces un espejo ante ellos (aunque no lo sepan). Piensa: todo lo que ellos te dicen, se lo están diciendo a sí mismos. Muchas veces esas personas no son felices. Entonces, no les gusta verte a ti feliz e inventan historias para que dejes de serlo. Si no son ellos felices, ¿por qué ibas a serlo tú?

Abre los ojos. Date cuenta de esas situaciones y ten contigo el mismo respeto que le das a los demás.

Tú también eres importante.
Tú también tienes unos derechos.
Defiéndelos.

jueves, 3 de septiembre de 2009

No te estanques

Camina con paso rápido por la calle.
Hoy tiene que hacer millones de cosas. No puede entretenerse.

Sus pasos, sin embargo, se van haciendo cada vez más pesados.
La calle parece cada vez más larga.

Sus pensamientos son un hervidero de actividades.
Su mente ya ha realizado aquel encargo diez veces, mientras sus pies se dirigen veloces a su destino.

Piensa: no voy a llegar, no me va a dar tiempo a todo, seguro que hay un atasco, nada me va a salir bien…

Sin querer, mira hacía sus pies, que parecen dos losas de cemento.
Les echa la culpa: si no fuera por estos zapatos, necesito ir más deprisa…

Dobla la esquina y se encuentra con una manifestación: claro, es lo que tenía que ocurrir, todo me pasa a mí… (Vuelve a pensar).

Decide dar media vuelta para buscar otro camino alternativo.
Su mente sigue parándole: no voy a encontrar otra calle, llegaré tarde, no creo que esto vaya a mejor…

Y así continúa durante la mayor parte del día.

Al caer la noche, llega a su casa.
Al agotamiento físico, se le une el agotamiento mental. Los “no puedo”, han hecho mella. Al final, el día ha sido terrible. Ha hecho cosas, pero otras importantes las ha dejado de lado.
Ha cumplido sus obligaciones, pero está triste y sin fuerza.
Lo que le gusta, lo que le motiva, no lo ha llevado a cabo.
Mañana lo haré… piensa por un momento. Pero enseguida, se da cuenta de que será imposible que eso pase. Si no ha ocurrido hoy, ¿por qué iba a ser diferente mañana? Y sus pensamientos siguen parándole.

Observa tu mente.
Despierta cada mañana con la intención de estar consciente. De creer que todo lo que quieres hacer, lo harás sin problemas de ningún tipo. No alimentes tu mente con pensamientos negativos y paralizadores. Tu mente es poderosa.
Dí “sí puedo”, “sí lo conseguiré”.

No seas tú el que te pare los pies.
No te estanques.