miércoles, 27 de octubre de 2010

Como Superar Una Crisis

Cuándo afrontamos un cambio (o varios), pasamos una época de adaptación a los nuevos acontecimientos.

Si el cambio no lo consideramos grande, nos solemos adecuar sin apenas notarlo, ya que, cada día atravesamos por pequeños cambios.

Cuándo el cambio sí es grande, decimos que estamos pasando una crisis: ya sea por acontecimientos “buenos” para nosotros, como por momentos “malos”.

Sentimos que estamos pasando una crisis por ejemplo, por el nacimiento de un hijo. El cambio suele ser un cambio positivo para nosotros, pero no deja de ser un cambio al que tenemos que adaptarnos.

Otras experiencias, las consideramos crisis negativas, y sentimos que no merecemos pasar por todas esos acontecimientos, como por ejemplo, ponernos nosotros o alguien cercano, enfermo; o la pérdida de una relación amorosa o de un trabajo.

El modo de afrontar ambas “crisis” es similar. Aunque una tenga consecuencias positivas para nosotros, y las otras, en un principio, negativas.

Lo cierto, es que de todos los cambios (o crisis), podemos aprender mucho. Y también podemos salir airosos de ellas, si prestamos atención a las opciones para resolver los problemas, que se nos presentan.

Ante cualquier cambio, que nos afecte a nivel personal, tenemos que:

- Mantener nuestra autoestima alta. Para ello, nos puede servir, por ejemplo:

             o Seguir tomando decisiones, intentando no delegar en otros, nuestras responsabilidades.

      o  No abandonarnos. Seguir cuidando de nuestro aspecto exterior, de nuestra dieta y de nuestros hábitos de salud (sin obsesionarnos con ello).

- Seguir una rutina también es importante. Llevar un horario para levantarnos, para comer y para hacer determinadas actividades. La rutina, nos puede ayudar a que las circunstancias no parezcan muy diferentes. Si no podemos tener la rutina que teníamos antes del cambio, tenemos que comenzar una nueva, adaptada a los acontecimientos (por ejemplo, una de las primeras cosas que hicieron los mineros atrapados en Chile, fue crearse una rutina. Eso, les ayudo a comenzar a adaptarse al encierro).

- No pensar solo en uno mismo. Si nos centramos en nosotros, y en nuestros “problemas”, estos se acentúan. Sin embargo, si abrimos la mente a otras experiencias de otras personas, y nos relacionamos con ellas, nuestros cambios no nos parecerán tan negativos.

- Por último, no dejar de hacer actividades que nos diviertan (como por ejemplo, realizar alguna actividad artística) y que nos hagan disfrutar y reír.

Todas las experiencias por las que pasamos, nos ayudan de algún modo a avanzar y a crecer.

Todos los cambios se acaban. Ninguna crisis dura para siempre.

Podemos sacar lo mejor de todos esos cambios, para que nos sirva en el futuro, y aprender a superarlos de modo adaptativo y positivo.

Y poco a poco con menor esfuerzo.

Recuerda: ninguna crisis dura para siempre. Aprende del momento.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Acéptate



Eres lo que eres.

Tal vez deseas ser más delgado, o más grueso.

A lo mejor, te gustaría parecerte a algún artista que admiras.

Es posible, que pienses que sería maravilloso, ser ese famoso que trabaja poco.

Puede ser…

Pero, tú eres tú.

Y eres una persona estupenda y maravillosa, con tu cuerpo y tu mente.

Sin parecidos, sin deseos que te agobian…

También eres una persona muy afortunada. Tienes una vida, llena de motivos para ser feliz. Aunque no los veas, hay muchos motivos para levantarte todos los días cantando y bailando.

¡Estás vivo! Y tienes la capacidad para cambiar.

Todos la tenemos.

Tengamos las circunstancias que tengamos, tanto físicas, como materiales, como mentales.

Somos seres adaptativos.

Ante cualquier adversidad o ante cualquier evento positivo en nuestra vida, somos capaces de adaptar nuestras necesidades al momento que vivimos.

Puedes cambiar tu manera de ver las circunstancias que te rodean.

Puedes hacer que tu mente esté tranquila y serena, aunque fuera haya tormenta.

Acepta quién eres y como eres, sin dejar de lado tus anhelos y ganas de vivir.

Sé quién eres, sin remordimientos del: “quizá podría ser de otra manera”.

Disfruta de tu presente.

Disfruta de quién eres y de lo que tienes, sin dejar de desear.

Deseos reales y adaptados a ti.

Tal vez no tengas ese cuerpo sano que deseas, pero puedes poner los medios para comenzar a moverlo.

A lo mejor no te gusten algunos de tus modos de reaccionar, pero puedes comenzar poco a poco a cambiar tu mente.

Es posible, que no te apetezca ser quién eres, porque trabajas mucho y no descansas o porque no consigas un trabajo, pero puedes disfrutar de lo que haces y poner los medios para ser y estar contento todos los días.

Puede ser…

Casi siempre decimos que queremos cambiar, pero casi nunca empezamos, o si lo hacemos, nos cansamos enseguida.

Comienza aceptando quién eres.

Tan solo eso.

¡Acéptate!

miércoles, 13 de octubre de 2010

Un Gran Día

Mírate al espejo y repite en voz alta:


El Ahora es la base de mi futuro.


Yo y solo yo, creo las condiciones para que mi futuro sea el que yo deseo.


Destierro los pensamientos negativos que me paran, me desmotivan y obstruyen mi camino.


Sé que soy capaz de eso y de mucho más.


Ahora mismo, soy el resultado de quién fui en el pasado.


Lo que deseé toma forma hoy.


Si fueron solo pensamientos y deseos negativos, hoy no me encontraré bien.


Si por el contrario, sentí y deseé situaciones positivas y llenas de avance para mí, hoy será un gran día.


¡Hoy ya es un Gran Día!



Después, escribe en un papel tus deseos más personales y positivos.

Haz afirmaciones positivas en cada uno de ellos.

No escribas lo que no deseas que te ocurra, sino lo que deseas que te pase.

Sin utilizar la palabra No.

Por ejemplo, en vez de escribir:

“Hoy no deseo enfadarme”.

Utiliza mejor:

“Hoy deseo estar feliz y alegre durante toda la jornada”.



O si es un deseo más a largo plazo, sé concreto.

Por ejemplo, en vez de escribir:

“Deseo tener salud por mucho tiempo”.

Escribe:

“Deseo sentirme bien física y psicológicamente en los próximos doce meses”.



Los deseos se cumplen.

Por eso, tenemos que tener claro que es lo que deseamos realmente y plasmarlo de alguna forma, para que se vuelvan desde ya, más reales.



Recuerda:

Tú eres la persona, que crea las condiciones para que tu futuro sea el que tú deseas.

¡Hoy ya es un Gran Día!

:-)

miércoles, 6 de octubre de 2010

Las Pequeñas Cosas



Tu mente necesita descansar.

No paramos de pensar durante el día.

Por eso, en ocasiones, nos cuesta ver lo simple que es todo.

Lo importante son las pequeñas cosas que nos hacen felices, pero de tanto esforzarnos por ser felices, perdemos nuestra capacidad para estar y ser feliz.

Somos impacientes. Y se nos olvida lo fácil que es todo.

Es fácil y simple.

Tan solo, déjate llevar por las pequeñas cosas que te hacen feliz.



Este ejercicio de visualización, es para que te relajes y sonrías.

¡Disfruta!

Escucha la visualización, leída por Carol:





Cierra los ojos.


Respira profundamente tres veces.


Visualízate en una playa de arena.


Estás descalza, de pie, mirando al mar.


Sientes el tacto de la arena en tus pies, que ya están hundidos en la fina y cálida arena.


Mueve los dedos de los pies.


Nota como los granos de arena, te pasan entre los dedos.


Disfruta del masaje.


Ahora visualízate, andando hacía el agua.


El día es nublado, el mar está en calma y hace una temperatura muy agradable.


Camina hacía la orilla.


Tus pies, ahora, sienten el agua algo fresca.


Ponte las gafas de bucear que llevas en la cabeza.


Entra lentamente en el agua.


Te rodea la niebla, pero no tienes frío.


Sumerge tu cabeza en el mar.


Ves el fondo con mucha claridad.


Observas la arena, las piedras, los peces y las algas, que se mueven suavemente por las ondas marinas.


Te das cuenta de que puedes respirar debajo del agua.


Sacas la cabeza un momento al exterior.


Afuera, sigue la niebla y no se ve nada.


Te introduces de nuevo en el agua.


Todo está en calma.


Observas tranquilamente la vida submarina.


No hay ningún obstáculo, que te impida ver en mucha distancia.


Decides bajar hasta una duna de arena y tumbarte en ella.


Estás en el fondo del mar.


Eres parte de ese fondo.


Solo existe lo que te rodea, y lo que sientes en este preciso momento.


Respira profundamente una vez.


Abre los ojos.