miércoles, 26 de octubre de 2011

Dejar de Fumar

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Conozco a personas cercanas, que han dejado de fumar. Unos han continuado sin el mal hábito, pero otros, han vuelto a tenerlo… Y la mayoría convencidos de ello (sin desear volver a dejarlo).

Imagino que muchos de nosotros, conocemos allegados o conocidos que fuman (o eres tú, la que está leyendo esto, la persona que fuma). Y tal vez, algunos conozcamos o hayamos conocido a familiares o amigos, con algún problema de salud, a causa del tabaco.

Desde pequeños vemos a los adultos fumar. Muchas veces respiramos ese tabaco, ya que es uno de nuestros padres, tíos o abuelos, los que fuman. Y muchos lo ven como algo normal. Ni siquiera se plantean que están echando ese humo nocivo a sus pequeños.

Lo curioso, es que después son esos mismos adultos, los que no quieren que sus hijos adolescentes fumen. 

Y sí… fuman. Muchos porque es lo que han visto desde siempre, otros porque piensan que podrán relacionarse mejor si lo hacen… y otros, simplemente, porque sus amigos fuman. Y el círculo se cierra 
(cuando crecen siguen fumando, cuando tienen hijos siguen fumando y éstos posiblemente terminen fumando).

No quiero decir que haya solo un factor que influya en el porqué la gente fuma. Por supuesto que no. Como cualquier hábito, está influenciado por múltiples factores (entre ellos, la falta de habilidades de afrontamiento de situaciones de estrés), pero la socialización que vamos adquiriendo, es muy importante en este aspecto.

Muchos de los que fuman, no miran por su salud, pero tampoco por la salud de los que están cerca de ellos.

Por experiencia, sé que unas palabras no convencen a las personas fumadoras, cuando se trata de dejar el hábito. Generalmente lo hacen cuando ellas o uno de sus familiares, se ponen enfermos a causa del tabaco.

Otros sin necesidad de llegar a extremos, sí tienen la fuerza de voluntad y el deseo de dejarlo. Y lo consiguen, puesto que tienen una gran motivación para ello. Este es uno de los aspectos claves, para dejar de fumar (dejan de auto convencerse de que no pueden o de que les gusta fumar, se hacen responsables de 
sus acciones y actúan en consecuencia). 



Inténtalo. Tú también puedes dejar de fumar.


Tú también puedes volver a sentirte más sano.


Créelo.


Cree en ti. Y actúa.



miércoles, 19 de octubre de 2011

“Yo Soy Así”


Vivimos tiempos de cambio.

Cada día se inventan cosas nuevas (por ejemplo en el ámbito tecnológico. Nuevos soportes informáticos o nuevos teléfonos, que hace tan solo unos pocos años, eran impensables).

Cada semana nos encontramos en los medios de comunicación, con noticias de cambio (por ejemplo, los cambios en la naturaleza o nuevos avances en el campo de la medicina).

Cada mes ocurren cambios diferentes, tanto dentro como fuera de nuestras vidas (por ejemplo, en la vida de nuestros amigos o de nuestra familia).

Somos cambio.

Todos.

Y aunque queramos cerrar los ojos y no mirar, el cambio ocurre a cada instante en todas partes. También dentro de nosotros.

Muchos se acomodan en sus sillones, o en sus casas muy bien adornadas, y se aferran a sus pertenencias materiales, sin querer ser conscientes de los cambios.

Muchas veces he escuchado: “Yo soy así. No puedo cambiar” (o “No quiero cambiar”).

Se escudan en esas palabras y siguen actuando y pensando, de la misma manera. Ni siquiera cambian su 
aspecto exterior. Siempre estáticos, inamovibles en sus ideas.

Hasta que ya no pueden seguir ocultando lo evidente: que todo cambia, que todos cambiamos.

Para muchos, ese es el momento de la muerte cercana o de la vejez.

Para otros, un accidente, una enfermedad o algún hecho especial que ocurre en sus vidas, que les abre los ojos.

Y cambian. Vaya que si cambian. Dejan de estar atados a esa creencia falsa de un yo inexistente, y 
comienzan a dejar de agarrarse a lo material y a los superfluo, para comenzar a vivir más acordes con la 
vida (por lo tanto, con el cambio).

Aunque al principio cuesta acostumbrase a tanto cambio, poco a poco, el cambio forma parte de ti. Aunque sigas siendo la misma persona que de niño, todos los cambios que has tenido en tu existencia, te han hecho 
ser como eres hoy. Todos y cada uno de los segundos que has vivido, han cambiado tu vida.

Tan simple como eso: con el cambio.



miércoles, 12 de octubre de 2011

Protección



Túmbate en tu cama o en el suelo, cierra los ojos y respira profundamente tres veces.

Con cada respiración, tu cuerpo está más y más relajado.

Imagina que acabas de nacer.

Estás en tu pequeña cuna, tapado y protegido.

Escuchas hablar a las personas que hay a tu alrededor.

Son voces que te hacen sentir tranquila.

Siente el tacto de la ropa, huele el olor de tu cuerpo, sé consciente de que estás ahí tumbando.

Apenas puedes abrir los ojos, pero no lo necesitas para saber lo que está ocurriendo cerca de ti.

Disfruta de la sensación de sentirte protegido y sin obligaciones.

No tienes nada que hacer.

Tan solo estar ahí moviendo los dedos de tus manos y mirándolas.

Mueve cada parte de tu cuerpo. Tus piernas llegan a tu boca y chupas los dedos de los pies, sin 
problema ninguno.

Te sientes ágil y feliz.

No hay pensamientos que te incomoden. Todos se han ido.

Estás aquí y ahora.

Protegido.

Respira profundamente una vez.

Abre los ojos.



miércoles, 5 de octubre de 2011

Cortar Los Pensamientos


Todos tenemos pensamientos. Nuestra mente no para en todo el día. Aunque estemos descansando, viendo la televisión o haciendo alguna tarea diaria como cocinar, nuestros pensamientos están ahí.

Aunque no seamos conscientes de ellos, tenemos ciertos pensamientos que se han convertido en un hábito para nosotros. Nos convertimos en robots con el piloto automático encendido.

Y si no estamos atentos, por mucho que deseemos que algunos pensamientos insanos, desaparezcan de nuestra mente, seguirán ahí y cada día se harán más grandes.

Te propongo que te hagas consciente de tus pensamientos insanos y que los cortes.

Cuándo cada día hagas de comer, cada vez que cortes por ejemplo los champiñones o la cebolla, recuerda que estás cortando pensamientos incómodos y negativos. Tal vez en esos momentos no los tienes, pero no importa. De lo que se trata, es que te centres en lo que estás haciendo y seas consciente de esos pensamientos que te debilitan. Repite una afirmación positiva como ésta:

Estoy cortando los pensamientos que no me benefician. Soy una persona maravillosa. Yo puedo”.

No se te olvide pensar o decir al final de la frase, algo positivo o que te motive (“Todo está bien”, “La vida es estupenda”, “Me quiero”).

Una vez que ya eres consciente de los pensamientos que deseas cambiar, entonces da el siguiente paso.

Cuando estés en alguna situación determinada, ya sea en tu casa, en el trabajo o en la calle, y te venga un pensamiento negativo, recuerda esos momentos cuando hacías la comida (seguramente los recordaras sin esfuerzo).  Repite solo la frase positiva y motivadora que te dijiste entones (“Todo está bien”) y respira profundamente una vez. Relaja tu cuerpo y sonríe.

¡Vive el momento! ¡Sé feliz!