miércoles, 23 de enero de 2013

Recuerdos



Me acuerdo que cuando era pequeña, me tiraba horas mirando los dibujos de las baldosas del piso de mis abuelos.
No había más que manchas, pero yo  podía ver figuras y rostros, que me contaban una historia cada vez.
Tenía que ser muy pequeña, porque aún me sentaba en el suelo sin ayuda y sin que me dolieran las caderas.
Es curioso como actúan los recuerdos.
A veces, con tan solo mirar un momento el suelo en el que te encuentras, observas dentro de ti, algo que tenías olvidado.
Sin embargo, ahí estaba, esperando la señal para activarse.
Nuestra memoria es selectiva.
Los acontecimientos más dolorosos de la enfermedad que tuve de niña, los tengo olvidados.
Aunque recuerdo otros muchos, que me han ayudado a llegar a donde estoy ahora.
Realmente cada parte de nuestra memoria es una aventura.
Podemos recordar hechos remotos gracias a nuestra memoria a largo plazo, que almacena gran cantidad de episodios vividos, y que nos hace saber en cada momento, como nos llamamos, cual es nuestra dirección y mucha más información relevante, a la que apenas prestamos atención, pues está ahí... Siempre ayudándonos.
Nuestra memoria a corto plazo, es con la que memorizamos datos que no necesitamos tener almacenados durante un largo periodo de tiempo, como el número de teléfono que nos acaban de dar para anotarlo. Al poco de tener esos números en la memoria, se nos olvidan, sin posibilidad de echar mano de otro almacén que nos ayude a recordarlo.
Es una memoria del momento presente.

Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Imagina que eres un robot.
Nadie te ha introducido información de quién eres o de dónde vives o de cómo eres.
Tan solo eres consciente de lo que te rodea en este preciso instante.
No tienes nada que hacer ni que pensar, puesto que no tienes recuerdos.
Simplemente estás aquí y ahora.
Escuchas los ruidos, las voces de tu entorno, y puedes incluso sentir tu cuerpo sentado en la silla.
Pero no hay nada más.
No hay pensamientos repetitivos ni preocupaciones.
No hay pasado ni historias futuras que inventarte.
Estás sin más.
A veces dejar de recordar o de rumiar imágenes que nos paralizan, nos libera de lo que pudo haber sido.
Estás aquí... Y eres tú ahora.
Lo que fuiste, lo que eras, ha dejado de tener sentido para el robot que eres ahora.
Disfruta de la vacuidad de tu mente.
Abre los ojos.


9 comentarios:

manolo dijo...

Carolina, No, no quiero ser un robot.
Prefiero mis recuerdos.
Y lo que dices de las lozas, efectivamente, tengo unas en el cuarto de baño, con dibujos difusos, que sin quererlo, se aparecen rostros, algunos risueños y otros terroríficos.
En las otras habitaciones están de parquet.
Me ha encantado como escribes, e ha gustado mucho.

Y no soy nadie critico, pero sigue en esta linea y deja que lo que te visitemos, disfrutemos con tus escritos.

Saludos, manolo

Betty Mtz Compeán dijo...

Cuanta sabiduria en este bello texto, me gusto.
Saludos.

la.eu dijo...

Me ha gustado leerlo. Y que importante es recordar lo positivo de nuestra vida!!! Un abrazo

Gemma dijo...

Creo que debemos recordar lo que nos hace sentir bien, de lo malo vivido, sólo recordar lo aprendido y así tener más experiencia para el día a día.. lo de las baldosas todavía me pasa en mi baño! a veces veo caras, figuras, qué curioso! jaja... y si, a veces hago eso, a veces disfruto de no pensar en nada, simplemente sentir que existo! Gracias y un abrazo!

Carol dijo...

Hola manolo :) Muchas gracias por tus palabras :D Me alegra que te guste como escribo ;) Un abrazo

Carol dijo...

Hola Betty Mtz Compeán :D Muchas gracias ;) Un abrazo

Carol dijo...

Hola la.eu :) Gracias guapa ;) Un beso

Carol dijo...

Hola Gemma :D De nada ;) Muchas gracias por tu comentario :) Un beso guapa

gabriel dijo...

descubri esta meditacion accidentalmente cuando fui a ver terminator, pense que seria muy liberador ser un robot con un programa definido en vez de nuestra mente de mono

y luego me dije... y que tal un robot sin el programa?