Mostrando entradas con la etiqueta hábito. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta hábito. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Cambiar de hábitos alimenticios


 
Cuando era adolescente, tuve la suerte de que mis padres, me llevaran a una médico naturista, que lo primero que hizo fue cambiarme la dieta.

Dejé de comer carne y productos lácteos entre otras cosas.

Mi estado mejoró y el de toda mi familia.

Al principio del cambio de alimentación, todo era complicado. Recuerdo que me costó dejar de comer carne y todo lo que solía gustarme.

Con constancia y esfuerzo por parte de todos, conseguimos habituarnos a nuestra nueva forma de vivir, que como he dicho, mejoró mucho nuestro estado de salud.

Curiosamente (desde mi punto de vista), hace poco, fui al médico de cabecera y en ningún momento me preguntó por mi alimentación ni por mis hábitos al respecto. Tan solo me mandó unos medicamentos (con bastantes efectos secundarios, por cierto) y nada más.

Es curioso, porque que el comienzo de la sanación comienza en nuestra boca, es real.

Lo que comemos y como comemos, es la clave para estar y sentirnos sanos.

A pesar de todo, aún hoy a nivel “tradicional”, no se recomiendan esos cambios de hábitos que nos pueden ayudar a mejorar, o si lo hacen, no dan pautas o no hacen un seguimiento necesario para llegar al  necesario cambio.

La afirmación del médico de la antigua Grecia, Hipócrates (el padre de la medicina para muchos autores) de: “Que el alimento sea tu mejor medicina y tu mejor medicina sea tu alimento”, es una realidad.

Aunque sabemos la importancia de la alimentación en nuestras vidas y en nuestra salud, muchas veces nos cuesta cambiar, ya que preferimos dejar que algo externo nos quite el “problema” de forma rápida y casi milagrosa.

Cambiar de hábitos puede ser algo difícil al principio, pero te aseguro que se puede conseguir.

Si logras encontrar el apoyo de tu familia o de tu entorno, el cambio será mucho más llevadero. Y aunque no lo tengas, no desesperes, eres un ser adaptativo y lleno de fuerza interior y puedes conseguir lo te propongas.

Comenzar algo distinto a lo que estamos acostumbrados, cuesta, pero con constancia, práctica y paciencia, se consigue cambiar.

Comienza a comer más sano, sin pensar en las consecuencias. Lee, estudia, infórmate que es lo mejor para tu salud y anímate a intentarlo.

Observa como casi todos los productos que venden, llevan muchos azucares refinados añadidos, innecesarios para nuestro organismo. Y otros tantos, bastante sal, igual de innecesarios.

Percátate de lo que comes y comienza a masticar cada bocado más de treinta veces, comenzando tu digestión en la boca. Saborea cada vez más la comida y sé consciente de los beneficios de una buena alimentación.

Tú puedes sentirte cada día más y más sano.

Créelo.

Recuerda: “Que el alimento sea tu mejor medicina y tu mejor medicina sea tu alimento”.

 

jueves, 7 de enero de 2010

Parada De Pensamiento


Muchas veces he escuchado, que dejar la mente en blanco es totalmente imposible.
Lo cierto, es que dejar de pensar continuamente, en temas que nos hacen estar tristes o enfadados, nos haría tener una mejor calidad de vida.
El pensamiento obsesivo y repetitivo, está en nuestra mente, como un hábito no deseado por nosotros, pero del cual creemos que no podemos deshacernos.
Ser conscientes de que tenemos esos pensamientos, es el primer paso para dejarlos atrás (no significa que dejemos de pensar, sino que dejemos esos pensamientos dañinos).
Por ejemplo, una mañana te levantas convencido o convencida, de que ese día será terrible. Tu mente a cada paso que das, te va “diciendo” palabras y ordenes negativas:
- No merece la pena, - No tengo ganas, - ¿Por qué me pasa todo lo malo a mi?...
Y si no te das cuentas de esos pensamientos, sigues con tu día, y al llegar la noche, verás que muchas de las cosas que has pensado (y atraído hacía ti), se han cumplido.
Hay algunas maneras de hacer que todos esos pensamientos paren.
Una de ellas, es la siguiente:
Busca una goma elástica (como una goma del pelo), y colócatela en una de tus muñecas. La goma no ha de oprimirte, ni ser demasiado ancha.
Una vez que la tienes, comienza con este nuevo hábito:
Cada vez que venga a tu mente un pensamiento obsesivo y negativo, toca la goma del pelo de tu muñeca y tira un poco de ella (sin hacerte daño, solo como un recordatorio de que esos pensamientos van a parar, ya que tú no los quieres en tu día a día).
Con el gesto, di alguna palabra para ti o en voz alta, que te motiven a ello (como por ejemplo: - ¡Para! Todo va a salir bien).
Poco a poco te costará menos asociar ese pequeño acto, con detener los pensamientos incómodos.
:-)