Todos tenemos la capacidad de aprender.
Tengamos la edad que tengamos.
Estemos pasando por circunstancias difíciles o no.
En el caso de las habilidades sociales, pasa igual.
Algunos piensan que no se enfrentan a determinados acontecimientos,
porque no pueden ni podrán.
“Yo es que soy muy tímido”, dicen unos… “Si lo hubiera
aprendido de joven”, dicen otros.
Pero no se dan cuenta de que las barreras se las ponen ellos
con sus palabras y acciones.
Imagina que tienes un cajón lleno de diferentes cubiertos que
sirven todos, a pesar de sus diferencias, para comer. Si deseas tomar una sopa,
nunca cogerás un tenedor… Si vas a pelar una naranja, no usarás una cuchara…
Pues bien… las habilidades sociales están en un cajón esperando
a que aprendamos a usarlas adecuadamente.
Y puedes abrir el cajón y aprender cual utilizar, seas un
niño, o una persona mayor. Tan solo requerimos conocer cuáles son, para que
sirve cada una y en qué momento aplicarlas. Al igual que los cubiertos…
Tener un concepto positivo de nosotros, nos ayudará a
aprender estas habilidades, que nos son tan útiles en nuestra vida diaria.
Si creemos que podemos aprenderlas y aplicarlas, entonces,
nos será más fácil hacerlo. Si, por el contrario, solo vemos en nosotros fallos
y limitaciones, nos costará más trabajo adquirir estas habilidades. Así, lo
primero que tenemos que aprender es que somos capaces.
Algunas de las habilidades sociales que nos ayudarán a
relacionarnos mejor, son:
* Aprender a escuchar. Hay momentos en los que no tenemos
que hablar. Y sin embargo, lo hacemos. Cuando una persona necesita ser
escuchada, escúchala sin más.
* Entablar una conversación, mantenerla y finalizarla. Estas
son, unas habilidades muy útiles para el día a día. Saber que decir cuando
comienzas a hablar con alguien, de que hablar para alargar la conversación, y
como terminar una charla, sin que la otra persona se sienta mal por ello.
* Comunicación no verbal. Decimos mucho con nuestros gestos
de la cara y con nuestro cuerpo. Aunque nuestro mensaje sea positivo, si
nuestros movimientos y gestos, no acompañan a lo que decimos, es muy posible
que no nos crean o que no nos hagan caso (no es lo mismo, mirar a la otra
persona a los ojos, mientras le hablamos, que mirar al suelo).
* Hay tres modos de actuar: pasiva, agresiva y
asertivamente. La que tenemos que aprender es la última, ya que nos
relacionaremos diciendo lo que realmente deseamos, pero sin atacar a la otra
persona.
* Aprender a decir que no. Una de las habilidades que nos
hará ser más felices. Hay situaciones, en la que actuamos porque no sabemos
decir que no a alguien o a algo. No hacemos lo que realmente queremos, y
solemos actuar con desgana y sin motivación.
* Defender nuestros derechos. Tú eres una persona igual de
importante que las demás. Y tú también tienes unos derechos y no solo unas
obligaciones. Di lo que deseas, si te gritan responde asertivamente, sin
pasividad ni agresividad. Te mereces todo lo bueno que te pase.
Todas las habilidades descritas, están íntimamente
relacionadas. Al igual que los cubiertos, tienen el mismo objetivo (que podamos
comer de todo), todas las habilidades, tienen una meta común: que nos
relacionemos y vivamos mucho mejor.
Con las habilidades sociales, todo es más fácil.
Aprende a utilizar tu cajón de habilidades.
Tú puedes.