Hace un tiempo que evito ver los telediarios en la televisión. Me mantengo informada sobre todo por las redes sociales.
Reconozco que estoy cansada de ver en las noticias, a los políticos que no hacen nada, a los ladrones millonarios que no son puestos a disposición de la justicia, a las personas (que somos todos) que sufren las consecuencias de la situación que han generado un grupo de desalmados...
Tengo una discapacidad y al igual que un gran porcentaje de personas capaces de esta sociedad, sean o no discapacitados, no disfruto de un trabajo.
Yo he estado fundamentalmente preparándome oposiciones estos años, pero al igual que los trabajos, ya no hay oferta de empleo público. Dicen que no hay dinero para eso, ni para nuestra educación ni para nuestra salud, y sin embargo si lo hay para los bancos y para sustentar sueldos desorbitados de algunos miembros de nuestra sociedad...
Sé que cada día estamos más y más convencidos de que cada uno de nosotros, somos importantes. Muchos piensan que aquellos a los que desahucian estos días, podrían ser ellos mismos. Incluso alguna cadena de televisión, ha querido aportar su ayuda para prevenir más catástrofes humanas.
Somos un grupo y tenemos mucho que decir y qué hacer.
Por eso, hoy he decidido escribir acerca de la realidad que nos rodea.
A pesar de las dificultades, que nada ni nadie nos paralice.
El pensamiento catastrofista, es la opción menos adecuada para seguir adelante.
Cree en la luz al final del túnel, en las opciones aún no descubiertas, en la ilusión de un presente lleno de estabilidad...
Si todos creemos en ello, si todos meditamos y hacemos que la energía de nuestros pensamientos, se dirijan a acciones de cambio positivo, en vez de quedarnos estancados en la pena o en la indefensión, seremos un gran grupo humano, lleno de personas con muchas cosas que aportar a la sociedad.
Así, que hoy te animo a observar tu entorno, a mirar a tu vecino, al conductor del autobús al que cada mañana tal vez ni saludas, a las personas que te cruzas por la calle, y pienses en ellos, como si fueras tu mismo.
No hay diferencias entre nosotros. Dejemos de ser los sufridores callados, para ser la semilla de cambio positivo...
Una afirmación positiva cada mañana al mirarte al espejo, un abrazo a tus seres queridos, un saludo cariñoso a quien no conoces...
Eres una persona muy importante.
Lo que piensas tiene poder. Tus palabras también las tienen.
Ponte en marcha. Intenta pasar un día tan solo con frases positivas en tus labios. Y para los pensamientos negativos que te lleguen.
Tú eres una persona fuerte y puedes controlar tus pensamientos, palabras y acciones para mejorar tanto tu vida, como la de los que te rodean.
Escribir una petición, por ejemplo a los telediarios, para que emitan más noticias positivas... Que equilibren la balanza de la información negativa, con hallazgos y visiones más constructivas de la vida.
Repite cada día:
Todo va a salir bien. Todo está bien. Soy una persona fuerte. La vida es maravillosa. Nada ni nadie me hará decaer. Creo en mí y en las personas que me rodean. Yo puedo.
Haz que tus frases o afirmaciones positivas, formen parte de ti. Sé lo que deseas y no te dejes arrastrar por lo que oyes o ves.
El desanimo puede desaparecer, si tu quieres.
Seamos lo que ya somos...
Un gran grupo humano.