miércoles, 25 de junio de 2014

Menos es más

Simplifica tu vida.
Como si fueras un niño al que solo le importa jugar con sus amigos, decide hoy dejar aquellos lastres que arrastras y que no te dejan ser todo lo feliz que deseas.
No te centres solo en los bienes materiales que te rodean. También puedes simplificar tus pensamientos y formas de actuar.
Seguramente recuerdas algún momento de tu infancia, en el que el tiempo no existía. Cuando las horas pasaban veloces cuando te divertías o muy lentas cuando no estabas a gusto. Aquellos instantes de tu vida en que solo te importaba lo que pasaría a las horas siguientes, pero deseoso de que llegaran las vacaciones para poder seguir jugando y acostarte tarde.
Entonces todo parecía simple. Lo era. Aún sigue siéndolo. Pero nos hemos empeñado en cargar con miles de preocupaciones, miedos y deseos insatisfechos que nos atan al pasado o que nos proyectan como una luz, al futuro inexistente.
La máxima de “menos es más”, se aplica en todas las áreas de la vida.
Si tienes que elegir, quédate con lo sencillo y aunque esa elección no tiene por qué significar que es lo más fácil, es posible que el día a día se vea reducido a experiencias cada vez más gratificantes.
Por ejemplo, cuando alguien quiera entrar en una disputa contigo, no entres en el juego. Respira profundamente una vez y acepta que aquella persona necesita luchar para vivir. Tú no. Ya no.
Al igual que un paisaje silencioso, tu mente y tu cuerpo, se unen para que esa calma deseada esté presente a cada instante.
Si fueras un pájaro, no pensarías. Si ahora mismo, te convirtieras en un árbol, no tendrías necesidad de moverte ni de qué preocuparte.
Esa es la idea. Simplifica tus pensamientos y acciones. Sé como un gato o como una flor. O más sencillo aún, sé como tú eras no hace tanto tiempo, cuando tu mundo se reducía sobre todo a jugar y a alimentarte. Sé un niño de pocos meses.
Hay tantas cosas que no necesitamos, y que sin embargo nos aferramos a ellas como si realmente nos fuera la vida en ello. Miles de artilugios que tal vez tengas por casa, arrinconados en un trastero, ocupando espacio en tu vida y en tu mente.
Desecha lo que no te conviene. Renuévate. No hace falta que tires nada a la basura. Recíclalo. Invéntate otros instrumentos o dedica tu tiempo a transformarlos en otras cosas. Utiliza tu creatividad para simplificar tu vida.
Recuerda: Menos es más

miércoles, 18 de junio de 2014

Eres energía

Desde que somos pequeños aprendemos que “la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”. Gracias a los conocimientos en física, conocemos un poco más nuestro mundo y lo que nos rodea.
Aún así, pocas veces aplicamos los principios que nos enseñan en el colegio, en la vida real.
Somos energía. Y no solo nuestro cuerpo. También nuestros pensamientos generan energía.
Cuando hablamos no solo expresamos opiniones y sentimientos, también transmitimos vibraciones de energía, que aunque no visibles, están en todo lo que hacemos y decimos.
Los pensamientos tienen poder. Igual que tus actos y movimientos.
Cuando realizas por ejemplo una comida poniendo toda la intención, siendo consciente de todo lo que te rodea y focalizando tu energía en tu objetivo, es probable que ese alimento te salga bien. O quizás también te haya ocurrido justo lo contrario… Hacer una tarea cualquiera sin prestar atención o de mala gana y los resultados no han sido lo positivos que esperabas.
Me gustaría que esta semana, hicieras una pequeña prueba.
Desde que te levantes por la mañana, imagina que atraes hacía ti miles de pensamientos y de acciones positivas. Visualiza detenidamente la escena, por ejemplo, como si cientos de mariposas de colores revolotearan a tu alrededor y poco a poco, fueran saliendo por la ventana en busca de esos buenos momentos.
Sé consciente a cada instante de que esos deseos, revolotean por la ciudad, dejando en su recorrido las condiciones para que, cuando tú las vuelvas a encontrar en la calle, todo sea tranquilo y sin discusiones.
Descubre el poder de tus pensamientos y vive ese día, predispuesto para que te ocurran experiencias positivas y gratificantes.
Otro experimento que podrías hacer, es utilizar la energía de tu cuerpo para sanarte o hacer que te sientas mejor.
¿Cómo? Muy sencillo. Nada más despertarte, respira profundamente una vez antes de incorporarte y centra tu atención en tus manos. Visualízalas cargadas de luz brillante. Cuando lo hayas hecho, coloca tus manos con las palmas hacía abajo, encima de tu cabeza. Deja que la energía sanadora y potente de tus manos, recorran tu cuerpo desde tu coronilla hasta tus pies. Siente el calor que tus manos desprenden y concéntrate en visualizar la luz bajando de un lado a otro de tu cuerpo.
Si quieres expresa en voz alta una frase positiva o motivante mientras lo haces, como por ejemplo: “Hoy va a ser un día maravilloso”.
Respira profundamente cuando sientas que has terminado y comienza la jornada con fuerza.
Recuerda que todo lo que hagas estará rodeado de energía.
Eres energía.


miércoles, 11 de junio de 2014

Esperanza

Desde que tengo diez años no puedo cerrar las manos. He estado años de mi vida, con dolor en los dedos y sintiéndome muchas veces incapaz de realizar mis sueños. A pesar de todo, siempre sentí la esperanza de cumplirlos.
Las vivencias nos marcan a todos. Seamos niños, jóvenes, adultos o ancianos. Cuando dejamos de creer en la magia y de soñar con ella, nuestra vitalidad se ahoga en el miedo y el dolor.
Todos los momentos son únicos y especiales. Aunque estemos pasando por un mal momento, aunque nos duelan las manos, los pies o las caderas. Aunque no podamos ser o estar como estábamos antes…
El tiempo sigue avanzando y todos cumplimos años. Algunos comienzan entonces a darse cuenta de las limitaciones que conlleva no haber cuidado su cuerpo o su mente años atrás. Algunos deciden rendirse y dejar de ilusionarse. Otros piensan que tiempos pasados fueron mejor… Es entonces cuando la esperanza desaparece y las dudas, el miedo y el desamor hacia uno mismo, inundan los días y las noches.
Lo mejor está por venir” es un pensamiento positivo, motivante y esperanzador, que hace que nuestra mente se relaje y disfrute del momento.
Las luces aún no se han apagado y hay muchas experiencias gratificantes a la vuelta de la esquina.
Si hoy aguzas tus sentidos y escuchas detenidamente o abres mucho los ojos, seguramente veas cosas maravillosas que dudabas de que existieran hacía unas horas.
Deja de centrarte en ti o en los problemas que rodean al mundo o a ti misma. No dejes de lado la realidad, pero date un respiro. Hoy tienes una vida que vivir.
He conocido y conozco personas de ochenta años, que han seguido realizando sus deseos y sus sueños. Que se han implicado en un proyecto o en una afición con la misma o más vitalidad que cuando tenían veinte. Seguramente conoces a alguien así. Alguien, que sin importar su edad, sin importar sus limitaciones, avanza a cada instante con la ilusión y la esperanza de un bebé.
Céntrate en esa persona con ilusión. Acércate a ella y aprende de sus anhelos. Es posible que te diga que él también tiene miedo, que también se siente cansado o que también ha sufrido o sufre… Pero después te dirá cómo y por qué sigue unido a la esperanza y a la vida. Quizás te diga, que a pesar de las dificultades está vivo y que hay tantas cosas de las que aprender y disfrutar antes de irse…
Tú eres el creador de tus sueños, de tu historia y de tu esperanza e ilusiones. Tú eres el artífice de tu felicidad.
Olvida el rincón de la pena que te ahoga el alma, y levántate de nuevo. Puedes hacer tantas y tantas cosas aunque tengas limitaciones…
Esta semana busca una hora tranquila del día y dedica unos minutos a tus sueños. Ellos nunca se han ido. Siguen ahí, esperando para seguir el camino a tu lado.
Solo recuérdate cada día que te mereces ser, estar y vivir feliz.
Eres una persona maravillosa. Que no se te olvide.
¡Sé feliz!



miércoles, 4 de junio de 2014

Podemos soñar

Desde hace tiempo voy preguntando a las personas de mi entorno lo que han soñado. Sean adultos, jóvenes o niños, me suelen responder todos lo mismo: “Yo no sueño”.
A lo que les respondo: “Si que sueñas, pero no te acuerdas”.
¿Tú recuerdas tus sueños?
Nuestra mente, como sabemos, es muy obediente.
Hace un tiempo, decidí poner en práctica un ejercicio para “despertar” en sueños, pero seguir soñando.
Durante el día me decía a mi misma: “Voy a soñar con esto esta noche”. Me lo repetía mientras estaba en casa, cocinando, en la cola del mercado o mientras caminaba. Una de las veces transcurría por la calle, mientras comenzaba a llover fuerte. No tenía paraguas pero si un chubasquero con un gorro grande.
Aquella noche me desperté en el sueño. Me “despertaron” las gotas de agua sobre mi cabeza protegida por el chubasquero, y me di cuenta de que estaba realmente soñando con la situación del día. No tardé mucho en despertarme de verdad, pero la sensación fue genial.
Había podido “controlar” mis sueños y allí estaba de nuevo bajo el fuerte aguacero, consciente de que estaba soñando.
Vivimos con esa parte de nuestra vida todos los días y sin embargo no queremos saber nada de ella. Decimos que no recordamos los sueños o que no soñamos y lo dejamos ahí. Sin embargo, todos y todas soñamos, aunque creamos que no.
De hecho, podemos vivir en los sueños si así lo deseamos, e incluso, retomarlos donde nos habíamos quedado, noche tras noche.
No creas que tú no puedes soñar, porque sí que puedes.
También puedes deshacerte de las pesadillas nocturnas si durante el día le das la orden a tu mente de soñar con, por ejemplo, un bosque repleto de sonidos y calma. Visualiza durante el día ese paraje deseado. Hazlo con todo detalle. Siente con todos tus sentidos. Nota los olores, los sonidos y los sabores. Practica durante el día, lo que vivirás por la noche.
Eso sí, no esperes que ocurra de repente. Tienes que tener la constancia de quién repite la lección día tras día, o recita un mantra. De hecho, otra forma para despertarte en sueños, es repetir durante el día una palabra o una frase motivadora.
Disfruta de tus sueños y obsérvalos. Son algo más que unos recuerdos borrosos o algo que nunca ha pasado.
La capacidad de soñar está intacta en nosotros.
No te rindas y abre los ojos a tus sueños.
Hay todo un mundo lleno de magia en la palma de tu mano.
Comienza diciendo durante el día para ti, que esa noche soñarás. Cuando te despiertes escribe tus sueños en una libreta e intenta recordar las sensaciones.
Hazlo realidad.

¡Podemos soñar!