miércoles, 29 de diciembre de 2010

Redes


Tejiendo una amplia trama de redes, llenas de vivencias y aprendizaje

Casi siempre he aprendido mirando a otros. No solo en las tareas diarias, como hacer una tortilla de patatas, sino también en otros aspectos más “invisibles” de la vida.

Cuándo en la carrera de Psicología conocí el término: “aprendizaje vicario”, me di cuenta, de que eso es algo que conocía muy bien.

Observar a los que me rodean y aprender de sus experiencias, me ha servido para tener mi propia experiencia.

Porque, en eso consiste el aprendizaje vicario. En observar las conductas de otros, y aprender de ellas, sin necesidad de realizar tú mismo esa conducta.

En ocasiones nos da por correr y hacerlo todo deprisa. Sin tiempo de mirar hacia delante, ni tampoco hacia atrás. Vivimos sin más. Sin observar lo que hay a nuestro alrededor y sin percatarnos de lo que los demás hacen.

Todos formamos una red enorme. Somos parte de un inmenso árbol, lleno de ramas y enredaderas. En ciertos momentos de la vida, unos van por delante, abriendo el camino, y otros van detrás, observando a los que tienen delante y apoyándose en ellos, para no caer.

Esto no es siempre así, ya que hay ramas que crecen más rápidas que otras, y se adelantan (ya han aprendido), para ponerse por delante y empujar a los que van detrás.

Vivimos inmersos en estas redes: redes sociales, redes familiares, redes de amigos, multitud de nombres y de redes, a lo largo de toda nuestra vida.

Todos somos capaces de aprender de los demás, con tan solo observarlos. Tanto de las aportaciones negativas como de las positivas. Para crecer, es bueno observar, tanto un aspecto como otro, y luego decidir por nosotros mismos, que es lo más adecuado para nuestro desarrollo.

Somos seres sociales y dependemos unos de los otros. Aprendemos los unos de los otros. Nos apoyamos entre nosotros, tejiendo una amplia trama de redes, llenas de vivencias y aprendizaje.

¿Quieres aprender hoy algo nuevo?

Observa tú alrededor.

¡Seguro que lo haces!

miércoles, 22 de diciembre de 2010

¡Sonríe!



Ahora mismo, todo lo que te rodea está en calma.

Cierra los ojos, y respira profundamente.

Imagina que estás en un sueño.

Tú eres quién deseas ser. No tienes limitaciones.

Puedes ser lo que quieras. De hecho, eres y haces lo que te apetece.

Tus pensamientos se han callado, y ya solo quedas tú.

Respira la calma y la tranquilidad.

No hay nada por lo que luchar ni nada que hacer.

Te rodea una burbuja espesa de color claro.

Te sientes protegido.

Estás arropada por la burbuja, que te hace sentir cada vez mejor y mejor.

Tu respiración poco a poco, es más lenta y todo te parece mucho más fácil.

¡Sonríe!


Bienvenido a la tierra de tus sueños.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Integrar la Meditación en el Día a Día




Meditar es sencillo, aunque parece complicado si nunca lo hemos hecho y tan solo tenemos una vaga idea de en qué consiste.

Muchos piensan que se trata de dejar la mente en blanco, mientras permanecemos quietos en un lugar sin ruidos y estorbos. Pero la meditación es mucho más, ya que podemos integrarla en nuestro día a día, y en cualquier momento y situación.

Meditar en un bar, andando por la calle o viendo la televisión en casa…

Podemos acercarnos a la meditación y disfrutar de ella, sin ponernos nerviosos o sentirnos culpables porque no cumplimos lo que deseábamos, de permanecer en quietud, durante una hora al día.

Os propongo que practiquéis estos ejercicios de meditación, y en estas tres situaciones diarias:

1. Caminando por la calle.

Cuando estés andando de camino al trabajo o la escuela, concéntrate en tus pies. Obsérvalos y sé consciente de cada paso que das. Simplemente eso. Un paso, luego otro, y mientras tanto, repítete alguna frase positiva que te motiva o sigue con tus pensamientos diarios, lo que quieras, pero no dejes de prestar atención a tus pasos.

2. En un lugar lleno de gente, como por ejemplo un bar.

Cuando salgas con amigos o la familia, y te encuentres en un lugar lleno de ruido, recuerda estas palabras: “yo integro la meditación en mí día a día”. Luego concéntrate en tu respiración y en el murmullo de la gente. Se consciente del aquí y ahora, y disfruta de cada momento.

3. En silencio, en nuestra habitación.

Es la meditación que tenemos que buscar, ya que requiere que dediquemos algunos minutos del día a estar solos o en silencio. Cuando sepas que nadie te va a interrumpir, siéntate o túmbate en una posición cómoda y haz ejercicios de respiración. Visualiza o mira una llama de una vela, y concéntrate en ella, observando cómo cambia de tamaño y se mueve con el aire. Si lo deseas, puedes poner algún incienso o alguna música relajante, en tu dormitorio. No fuerces a tu mente a que permanezca en silencio. Deja pasar los pensamientos sin esfuerzo, sin concentrarte en ellos. Tan solo repite alguna frase que te guste (o alguna oración o mantra). Disfruta la experiencia sin nervios. Tan solo quédate en esa situación un rato, hasta que decidas que ya es suficiente. Sin reglas.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

El Tiempo No Existe

Eres lo que tus pensamientos crean.

Tu interior es siempre el mismo. Tengas un cuerpo más o menos mayor.

El tiempo lo mides tú, y tu capacidad de recordar acontecimientos pasados.

El tiempo pasa veloz si nos divertimos, pero pasa muy lento si estamos incómodos.

Un día te levantas y tu imagen en el espejo ya no es la que era.

De repente te despiertas y te observas, y descubres que a pesar de sentirte igual, tu exterior refleja otra cosa distinta.

El otro día, vino a mi casa un hombre de más de ochenta años, que seguía en activo, e iba repartiendo participaciones de lotería. No aparentaba la edad que tenía físicamente y su actitud era la de alguien más joven.

¿Quién pone los límites al tiempo?

¿Cuándo decidimos que ya somos mayores para unas cosas y para otras no?

Cada uno de nosotros y de nosotras, somos los que vivimos en el tiempo, los que dormimos en la rutina diaria y nos limitamos por la edad.

Cuando tú lo desees, el tiempo no existirá, porque el tiempo lo creas tú.

Date la oportunidad de hacer lo que ya no te permites. Sé de nuevo un niño o un joven lleno de proyectos. Disfruta cada día como si fuera el último.

Recuerda: tu mirada a pesar del tiempo, sigue siendo la misma. Tú eres la misma persona (Mi abuela decía que ella seguía siendo la misma por dentro, que tan solo había cambiado su cuerpo, pero que por lo demás, todo era igual).

La capacidad de sorpresa y de ilusión también las creas tú.

No te limites :)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Salud, Dinero y Amor

Hoy puede ser el día.

No tienes que esperar a que llegue el fin de año, para expresar tus deseos para el año próximo.

Puedes comenzar hoy mismo, aquello que hace tiempo, deseas hacer.

La clave eres tú. Tu motivación para alcanzar ese objetivo, que hace tiempo dejaste de lado.

Nuestras motivaciones son las que nos llevan a la consecución de una meta. Si no tenemos motivación por conseguir algo, dejaremos de actuar para ello.

Tú tienes el poder de hacer, que esa motivación reaparezca.



Por ejemplo, lo típico, cuando llega un nuevo año, es desear salud, dinero y amor.

En la salud deseamos dejar de fumar o apuntarnos a un gimnasio.

En el dinero, aspiramos a que nos toque mucho en la lotería.

Y en el amor, deseamos que nos quieran más y no tener problemas.

La motivación al principio, es muy fuerte. Creemos en nosotros y en que las circunstancias serán propicias.

Esto es así, hasta el primer deseo no cumplido: no ganamos en la lotería (- Vaya. Otro año más sin que me toque… que mala suerte tengo… - Pensamos). Sin apenas darnos cuenta, ese pensamiento, siembra la semilla de los siguientes deseos.

Así que, a pesar, de comenzar el año con fuerza de voluntad para ir a correr todos los días, poco a poco, nos desanimamos (- De que va a servir. Tengo otras cosas que hacer – Decimos).

Estamos malhumorados con nosotros mismos, por no haber sido capaces de seguir con nuestro plan de ejercicio físico y porque ningún año nos toca la lotería. Así que, tal y como estamos de enfadados con todo y con todos, el tercer deseo, deja también de cumplirse (- No entiendo a mis hijos, si les doy todo y no me hacen caso… ¿Por qué no me quieren? – Pensamos de modo recurrente).



Las consecuencias de todo ello, es que creemos que nuestros deseos no se cumplen, por causas externas a nosotros. Sentimos que la suerte no nos sonríe y nuestros pensamientos de fracaso se instalan en nuestra mente, y dejamos de desear y de actuar, porque: “¿Para qué, si no depende de mí?”.

Pero sí depende de ti. Para que un deseo se cumpla, tienes que poner de tu parte (y de tu motivación).

¿Qué hacer para que renazca la motivación?:

- En primer lugar, no desanimarte porque un deseo no se cumpla. Piensa que ya se cumplirá. Y si no lo hace, cambia el planteamiento del deseo. Pero no te des por vencido desde el principio.

- Muévete. Actúa. Haz que tus deseos se cumplan (Por ejemplo, si realmente deseas tener una mejor salud, anda todos los días, haz estiramientos en tu casa, ejercicios de respiración y ten pensamientos positivos de valía: - Yo puedo. Lo estoy haciendo muy bien).

- Y quiérete mucho. Eres una persona maravillosa y excepcional. Mereces todo lo que deseas. Créelo.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Sin Esfuerzo

A veces sentimos, que por más cosas que hagamos, no conseguimos terminar algo que empezamos o que nos cuesta mucho llegar al final del día, contentos y con todo cumplido.
Por más que “luchamos” y nos esforzamos para que todo esté perfecto, no lo conseguimos.

Creemos que tenemos que ser los mejores en todo y con todos. Y claro… terminamos la jornada agotados.

Pero en ocasiones, el esfuerzo lo que hace, es justo el efecto contrario al que pretendemos.



No somos perfectos.

No tenemos que estar continuamente demostrando que lo somos.

No tienes que hacer un sobreesfuerzo para alcanzar esa meta.



Respira profundamente tres veces.

Repite:

Hoy es un día estupendo.


Todo va a salir bien.


No tengo que luchar para que mis objetivos se cumplan.


Me dejo fluir sin esfuerzo.


Siento que me transformo en agua.


Los acontecimientos van llegando y yo voy pasando por ellos.


Todo está bien.


Todo va a seguir bien.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¡Vuelve a Levantarte!

Estás aquí para ser feliz.

Si en algún momento piensas que no es así, no desesperes.

Pronto tus deseos se harán realidad.

Haz de ser paciente.

La magia la creas tú.



Si sientes que en tu vida, no hay magia, cierra los ojos frente a la ventana y deja que el sol o el viento, te toquen la cara.

¡Eso es magia!



A veces, hay nubes en el cielo, y otras veces no. Tu mente es igual.

En ocasiones, hay pensamientos tristes y negativos, que te hacen tener ideas recurrentes que te infravaloran.

Otras veces, las nubes se han ido, y todo está claro y lleno de energía.

Piensa que ese es el estado natural de tu mente. Las nubes son pasajeras y debajo de ellas, siempre hay un cielo limpio y claro.



Cuando te venza la desesperanza. Cuando no puedas más y creas que nada es bueno o agradable en tu vida, sonríe.

Dale las gracias a esos pensamientos por estar ahí. Por ser tus maestros, en condiciones poco favorables.

Levanta la mirada y cree en ti.



Y recuerda: ¡Las nubes son pasajeras!

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La Suerte Está En Ti

El otro día caminando por la calle, me encontré en el suelo, con una hoja llena de estrellas.

Alrededor de ella, había muchas más hojas, pero ninguna más tenía estrellas.

Sorprendida y alegre, cogí la hoja repleta de estrellas y la fotografié.

No sé como llegaron allí las estrellas. Tal vez alguien las puso en la hoja, o se quedaron prensadas de manera natural.

Lo que sé, es que en ese momento, fui una de las personas más afortunadas que pasaban por aquella calle.


¿Has mirado hoy bien a tu alrededor para ver las estrellas?


¡Sigue siendo positiva!
¡Sigue siendo positivo!

La suerte está en ti y en como interpretes cada experiencia que te ocurra.

Estate atento.

Estate atenta.

Hoy puede ser el día que encuentres lo “imposible”, o el día en que tus deseos se cumplan.

Ya sabes:

La suerte está en ti.

:-)

miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Convivir Con La Crisis?

¿Qué hacer cuándo creemos que no podemos afrontar una crisis considerada por nosotros negativa o cualquier cambio? ¿Cuándo, a pesar del tiempo transcurrido, nuestros problemas, parecen no querer irse?
Una opción podría ser aprender a convivir con esa crisis. No solo adaptarnos a ella, sino cohabitar con ese cambio, y hacerlo parte de nuestra vida, llegar a entendernos con ese problema que nos impide ser del todo felices.

Si el cambio es por ejemplo, de tipo económico, y nuestro estado anímico, no se ve muy alterado por él, aprender a cambiar nuestros hábitos de consumo y nuestras preferencias diarias, es una buena opción para afrontar esa situación económica nueva.

Pero, si es una crisis más bien personal, el hecho de cambiar nuestro modo de vida, tal vez no sea del todo suficiente para mejorar como nosotros deseáramos.

Aunque no hay una receta mágica que nos quite todos nuestros problemas, si que existe algo mágico que está dentro de de cada uno de nosotros. Y es la capacidad de prestar atención a los problemas, para poder resolverlos.

Porque lo primero, para poder afrontar cualquier acontecimiento de la vida, es ser conscientes de que algo no funciona del todo bien.

El cuerpo nos suele avisar de los problemas. Así, cuándo nos duele una pierna, un brazo o la cabeza, solemos ir al médico, para intentar solucionar el dolor.

Sin embargo, hay veces, que no le prestamos atención a esa molestia: - Ya remitirá, pensamos. - Me tomo una aspirina y voy tirando, decimos. Y continuamos nuestra vida sin querer pensar en ello.

Hasta que un día, ese dolor se agrava o esas limitaciones se vuelven más acentuadas, y ya no podemos obviarlas. Entonces, sí, vamos al médico de modo urgente, con la esperanza de que el dolor desaparezca rápido.

Con los problemas psicológicos, nos pasa algo parecido, aunque nos cuesta mucho más, acudir a un especialista para tratarnos.

Vamos acumulando en nosotros, pequeños traumas y miedos, que poco a poco, y sin querer darnos cuentas, se transforman en una montaña.

Nos levantamos sin ganas de nada, o evitamos coger un ascensor o lloramos casi todos los días (en ocasiones sin razón aparente).

Estas circunstancias, van haciendo de nuestro día a día, una especie de batalla que superar. Vivimos alertas, con miedo y mucho estrés. – Mañana será otro día, pensamos sin creérnoslo mucho. – Antes era una persona alegre, no entiendo que me está pasando, decimos.

Te propongo, tres cosas:

1. Si quieres comenzar a superar ese cambio, te puede ayudar leer libros de autoayuda. O algo mucho mejor: hacer tu propio libro de autoayuda.

Tú eres la persona que más te conoce. Eres tú, la que sabes que problemas no cuentas a nadie (tal vez para no molestar) y la que está a cada minuto en tu cabeza.

Cómprate una libreta de color vivo (rojo, naranja, verde), y prepárala antes de nada. Recuerda cuando eras niño y haz un dibujo lleno de colores, en la primera página. Dedica tiempo a ello. Luego, haz el índice del libro. Esboza unos diez capítulos, centrándote en aquellas cosas que quieres superar, utilizando para ello, deseos, afirmaciones positivas y cambios en tu conducta.

Por ejemplo, el capítulo primero, podría titularse: “Sin vergüenza”. El deseo: “Entrar en una tienda a descambiar una prenda de ropa”. Las afirmaciones positivas: “Soy una persona sin complejos, me gusto y me acepto tal y como soy. Nadie sabe mis temores. Todo está en mi cabeza. Sé que soy capaz de hablar sin vergüenza, y sin complejos”. Por último la conducta: “Ir a la tienda y descambiar la prenda de ropa”.

2. En segundo lugar, si eres una persona reservada con sus problemas y te los guardas para ti solo, cuéntale a alguien de tu confianza, lo que te corroe. El hecho de hablar con esa otra persona, te puede ayudar a encontrarte mejor e incluso a buscar soluciones conjuntas (siempre, teniendo en cuenta, que la última persona que ha de tomar una u otra decisión eres tú).

3. En tercer lugar, que acudas y pidas ayuda a un especialista (ya sea a un psicólogo o a tu médico de cabecera para que te derive al especialista), si los problemas acumulados se han hecho dueños de tu vida y no eres capaz de afrontarlos solo, y para ti, ha transcurrido mucho tiempo desde el inicio de la crisis.


Y sobre todo, concéntrate en las cosas y personas que tienes cerca. Hay mucho de bueno en tu vida.

Recuerda: Eres una persona muy afortunada.

Estas viva.


Disfruta de la vida :-)

miércoles, 27 de octubre de 2010

Como Superar Una Crisis

Cuándo afrontamos un cambio (o varios), pasamos una época de adaptación a los nuevos acontecimientos.

Si el cambio no lo consideramos grande, nos solemos adecuar sin apenas notarlo, ya que, cada día atravesamos por pequeños cambios.

Cuándo el cambio sí es grande, decimos que estamos pasando una crisis: ya sea por acontecimientos “buenos” para nosotros, como por momentos “malos”.

Sentimos que estamos pasando una crisis por ejemplo, por el nacimiento de un hijo. El cambio suele ser un cambio positivo para nosotros, pero no deja de ser un cambio al que tenemos que adaptarnos.

Otras experiencias, las consideramos crisis negativas, y sentimos que no merecemos pasar por todas esos acontecimientos, como por ejemplo, ponernos nosotros o alguien cercano, enfermo; o la pérdida de una relación amorosa o de un trabajo.

El modo de afrontar ambas “crisis” es similar. Aunque una tenga consecuencias positivas para nosotros, y las otras, en un principio, negativas.

Lo cierto, es que de todos los cambios (o crisis), podemos aprender mucho. Y también podemos salir airosos de ellas, si prestamos atención a las opciones para resolver los problemas, que se nos presentan.

Ante cualquier cambio, que nos afecte a nivel personal, tenemos que:

- Mantener nuestra autoestima alta. Para ello, nos puede servir, por ejemplo:

             o Seguir tomando decisiones, intentando no delegar en otros, nuestras responsabilidades.

      o  No abandonarnos. Seguir cuidando de nuestro aspecto exterior, de nuestra dieta y de nuestros hábitos de salud (sin obsesionarnos con ello).

- Seguir una rutina también es importante. Llevar un horario para levantarnos, para comer y para hacer determinadas actividades. La rutina, nos puede ayudar a que las circunstancias no parezcan muy diferentes. Si no podemos tener la rutina que teníamos antes del cambio, tenemos que comenzar una nueva, adaptada a los acontecimientos (por ejemplo, una de las primeras cosas que hicieron los mineros atrapados en Chile, fue crearse una rutina. Eso, les ayudo a comenzar a adaptarse al encierro).

- No pensar solo en uno mismo. Si nos centramos en nosotros, y en nuestros “problemas”, estos se acentúan. Sin embargo, si abrimos la mente a otras experiencias de otras personas, y nos relacionamos con ellas, nuestros cambios no nos parecerán tan negativos.

- Por último, no dejar de hacer actividades que nos diviertan (como por ejemplo, realizar alguna actividad artística) y que nos hagan disfrutar y reír.

Todas las experiencias por las que pasamos, nos ayudan de algún modo a avanzar y a crecer.

Todos los cambios se acaban. Ninguna crisis dura para siempre.

Podemos sacar lo mejor de todos esos cambios, para que nos sirva en el futuro, y aprender a superarlos de modo adaptativo y positivo.

Y poco a poco con menor esfuerzo.

Recuerda: ninguna crisis dura para siempre. Aprende del momento.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Acéptate



Eres lo que eres.

Tal vez deseas ser más delgado, o más grueso.

A lo mejor, te gustaría parecerte a algún artista que admiras.

Es posible, que pienses que sería maravilloso, ser ese famoso que trabaja poco.

Puede ser…

Pero, tú eres tú.

Y eres una persona estupenda y maravillosa, con tu cuerpo y tu mente.

Sin parecidos, sin deseos que te agobian…

También eres una persona muy afortunada. Tienes una vida, llena de motivos para ser feliz. Aunque no los veas, hay muchos motivos para levantarte todos los días cantando y bailando.

¡Estás vivo! Y tienes la capacidad para cambiar.

Todos la tenemos.

Tengamos las circunstancias que tengamos, tanto físicas, como materiales, como mentales.

Somos seres adaptativos.

Ante cualquier adversidad o ante cualquier evento positivo en nuestra vida, somos capaces de adaptar nuestras necesidades al momento que vivimos.

Puedes cambiar tu manera de ver las circunstancias que te rodean.

Puedes hacer que tu mente esté tranquila y serena, aunque fuera haya tormenta.

Acepta quién eres y como eres, sin dejar de lado tus anhelos y ganas de vivir.

Sé quién eres, sin remordimientos del: “quizá podría ser de otra manera”.

Disfruta de tu presente.

Disfruta de quién eres y de lo que tienes, sin dejar de desear.

Deseos reales y adaptados a ti.

Tal vez no tengas ese cuerpo sano que deseas, pero puedes poner los medios para comenzar a moverlo.

A lo mejor no te gusten algunos de tus modos de reaccionar, pero puedes comenzar poco a poco a cambiar tu mente.

Es posible, que no te apetezca ser quién eres, porque trabajas mucho y no descansas o porque no consigas un trabajo, pero puedes disfrutar de lo que haces y poner los medios para ser y estar contento todos los días.

Puede ser…

Casi siempre decimos que queremos cambiar, pero casi nunca empezamos, o si lo hacemos, nos cansamos enseguida.

Comienza aceptando quién eres.

Tan solo eso.

¡Acéptate!

miércoles, 13 de octubre de 2010

Un Gran Día

Mírate al espejo y repite en voz alta:


El Ahora es la base de mi futuro.


Yo y solo yo, creo las condiciones para que mi futuro sea el que yo deseo.


Destierro los pensamientos negativos que me paran, me desmotivan y obstruyen mi camino.


Sé que soy capaz de eso y de mucho más.


Ahora mismo, soy el resultado de quién fui en el pasado.


Lo que deseé toma forma hoy.


Si fueron solo pensamientos y deseos negativos, hoy no me encontraré bien.


Si por el contrario, sentí y deseé situaciones positivas y llenas de avance para mí, hoy será un gran día.


¡Hoy ya es un Gran Día!



Después, escribe en un papel tus deseos más personales y positivos.

Haz afirmaciones positivas en cada uno de ellos.

No escribas lo que no deseas que te ocurra, sino lo que deseas que te pase.

Sin utilizar la palabra No.

Por ejemplo, en vez de escribir:

“Hoy no deseo enfadarme”.

Utiliza mejor:

“Hoy deseo estar feliz y alegre durante toda la jornada”.



O si es un deseo más a largo plazo, sé concreto.

Por ejemplo, en vez de escribir:

“Deseo tener salud por mucho tiempo”.

Escribe:

“Deseo sentirme bien física y psicológicamente en los próximos doce meses”.



Los deseos se cumplen.

Por eso, tenemos que tener claro que es lo que deseamos realmente y plasmarlo de alguna forma, para que se vuelvan desde ya, más reales.



Recuerda:

Tú eres la persona, que crea las condiciones para que tu futuro sea el que tú deseas.

¡Hoy ya es un Gran Día!

:-)

miércoles, 6 de octubre de 2010

Las Pequeñas Cosas



Tu mente necesita descansar.

No paramos de pensar durante el día.

Por eso, en ocasiones, nos cuesta ver lo simple que es todo.

Lo importante son las pequeñas cosas que nos hacen felices, pero de tanto esforzarnos por ser felices, perdemos nuestra capacidad para estar y ser feliz.

Somos impacientes. Y se nos olvida lo fácil que es todo.

Es fácil y simple.

Tan solo, déjate llevar por las pequeñas cosas que te hacen feliz.



Este ejercicio de visualización, es para que te relajes y sonrías.

¡Disfruta!

Escucha la visualización, leída por Carol:





Cierra los ojos.


Respira profundamente tres veces.


Visualízate en una playa de arena.


Estás descalza, de pie, mirando al mar.


Sientes el tacto de la arena en tus pies, que ya están hundidos en la fina y cálida arena.


Mueve los dedos de los pies.


Nota como los granos de arena, te pasan entre los dedos.


Disfruta del masaje.


Ahora visualízate, andando hacía el agua.


El día es nublado, el mar está en calma y hace una temperatura muy agradable.


Camina hacía la orilla.


Tus pies, ahora, sienten el agua algo fresca.


Ponte las gafas de bucear que llevas en la cabeza.


Entra lentamente en el agua.


Te rodea la niebla, pero no tienes frío.


Sumerge tu cabeza en el mar.


Ves el fondo con mucha claridad.


Observas la arena, las piedras, los peces y las algas, que se mueven suavemente por las ondas marinas.


Te das cuenta de que puedes respirar debajo del agua.


Sacas la cabeza un momento al exterior.


Afuera, sigue la niebla y no se ve nada.


Te introduces de nuevo en el agua.


Todo está en calma.


Observas tranquilamente la vida submarina.


No hay ningún obstáculo, que te impida ver en mucha distancia.


Decides bajar hasta una duna de arena y tumbarte en ella.


Estás en el fondo del mar.


Eres parte de ese fondo.


Solo existe lo que te rodea, y lo que sientes en este preciso momento.


Respira profundamente una vez.


Abre los ojos.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Tú Cambias El Mundo

A veces, nos dejamos "vencer" por la desidia y la desesperación.
Vemos las noticias en la televisión, las leemos en el periódico, o las escuchamos por la radio, y en más de una ocasión, nos llenan de desesperanza.


Pensamos que todo está mal, que no se puede hacer nada para mejorar las cosas. Que todo seguirá sin solución…

Sean noticias “buenas” o “malas”, nosotros, nos solemos quedar con las malas. Vemos las buenas y sonreímos (como por ejemplo, si alguien descubre algo que ayudará a muchas personas a estar mejor), pero las olvidamos fácilmente.

Las malas (aquellas, que nos desasosiegan, nos enfadan o nos indignan), por el contrario, las recordamos y las comentamos a menudo, con los demás.

Cada uno de nosotros tiene un poder.


Tú tienes el poder de cambiar tus acciones y tú manera de pensar.
 Podemos focalizar nuestra energía solo en las cosas malas que pasan, y estaremos sin voluntad para hacer nada. Nos inhibiremos ante tanto “desastre”. Pensaremos que la realidad es esa y solo esa: un mundo negativo, lleno de cosas terroríficas. Y nos influirá en nuestro ánimo. Seguramente nos seremos muy felices.

Pero podemos abrir nuestra mente, a las situaciones y noticias positivas que pasan en el mundo, no quedándonos solo con una parte de la “realidad”.

Un mundo mejor y más amable, es posible.

Todo irá bien si nos focalizamos más en lo positivo de la vida.

Recuerda:
Son las pequeñas acciones y los pensamientos de cada uno, lo que cambia el mundo.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Como Hojas En Un Río

A veces vivimos como si fuéramos hojas en un río.

Un río caudaloso que casi nunca está en calma.

Si por el camino, encontramos más hojas, es más fácil dejarse llevar.

Y así nos arrastran con ellas, o las arrastramos con nosotros.



Vivimos sin ser conscientes de nuestro alrededor.

El agua del río, va demasiado rápida para poder ver nada.

Sólo nos sentimos mareados o confusos o nos duele la cabeza.

Nos aferramos a ese río, porque creemos que esa es la verdadera vida.

Y tenemos miedo de desaparecer o de quedarnos estancados y solos.

Por eso seguimos río abajo, sin pensar, sin mirar…

Sin vivir esas otras realidades que obviamos.


Pero el río, siempre tiene bifurcaciones y pequeñas lagunas, esperando a que salgamos de esas corrientes de agua.

Podemos vivir sin miedo, experimentando lo que deseamos y mirando más allá de la hoja de delante.

Eres único.

Eres única.


¡Sé feliz!

:-)

miércoles, 15 de septiembre de 2010

¡Tú Vales!



Desde temprana edad, me acostumbré a vivir con las limitaciones que la artritis reumatoide juvenil (ARJ), me dejó.

Después de unos meses de fuertes dolores, mi cuerpo se apaciguó un poco.
En esa época, dejé de correr, dejé casi de andar, dejé de patinar, dejé de hacer muchas cosas por miedo al dolor. Y también dejé de ser la niña feliz que era.
El miedo fue lo que más me paró. A pesar de mi cuerpo limitado, mi mente se “protegió” frente a todo. Al final, el miedo que más tenía, era miedo a tener miedo. Y eso, sí que me limitó.

Sin embargo, poco a poco, mi cuerpo se fue adaptando a las circunstancias. Y yo me fui acostumbrando a no hacer cosas, que antes hacía con normalidad, o a sustituir unas pocas acciones por otras, para encontrar la forma de poder hacer lo que no podía.

Después de tener más de veinte años esas limitaciones, puedo decir lo fuerte que es el cuerpo humano y la mente humana sobre todo.

Me adapté a las limitaciones físicas con más naturalidad que a las limitaciones de mi mente. A pesar de las secuelas físicas, la falta de autoestima, fue lo más impactante que dejó en mí la ARJ.

Pero esas trabas de la mente, se superan.
Lo importante es tener constancia, paciencia y buen humor.
Y si tú solo o sola no puedes: ¡Pide ayuda!
Porque a veces, con tan solo decir a otra persona, lo que nos pasa, los problemas desaparecen o se van un poco.

Así, que no te infravalores.

No infravalores a tu mente. Lo que te dices tiene poder.

Si tus pensamientos te producen sufrimiento, “vigílalos” y transfórmalos.

No los aceptes sin más, como algo que está ahí y que no se puede cambiar. Porque sí se puede.

No se trata de obligarte a ser positivo, evitando lo negativo de tus pensamientos. Ni a que intentes cambiar todo lo negativo que hay en tu mente, por positividad.

Tan solo escúchate. Observa tu mente y acepta quién eres y lo que haces.

Y desde ahí, “trabaja” todos los días para una mente tranquila y sana.

Acompaña ese “trabajo”, con ejercicio físico, afirmaciones positivas, técnicas de relajación y respiración consciente, y una alimentación sana.


No dejes pasar el momento.
No desaproveches las oportunidades, que te da un nuevo día.
Sé en cada instante, la persona que deseas ser.
Has llegado hasta estas circunstancias que te rodean, por lo que has ido haciendo y por lo que has ido pensando.

Eres una persona poderosa y muy valiosa.

Recuerda:
¡Tú Vales!

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Eres Agua


El agua forma la mayor parte de nosotros, y sin embargo casi nunca la tenemos en cuenta.

Aún hoy, en pleno siglo 21, la desperdiciamos sin pensar en las consecuencias.


Muchas personas viven en el mundo con escasez de agua, y otros tienen que lidiar con las inundaciones que producen las lluvias torrenciales.

Tener o no tener agua cerca nos mata. Dependemos de ella. Pero sobre todo el agua, da la vida.



¿Cuántos vasos de agua te has bebido ésta semana? Seguro que varios, y en muchas ocasiones han sido insuficientes para tu organismo.

El agua te acompaña durante todo el día.

¿Qué puedes hacer para sentirte mejor?

Por la mañana, nada más levantarte, date una ducha rápida de agua fría. Tan solo mojarte. Te servirá para comenzar el día, con energía.
Luego, toma un gran vaso de agua templada o caliente, a sorbos pequeños, mientras repites para ti, frases afirmativas, como “hoy va a ser un buen día” o “todo va a salir bien”.
Durante el día, recuerda beber agua. Aunque no tengas ganas. Y cuando bebas, toma sorbos y déjalos en tu boca unos instantes. “Saborea” el agua.

Cuándo regreses a casa, date una ducha menos rápida, y con agua templada. Imagina que todo lo “malo” de ese día, se va por el desagüe, y céntrate en limpiar tu cuerpo, con la intención de recargar las pilas.

Y ya al acostarte, una infusión del sabor que más te guste, hará que tu descanso sea profundo.


Recuerda: Eres Agua.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Superviviente

Estás aquí.

Sigues viva.

Has sobrevivido a muchas circunstancias. Tanto físicas como mentales.

Eres una persona muy afortunada.



Vive cada momento como si fuera el último.

Sin lamentarte por lo que pudo ser.

Y sin miedo al qué será.



Porqué como dice la canción “Que Será Será”:

¡Qué será, será. Lo que tenga que ser será!




Y tú de sobrevivir sabes mucho.

Tienes experiencia.

Tan solo aprende de ella.

Disfruta de lo que haces y se una persona activa, que toma decisiones para el cambio.



¡Sigues aquí!

Eres un superviviente.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Atrévete a Crear


Eres una persona especial.

Tienes muchos talentos.

Eres una persona creativa.

Encuentras soluciones donde no las hay.

 
Sabes entender a los demás.

Y los ayudas como mejor sabes.



Cada uno de nosotros, tenemos un artista en nuestro interior.

Todo surgió por la creación, el invento o la idea de alguien.

Alguien como tú y como yo.

Una persona que se atrevió a creer en sí misma y a crear su sueño.

Tú eres ese alguien.

Ese descubridor de sí mismo, que no tiene miedo a apostar por una idea, ni por sus sueños.


Científicos, artistas, emprendedores, que siguieron un camino.

Y ese camino, les llevó a hacer grandes cosas, para el avance de todos.

Al igual que tú o yo.


Seguimos un camino repleto de oportunidades.

Tan solo tenemos que no tener miedo y creer en nuestras capacidades.

Recuerda: Eres una persona especial.

¡Atrévete a Crear!

miércoles, 18 de agosto de 2010

La Vida Con Buen Humor

Ayer iba andando por la calle, y adelanté a un niño muy pequeño (de unos dos años). A los pocos metros, delante de él, una chica y un chico joven, empujando de un carro de bebé, con otro niño más pequeño dentro, hablaban amigablemente.

El niño de dos años, iba de aquí para allá, sin seguir un camino recto. Me costó algo de esfuerzo adelantarlo, pero lo hice. Mientras pasaba, el padre con la voz alta y visiblemente enfadado gritó: - Así no podemos salir a pasear ¿Has visto como no puedes ir solo? ¡Ven aquí y dame de la mano!

El niño, que hasta ese momento iba contento por su camino, se quedó quieto y su cara le cambió. Ya no parecía feliz. Con cara de interrogación miraba a su padre… y yo también…


Tenemos que darnos un respiro.

No me refiero a un respiro de vacaciones, sino a un respiro a nosotros mismos.

Muchos no descansan nunca de sí mismos.

Viven encorsetados, sin alegría y casi siempre están de mal humor. Y si no lo están, hacen o crean lo que sea, para estar así…

Esas personas (que puede que seamos la mayoría), piensan que haciendo tal o cuál actividad (como irse de viaje, salir y beber todos los días, o tener un hijo), conseguirán “escapar” de sí mismos y por fin, descansar y ser más felices. Pero en realidad, lo que hacen, es encontrarse cara a cara con ellos mismos, con esas personas que han ido creando día a día. Y seguir con la rutina de siempre… Anclado a los hábitos de enfado y mal humor.



¡Tomate la vida con buen humor y Ríete!


Hazte un favor y… Descansa de ti mismo.

:-)

miércoles, 11 de agosto de 2010

Amor

Todos somos diferentes, y sin embargo, nos parecemos en una cosa: todos y todas deseamos la felicidad y ser amados.
Muchas personas están solas. A pesar de estar rodeadas de gente o de salir con amigos, se sienten solas. Muchos anhelan una relación de cuento de hadas, un amor para toda la vida…

Otros tantos, aún “poseyendo” ese supuesto amor eterno, no lo tienen en cuenta. No lo viven y el “amor” va muriendo año tras año.



Como muchas niñas, crecí con historias de princesas y reyes, creyendo que aquel “amor” de los cuentos, era sencillo y real.
Pero en esas historias, no había algo fundamental para que hubiera amor: respeto, igualdad y amor por uno mismo.

El amor no se posee, se es. Y para ello, es importante desechar las ideas preconcebidas que tenemos de lo que debería de ser el amor, y simplemente sentirlo.

Para hacerlo, tenemos que comenzar a amarnos a nosotros mismos. Querernos en todo lo que hacemos. Aceptarnos y respetarnos desde que nos levantamos por la mañana, hasta que llega la noche.

Una persona que se quiere a sí misma, no tiene la “necesidad” de hacer reproches a los demás, vive más calmado y feliz.

Todo ese amor hacía sí mismo, redunda en su entorno.


Por eso, tú eres una de las personas más importante que existe. Tú eres capaz de lo que te propongas. Y de conseguir lo que desees.

Si no te gusta algo de ti, cámbialo. El cambio es bueno. Todo cambia, todo se mueve.

Deja de pensar que no te mereces ser querido o amada, porque sí lo mereces.


Abre los ojos y valora lo que te rodea.

Di lo que sientes, besa a los que amas, abraza si te apetece hacerlo…



¡Despiértate!

¿Aún sigues dormido?

:-)

miércoles, 4 de agosto de 2010

Duerme Bien

Dormir es una de las “actividades”, que más hacemos a lo largo de la vida.

Sin embargo, muchos, no llegan a tener un descanso adecuado.


Durante el día, si no tenemos ese descanso deseado, nos sentimos fatigados, sin ganas de hacer nada, y en algunos casos enfadados.

El no dormir bien, se convierte en un círculo vicioso, del que no sabemos salir.

Y nos conformamos con nuestro descanso, y pensamos: - Ya dormiré el fin de semana... Aunque eso al final, ocurre pocas veces.


No se trata de dormir muchas horas, se trata de conseguir que nuestro descanso, sea realmente eso: unos momentos de relax y de recargar pilas para la jornada siguiente.
Cinco cosas que podemos hacer para descansar mejor, son:

1. Durante el día, una alimentación adecuada y ejercicio físico dentro de nuestras posibilidades, nos ayudará a descansar por la noche (Por ejemplo, beber por lo menos cinco vasos de agua, comer fruta y verdura o salir a andar durante un mínimo de media hora).

2. Intentar no tomar café y té durante el día. Y si lo haces, que no sea después de las seis de la tarde.

3. Si tenemos dificultad para dormir por la noche, no dormir durante el día, o si lo hacemos, que sea una siesta corta (con quince minutos de sueño profundo vale, para sentirnos menos cansados).

4. Hacer afirmaciones positivas a lo largo del día, que nos ayuden a creer que nuestro descanso nocturno, será real, En vez de pensamientos como “tengo sueño”, “estoy cansado”, “ésta noche volveré a dar miles de vueltas en la cama”, haremos afirmaciones positivas como por ejemplo: “Está noche me dormiré a los pocos minutos de tumbarme en la cama”, “Sé que descansaré bien y que dormiré muchas horas seguidas sin despertarme” “Yo puedo descansar profundamente y despertarme sin cansancio”.

5. Cuando nos vayamos a la cama, dejar las preocupaciones diarias a un lado. Para ello, antes de dormirnos, hacer alguna técnica de relajación, que nos permita aflojar nuestro cuerpo y nuestra mente, antes de dormir.


Si tenemos constancia y fomentamos nuestros hábitos diurnos, poco a poco, nuestro descanso nocturno, será mejor y nos levantaremos por la mañana, con energía y con ganas de afrontar el día con excelente humor.

Al fin y al cabo, pasamos gran parte de nuestra vida durmiendo.

miércoles, 28 de julio de 2010

¡Sí! ¡Puedo!

Túmbate en tu cama, en el suelo, o en el sitio que sea más cómodo para ti.

Separa un poco las piernas y los brazos del cuerpo.

Abre un poco tu boca.

Ahora cierra los ojos.

Respira profundamente una vez.


Con los ojos cerrados y en esa posición cómoda, observa tu cuerpo.

Localiza todos los puntos que aún están en tensión.

Observa también tu mente, y los pensamientos que tienes.

No hagas nada. Tan sólo siéntelos


Ahora, imagínate que tu cuerpo se ha convertido en un dibujo hecho a lápiz.

Tus zonas más tensas o doloridas, están de color rojo, al igual que tus pensamientos, que ahora los ves como si de un cómic se tratara.


Visualiza una goma de borrar algo grande.


En su superficie está escrito: ¡Sí! ¡Puedo!

Desea que la goma de borrar se mueva.

Te das cuenta, de que tú controlas sus movimientos.


La goma borra entonces, las partes de en rojo de tu cuerpo, incluidos los pensamientos y las preocupaciones.

Mientras la goma borra, repite para ti: ¡Sí! ¡Puedo! (puedes añadir, lo que deseas que ocurra, como por ejemplo: Sí, puedo eliminar este dolor de cabeza).

Poco a poco, el dibujo a lápiz de tu cuerpo, se va quedando sin zonas en rojo.


Cuándo la goma ha terminado de borrar, los restos rojos, aún siguen cerca de tu cuerpo.

Observa ahora, como tu cuerpo, ya no es un dibujo a lápiz.

Eres tú.

Imagina que te incorporas de la cama muy despacio, y recoges todos los restos de la goma de borrar, y los tiras a la basura.


Ahora visualiza como, ya sin dolores ni preocupaciones, vuelves a tu cama.


Respira profundamente tres veces.

Abre los ojos.

miércoles, 21 de julio de 2010

Sin Manos, Sin Piernas, Sin Visión


El otro día, vi a un hombre que en vez de mano derecha, tenía un garfio.

Se puede vivir sin piernas, se puede vivir sin manos, se puede vivir sin visión…

Hay muchas personas que lo hacen. Y muchas de ellas, viven bien, y se sienten “personas normales”.

La distinción la hacemos nosotros, los demás, los que los miramos o los observamos.

Y esas diferenciaciones que hacemos, también ocurren con las personas mayores o con los niños. En realidad, con todo lo diferente a nosotros.

Hay personas de 80 que sienten igual y se sienten igual, que cuando tenían 50 años, y sin embargo el modo de tratarlos cambia.

Hay muchas personas con discapacidad, ya sea momentánea o crónica, que tienen una imagen de si mismos, que en ocasiones, no se corresponde con lo que los demás ven (o creen ver).

Cuando enfermamos, ya no somos nosotros para los demás. En el momento en que entramos en el hospital, nos despojan de todo lo que fuimos. Y el trato hacía nosotros, cambia. Y nos tratan como a niños pequeños que no saben nada…


No somos nuestros cuerpos. Somos mucho más que eso.

La calidad de vida de alguien con discapacidad física, puede ser mucho mayor, que la de alguien con un cuerpo aparentemente saludable.

Y es que lo importante está en nuestra mente: una mente sana y positiva, capaz de ver más allá de las distinciones que parecen separarnos a nivel físico.

Por mucho que cambien las circunstancias exteriores, por mucho que nuestros cuerpos sean diferentes, si nuestra mente está en calma, todo irá bien.

Todo está bien.

:-)

miércoles, 14 de julio de 2010

En Vacaciones

Se supone que los períodos sin trabajar o estudiar, son para descansar y recargar las pilas para regresar a las ocupaciones diarias con más ganas.
Pero cuando llegan las ansiadas “vacaciones”, en vez de parar o de hacer aquello que deseábamos hacer, seguimos igual, o a veces, hasta más cansados.


Nos “inventamos” otras tantas tareas para esa época, pensando que son muy importantes. Y nuestra mente tampoco descansa. Las preocupaciones no se van, los enfados con nuestros más allegados, tampoco.

Cuando estamos trabajando o estudiando, deseamos que lleguen esos días de relax. De hecho, vamos a trabajar o a clase, con esa motivación: la de que en algún momento habrá vacaciones y por fin… descansaremos.

Pero… sin saber como, los días terminan rápido y el cansancio, se multiplica.

Da igual el tiempo que estemos de vacaciones… pueden ser 7 días, 15 o un mes… siempre parecen poco. Y siempre deseamos más. Deseamos seguir de vacaciones…

Pero eso no ocurre, y volvemos a estar preocupados, cansados, tensos, porque no tenemos lo que deseamos (igual que nos ocurría cuando estábamos trabajando o estudiando).


Disfruta de tu presente. Es lo único que tienes.

Disfruta de tus vacaciones.

Esa será una buena forma de aprovechar el tiempo de descanso, y así regresar al trabajo o a los estudios, con tranquilidad y sabiendo también disfrutar de las ocupaciones del día a día, sin estrés.
¡Y sonríe!
¡Volverás a tener vacaciones!
:-)

miércoles, 7 de julio de 2010

“Relájate”


 Escucha este post, leído por Carol:


Respira profundamente tres veces.

Cierra los ojos.

Relaja todo tu cuerpo.

Túmbate en tu cama o quédate ahí mismo en la silla.

Visualiza cada parte de tu cuerpo.

Siente la zona que está tensa y relájala.

Comienza por tus pies.
Imagina tus pies.
Haz que tus pies dejen de formar parte de tu cuerpo.
Relájalos.
Ahora visualiza tus piernas.
Imagina que tus piernas, tampoco pertenecen a tu cuerpo.
Relájalas.
Poco a poco tus pies y piernas, se van relajando.

Puedes sentir un pequeño hormigueo en ellas.
Cualquier tensión que todavía quede, localízala y relájalo.

Ahora, visualiza tus manos, siente como tus manos, se van relajando.
Haz que tus manos no formen parte de tu cuerpo.

Imagina tus brazos, tus hombros, tus codos.
Cualquier tensión que tengas en esa zona, se disuelve, se relaja por completo.
Haz que tus manos y tus brazos, no formen parte de tu cuerpo.
Cada vez, están tus brazos y manos, más relajados.
Ahora tus piernas y brazos, están como si no fueran parte de tu cuerpo.

Imagínate tu espalda.
Siente todas las tensiones que acumulas ahí, y relájalas.
Poco a poco, tu espalda pierde todas las tensiones y deja de formar parte de tu cuerpo.
Ahora visualiza tus hombros, tu cuello, tu cabeza, y relájalos.
Imagina como si ya no formaran parte de tu cuerpo.

Cada vez estás más relajado.

Tus piernas, brazos, espalda, cabeza, ya no forman parte de ti.
Estar relajado es una sensación muy agradable.
El hormigueo que sentías se transforma, poco a poco, en una sensación de ligereza.

Sientes que vuelas.

Céntrate ahora en tu cara. Siente cada músculo que esté tenso.
Relaja la mandíbula.
Estás muy relajado.

Quédate en esta relajación por un rato, concentrándote en tu respiración que poco a poco se ha ido haciendo más lenta.

Cuando sientas que la relajación es completa, imagina y siente como te transformas en un globo.

Siente la ligereza y como te comienzas a elevar hacía arriba.
El globo, se mantiene atado por una cuerda, a la silla o a la cama en que estabas sentado o tumbada.

Disfruta de la sensación de estar flotando.

En un momento, todas las ventanas de la casa, de la habitación o del lugar en el que te encuentras, se abren, y una ráfaga de viento hace que te tambalees de un lado a otro, con mucha facilidad.

La cuerda se suelta, y tú como globo, te diriges a la ventana más próxima, ya que el viento te arrastra hacía ella.

Al salir por la ventana, sientes todos los olores, todas las sensaciones, todos los ruidos.

Ves todo desde lo alto de los edificios.
Cada vez te elevas más.
Cada vez más y más alto.

Hasta que dejas de ver la ciudad a tus pies.

Al llegar a una determinada altura, te quedas en el aire, flotando. Ya no subes más, ni bajas.

Mira a tu alrededor, solo hay nubes.

Todo blanco y celeste.
No hay nada más ni nadie más.

Entonces aparece ante ti, un pájaro e intenta cogerte.
Al hacerlo, hace un pequeño agujero en el globo, y entonces empiezas a descender muy lentamente.

El viento vuelve a mecerte y a llevarte donde él desea, hasta que llegas de nuevo a la ventana de la que saliste.

Algo más desinflado, llegas a la silla, al sillón o a la cama, donde estabas.
Y ya el globo desinflado totalmente, cae en ella.

Siente como tu cuerpo vuelve a estar contigo.
Muy despacio, mueve poco a poco tus pies, tus piernas, tus manos, tus brazos, tu cabeza.

Respira profundamente una vez.

Abre los ojos.

miércoles, 30 de junio de 2010

Al Final Todo Llega

Observa. Escucha. Presta atención a las señales.

Hay momentos en la vida, que parecen estar ya escritos.

Tan solo, tenemos que ser conscientes de las oportunidades que se nos presentan, para hacer las cosas que queremos o ser la persona que realmente deseamos ser.

Para poder darte cuenta de las oportunidades, tienes que dedicarte tiempo para ti.

Necesitas silencio.

Todas las noches, o todas las tardes, abstráete de lo que te rodea, siéntate solo o sola y respira profundamente.

Quédate en silencio unos minutos.

Después, di en voz alta:

Aprovecho las oportunidades.
Soy capaz de ver las señales que hay a mi alrededor.
Consigo lo que deseo.
Sé que es así.

Es importante que hagas caso a tu intuición.

A veces, hay algo dentro de nosotros, que nos empuja a hacer algo. Cuando esto ocurra… ¡Hazlo!, siempre que sea beneficioso para ti, para otros o para todos.

Cuando te dejas guiar por tu intuición, las señales y oportunidades son cada vez más fuertes.

Y todos los días, ten confianza.

Cree que todo lo que deseaste, ocurrirá.

Busca un objetivo para el día siguiente, y realiza una afirmación positiva que te motive.

¡Sabes que puedes!

Al final, todo llega :-)

miércoles, 23 de junio de 2010

Tiempo Para Ti

Cierra los ojos.

Respira profundamente tres veces.

Imagina que en este preciso instante, estás sentado o sentada delante de la orilla del mar.

No hay ruidos. Lo único que oyes, es el sonido de las olas, que cuando se aproximan a ti, te dejan gotas en la piel.

Es media tarde y el sol ya no quema. Tan sólo te proporciona una sensación muy agradable.

Sientes el viento cálido, en tu cara y en tu pelo.

Respira tranquilamente.

Mira al horizonte. Al fondo, hay un pequeño barco pesquero, mecido por las olas. Y un grupo de gaviotas, revolotean alrededor.

Hunde tus manos en la arena caliente. Siente el tacto de la arena y juega con ella, intentando atraparla.

Te tumbas. El sol se está ocultando en las nubes.

Abre bien los ojos y mira el cielo. El color azul claro, está cambiando poco a poco a un tono más oscuro.

Mueve tus piernas y brazos en la arena, disfrutando del momento.

Sabes que cuando lo desees, podrás regresar a esta orilla.

Tienes todo el tiempo para ti.

Respira profundamente tres veces.

Abre los ojos.

:-)

miércoles, 16 de junio de 2010

Tan Solo Hablar

Las personas de mucha edad, están más acostumbradas a relacionarse con otros.

No les importa por ejemplo, ponerse a hablar contigo mientras esperas el autobús o dentro de él.

Lo hacen de modo natural, sin esfuerzo, con muchas ganas por otro lado, de que alguien les escuche.

En general, viven de modo más pausado y tranquilo, aunque en muchas ocasiones con mayor soledad.

Sus preocupaciones son otras a las que tuvieron más jóvenes y su círculo familiar o de amigos es más pequeño.

Lo único que demandan, es que alguien les escuche, aunque sólo sea unos minutos. Desahogarse o enseñar sus experiencias a otras personas.


Hace unos días, en la cola del banco, se puso detrás de mí una mujer mayor.

Se acercó más y comenzó a hablarme:

- Estoy cansada, y solo he subido las pocas escaleras que hay para entrar aquí… es que la edad no perdona…

Yo la miraba, y la sonreía.

La mujer estuvo contándome sus dolencias un rato, y luego exclamó:


- ¡Que voy a cumplir 86 años!…

- Que suerte – Le respondí casi sin pensar.

Ella me miró a los ojos y me respondió:

- Pues sí… es cierto. Yo he enterrado a mucha gente joven en mi familia…

Me contó entonces, sus relaciones familiares, y las cosas que le preocupaban en ese momento.


Después acabó la charla, ya que una ventanilla se quedó libre.

Le sonreí y nos despedimos.


Miremos a nuestro alrededor más a menudo.
Aprendamos de esas personas que tienen tanto que aportarnos.
Escuchémoslas, hablemos con ellas.
Relacionémonos con los demás, fijándonos en sus experiencias de vida.

Todos tenemos cosas que aportar y que decir.
Seamos niños, jóvenes, adultos o ancianos…
Hagamos que las personas más mayores sigan sintiéndose necesarias y acompañadas.

No hace falta mucho, tan solo hablar, escuchar o sonreír.

miércoles, 9 de junio de 2010

Sigue Creyendo En Ti

Respira profundamente tres veces.
Di en voz alta (o grítalo dentro de ti):

“Me quiero, me acepto y me gusta como soy.

Merezco todo lo bueno que me pase.

Tengo derecho a ser feliz.

Soy capaz de expresar mis emociones sin miedo, y sin herir a otros.

Creo en mí y en mis capacidades.

He conseguido muchas cosas, que pensaba insuperables.

Sé que puedo hacer lo que me proponga.

Soy una persona fuerte.
Sé que tengo mucha suerte.

Ocurra lo que ocurra a mí alrededor, confío en que todos mis deseos, se hacen realidad.
Sé que ya son realidad”.

Todo lo que hiciste en el pasado para cambiar y cumplir tus deseos, son ahora parte de tu presente.
Hoy será mañana dentro de poco tiempo, y todo lo que estás haciendo hoy, tendrá recompensa en el futuro.

Sigue creyendo y confiando en ti.
:-)

miércoles, 2 de junio de 2010

Tener Paciencia

No hay diferencias cuando tenemos un dolor.

Da igual que sea emocional o que sea físico.

Cada uno siente ese dolor como propio, distinto al de los demás.

En cualquier proceso de cambio, siempre tiene que haber un periodo de adaptación.

Cuando atravesamos alguna circunstancia que nos hace daño, que nos duele, ya sea física o emocionalmente, tenemos que sentirnos tranquilos y tener paciencia, para afrontar los cambios que se avecinan.

Aunque en ocasiones el cambio puede que nos de miedo, el cambio es necesario. De hecho, si no fuera por los cambios, nunca habríamos evolucionado.

Tienes que saber, que es normal que tengas miedo al cambio, que es normal que tengas miedo a pasar dolor. Somos humanos.

Pero a pesar de ese miedo, podemos seguir adelante. Podemos esforzarnos para que ese miedo, llegue a disiparse en el cambio.

Las etapas en la vida, se van agotando, pero cada etapa tiene una cosa buena, más bien, muchas cosas buenas.

Como somos lo que fuimos, y seremos lo que somos ahora, céntrate en tu mente, céntrate en tus pensamientos y en tu forma de actuar con los demás. Sé consciente, aquí y ahora, de quién eres, de cómo eres, de qué sientes, de cómo actúas con otros, de cómo actúas contigo mismo o contigo misma. De si te escuchas cuando tienes que escucharte, de si oyes a los demás cuando te dan consejos…

Nadie se va a intercambiar por ti en ninguna situación de tu vida. Todas las experiencias que vivas o que estés viviendo son tuyas y solo tuyas.

Podemos ser pacientes y no tener expectativas acerca de los cambios. No pensar, que va a pasar esto o aquello. Simplemente estar ahí y tú eres la única persona que sabe lo que estás sintiendo. Lo que te está pasando.

Aunque puedes compartirlo con otros, puedes comunicarte con ellos, contarles tus cosas, tus problemas, tus dolores. Eso es muy bueno. Te ayudará ha superar ese cambio por el que estás atravesando.

Y tienes que recordar, que todo pasa. Que el tiempo pasa.

Que ahora estás aquí, en ese torbellino de cambios, en esos dolores que te despiertan por la noche o en esa pena que casi no te deja comer. Todo es cuestión de tiempo. Y de paciencia. Sin adelantarte a acontecimientos futuros. Sin desear cosas que ya pasaron anteriormente. Solo céntrate en el aquí, en el ahora. Y pronto, como si no quisieras darte cuenta, todo habrá pasado. Y estarás en ese futuro que anhelas, para que el dolor y la pena desaparezcan o disminuyan.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Tú Eres Cambio

El cambio está dentro de ti.

Los cambios externos, nos pueden ayudar, pero el verdadero cambio proviene de tu interior.

Si no somos felices, lo achacamos a condiciones exteriores. Si anhelamos un cambio, pensamos que yendo de viaje, reformando la casa o cambiando de coche, todo irá mejor.

Entonces lo hacemos. Cambiamos todas esas cosas para ser más felices.

En el proceso de ese cambio externo, nuestra infelicidad sigue latente, y las preocupaciones y enfados siguen apareciendo en ocasiones, sin motivo aparente.


Cuando por fin, tenemos lo que deseamos, nos sentimos aliviados y pensamos: “Bien. Por fin, seré feliz”.

Pero los días pasan, la novedad de ese cambio termina por aburrirnos, se convierte en rutina y ya no le prestamos atención.

Nuestra mente sigue ansiosa y preocupada por cualquier acontecimiento.

Los problemas siguen ahí. El cambio que tanto pedimos no se ha producido, y nos frustramos y nos enfadamos por ello.

Le volvemos a echar la culpa al exterior, a otras personas, a las situaciones de la vida cotidiana… Y buscamos otras cosas, entornos, incluso personas que cambiar.


El círculo se cierra. Todo comienza de nuevo.

Pero hay una forma de abrir el círculo, de romper ese hábito poco saludable que hemos generado. Y es siendo conscientes de que nosotros somos el cambio que necesitamos.


Cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Visualiza un círculo.
Imagina que en cada parte del círculo, hay una circunstancia, objeto o persona con la que hemos estado o estamos a disgusto.
Recuerda que hiciste en cada momento para cambiar, y conseguir ser más feliz.

Tal vez hiciste un largo viaje, que luego no salió como pensabas; o te compraste un coche nuevo, que al tiempo solo te causó “problemas”; o terminaste con una relación sentimental porque él o ella no te entendía.

Respira tranquila y largamente una vez.

Observa como poco a poco, esas circunstancias, objetos o personas, se van transformando en ti.
Imagina como uno de ellos, tiene una gran goma de borrar, y borra una parte del círculo.
El círculo se va transformando en una línea de la que cuelgan todos tus yoes.
Uno a uno, van cayendo y desapareciendo.

Al final, solo queda el que tiene la goma de borrar.
Éste, ya solo, se pone encima de la línea y comienza a saltar.
La línea se va hundiendo por el centro, hasta que se convierte en una “U”.
Tú sigues dentro de la “U”.
Te tumbas en ella.
Imagina que la “U” comienza a mecerse, mientras que tú yaces relajado dentro.
Disfruta del balanceo y de la tranquilidad del momento y repite:

- El cambio está dentro de mí. Yo puedo cambiar mi mente. Sé que cuando lo haga, las circunstancias externas se adaptarán a mi felicidad. Confío en ello.

La “U” vuelve a transformarse en una línea, y tú sigues tumbado y tranquilo en ella.

Respira profundamente.
Abre los ojos.

El cambio está dentro de ti.
:-)

miércoles, 19 de mayo de 2010

¡Cuídate!

Tu cuerpo te acompañará todos los años que estés vivo.

Somos responsables de él.

Para llegar a tener un envejecimiento saludable, y una vida relativamente sencilla, hemos de cuidar de nuestro cuerpo todos los días.

Conocer nuestras limitaciones físicas, los alimentos que mejor nos sientan, la cantidad de agua que hemos de tomar, son claves para llegar a tener un estado de salud física óptimo.


Los niños suelen comer cuando tienen hambre, dormir cuando tienen sueño, llorar si les duele algo, o correr y jugar si les apetece.

Se puede decir, que escuchan más a su cuerpo. Que tienen una mayor conexión con él.

Luego, cuando crecemos, llegan las obligaciones y las responsabilidades, y dejamos de hacerle caso a nuestro cuerpo.

Si tenemos hambre y estamos en el trabajo, no comemos: - Cuando llegue a casa – decimos.

Aunque estemos muy cansados, seguimos viendo la televisión o haciendo otras tareas “obligatorias” para el día siguiente: - Ya dormiré el fin de semana – pensamos.

Cuantas veces, hemos obviado un dolor de cabeza (o un dolor en cualquier otra parte del cuerpo): - Ya se me pasará - repetimos.


Tenemos que aprender a cuidar de nosotros mismos.

Conocernos tanto a nivel emocional y mental, como físico.

Si escuchamos todos los días a nuestro cuerpo, le hacemos caso, comemos, bebemos, descansamos, nos movemos, cuando realmente lo necesitamos, podremos cuidar del cuerpo sin mucho esfuerzo.

Hay muchas cosas que hacemos o alimentos que tomamos, que en realidad no nos hacen falta.

Es nuestra mente la que nos habla, y no las necesidades reales del cuerpo.

Por ejemplo, cuando te levantas por la mañana y tomas un café (y luego tal vez otro y otro), piensas: “Sin el café de la mañana no puedo hacer nada”.

Lo cierto es que sí puedes.

Cuando eras pequeño o pequeña, te levantabas, desayunabas e ibas al colegio, jugabas todo el día, corrías, estudiabas… y no tomabas café.

Tal vez digas: - Ya, pero es que yo era un niño y tenía más energía…

Claro, que tenías más energía. Porque escuchabas más a tu cuerpo (y seguramente a los adultos que te cuidaban, que te mandaban pronto a la cama y no te dejaban beber cafeína).

Dormías mejor (más horas también), comías y bebías mejor, hacías más ejercicio físico… Hacías caso a tu cuerpo y a los consejos de los mayores.

Esos consejos, que cuando crecemos, dejamos de lado…

Vuelve a escuchar a tu cuerpo.
¡Cuídate!

miércoles, 12 de mayo de 2010

La Muerte En Positivo


¿Te has parado alguna vez a pensar, que harías si te quedaran pocos meses de vida? ¿Si supieras que en tres meses ya no estarás aquí?

Es probable que tus prioridades diarias cambiaran. Los “grandes problemas” y enfados que tienes durante la semana, seguramente, dejarían de tener importancia.

Por supuesto, que al principio, al conocer la noticia, te enfadarías y lo negarías. Pero en unos días (tal vez en tres meses), tu mente terminaría aceptando la realidad.

Vivimos porque en algún momento moriremos, pero no somos conscientes o no queremos ser conscientes de ello, hasta que nos sobreviene una enfermedad o somos ya mayores.

Es curioso que esto sea así, ya que la muerte forma parte de nuestra vida desde pequeños.


Imagínate por un momento que es cierto, que en poco tiempo, morirás; y hazte estas preguntas:

- ¿Hay algo que no haya hecho, que me gustaría hacer?

- ¿Qué cambiaría de mi vida? ¿Seguiría haciendo las mismas cosas o cambiarían mis prioridades?

Con este ejercicio, podemos llegar a ver nuestra muerte como algo positivo, para nuestra vida diaria.
Podemos aprender de ello, e ir aceptando desde ya, esa experiencia final.
También, aceptar nuestra propia muerte, puede hacer que aceptemos mejor la muerte de nuestros seres queridos.

Ser conscientes de que en cualquier momento, podemos no estar ya aquí, puede ser un aliciente para vivir mejor: para hacer eso que deseas hacer desde hace tiempo, para decir aquello que temes expresar a esa persona especial o para sentir cada momento como único e irrepetible.

De todo podemos sacar experiencias positivas y de aprendizaje.
De la muerte también.
Eso nos dará más ganas de vivir.
:-)

miércoles, 5 de mayo de 2010

La Vida Es Un Cuento

Imagínate que estás en un cuento. En un cuento de fantasía y risas.
Tu vida es un cuento, las personas que te rodean son de dibujos animados, al igual que tú.
En los cuentos todo puede pasar.
Hasta lo que pensabas inimaginable, ocurre.

Coge un papel y dibújate.
Píntate como serías, si formaras parte de ese cuento.
Orejas grandes, nariz pequeña, pelo rizado…
Luego, dale color.
Cuándo lo hayas hecho, imagina que ese personaje toma vida.
Él eres tú. Y lo mejor, es que tú eres él.
Ahora puedes hacer lo que más te gusta.
Desde ir a una heladería a comer más de un helado, a irte de viaje a aquel lugar que deseabas.
Visualízate haciendo todas esas cosas.
Ya sabes, en el cuento, todo es posible…

¿Lo has sentido? ¿Has notado lo sencillo que es hacer lo que más te gusta, lo fácil que resulta estar feliz, cuándo estás dentro de ese cuento?
Bien…
Pues la vida es así de fácil.
Sí, si así lo queremos.
Si dejamos atrás las limitaciones de nuestra mente.
El creer que no podremos hacer algo, el sentir que todo es malo o que nada tiene sentido…
Sé el personaje de tu cuento, y sonríe.
Y créelo.
La vida es un cuento.